TIEMPO Y ESPACIO EN LAS NOVELAS DE GOETHE (15)
Una gran forma épica
(epopeya grande), incluyendo la novela, debe ofrecer una imagen totalizadora
del mundo y de la vida, debe reflejar todo el mundo y toda la
vida. En la novela, todo el mundo y toda la vida se representan bajo el ángulo
de la totalidad de una época. Los acontecimientos representados de la
novela de alguna manera han de sustituir toda la vida de una época. En
esta capacidad de sustituir una totalidad real consiste su esencia artística.
Las novelas pueden ser muy diferentes de acuerdo con el grado de esta esencia
y, por consiguiente, de acuerdo con su importancia artística. Esta depende ante
todo del grado de penetración realista en la totalidad real del mundo, de la
cual se abstrae la esencialidad a la que da forma la totalidad de la novela. El
“mundo entero” y su historia, en tanto que realidad que se oponía al novelista,
habían cambiado profunda y significativamente hacia el período en que trabajó
Goethe. Hacía apenas trescientos años que el “mundo entero” había sido una
especie de símbolo que no podía ser representado adecuadamente mediante ningún
modelo, mapa o globo. En este símbolo, lo visible y lo conocido, lo densamente
real era un pequeño y discontinuo pedazo del espacio terrestre y un período del
tiempo real igualmente pequeño y discontinuo; lo demás era vago y se perdía en
la niebla, se mezclaba con el más allá, con lo abstractamente ideal, lo
fantástico y lo utópico. Y lo importante no era únicamente el hecho de que el
más allá y lo fantástico completaban la pobre realidad y unificaban y
redondeaban en un todo mitológico los trozos de la realidad. El más allá
desorganizó y desangró a la realidad existente. La compacidad real del mundo se
corrompía por la mezcla de otro mundo, la que no dejaba que en el mundo real y
la historia real se conformaran y se redondearan en una totalidad única,
compacta y completa. El futuro que esperaba en el más allá, separado de la
línea horizontal del espacio y el tiempo terrestre, se elevaba como una línea
vertical del otro mundo en relación con la corriente del tiempo real, agotando
el futuro real y el espacio terrestre como arena de ese futuro real, dándole a
todo un significado simbólico, desvalorizando y eliminando todo aquello que no
se sometía a una interpretación simbólica.
Durante la época del
Renacimiento el “mundo entero” comenzó a completarse en un todo real y
compacto. La Tierra cobró su forma esférica y ocupó un lugar determinado en el
espacio real del universo, y ella misma empezó a adquirir una determinación
geográfica (que era aun muy incompleta) y un sentido histórico (todavía menos
completo). Y he aquí que en Rabelais y en Cervantes vemos una densificación
esencial de la realidad que no aparece desangrada por su complementación con el
más allá; pero tal realidad se eleva aun sobre el fondo muy movedizo y nebuloso
del mundo entero y de la historia del hombre.
El proceso de la complementación y de la totalización del mundo real logró su primera conclusión en el siglo XVIII, precisamente en la época de Goethe. Se definió la ubicación del globo terrestre dentro del sistema solar y su relación con otros mundos de ese sistema, se precisó su dimensión, sus mares y sus continentes, su geología, sus países, sus minerales, sus vías de comunicación, etc.; el globo adquirió un sentido preciso dentro de la realidad histórica. No se trata de la cantidad de grandes descubrimientos , de nuevos viajes, de conocimientos adquiridos, sino de la calidad de la concepción del mundo real que apareció como resultado de todo aquello: la unidad y la totalidad nueva y real del mundo se convirtió, del hecho de una conciencia abstracta, de constructos teóricos y de raros libros, en el hecho de la conciencia concreta (común) y de la orientación práctica, en el hecho proveniente de libros accesibles y de las reflexiones cotidianas; esta unidad y totalidad del mundo se relacionó con imágenes visuales familiarizadas, formando una unidad evidente y visible; aquello que no podía ser visible de una manera inmediata podía apreciarse de acuerdo con equivalencias visuales. En este concretización y visualización tuvo un papel importantísimo el contacto material, real, enormemente crecido (contacto económico y, como su derivación, cultural) con casi todo el mundo geográfico, así como el contacto técnico con los complejos elementos de la naturaleza (el efecto visible de la aplicación de estas fuerzas naturales). Una cosa como la ley de gravedad descubierta por Newton, aparte de su importancia directa para las ciencias naturales y la filosofía, influyó de una manera excepcional en la visualización del mundo, porque contribuyó a hacer casi visible, palpable y sensible la unidad del mundo real, su nuevo carácter de ley natural.
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