Problemática de las drogas (3)
Jünger me contestó el 27 de diciembre de 1961:
…le agradezco su extensa carta del 16 de diciembre. He
meditado sobre la cuestión central y seguramente me ocuparé en ella con motivo
de la revisión de An der Zeitmauer
(En el muro del tiempo). Allí insinué que tanto en el terreno de la física
cuanto en el de la biología estamos comenzando a desarrollar procedimientos que
ya no pueden tomarse como progresos en el sentido tradicional, pues intervienen
en la evolución y van más allá del desarrollo de la especie. Sin embargo,
vuelvo el guante al suponer que es una nueva era de la Tierra la que comienza a
actuar sobre le evolución de los tipos. Nuestra ciencia, con sus teorías e
inventos, no es, por tanto, la causa, sino de las consecuencias de la
evolución. Han sido tocados simultáneamente los animales, las plantas, la
atmósfera y la superficie del planeta. No recorremos puntos de un segmento,
sino una línea… De todos modos, el riesgo que usted señala es digno de
considerarse. Pero existe en toda la línea de nuestra existencia. El
denominador común aparece a veces aquí, otras allí.
Al mencionar la radiactividad usted emplea la expresión “punto
de fractura”. Los puntos de fractura no son sólo yacimientos, sino también
discontinuidades. Comparada con el efecto de las radiaciones, la acción de las
drogas mágicas es más genuina y mucho menos grave. Trasciende lo humano, pero
de manera clásica. Gurdjeff ha visto algunas cuestiones al respecto. El vino ya
ha modificado numerosas cosas, ha conducido a nuevos dioses y a una nueva
humanidad. Pero el vino guarda con estas drogas la misma relación que la física
clásica con la moderna. Estas cosas sólo deberían probarse en círculos restringidos.
No puedo adherirme al pensamiento de Huxley de que aquí se podría dar a las
masas posibilidades de trascendencia. Pues no se trata de ficciones consoladoras,
sino de realidades, si tomamos la cuestión en serio. Y para ello bastan pocos
contactos para colocar vías y cables. Esto trasciende incluso la teología y
pertenece al capítulo de la teogonía, en cuanto pertenece necesariamente al
ingreso en una nueva casa en sentido astrológico. Por ahora nos podemos
contentar con esta conclusión, y sobre todo deberíamos ser cuidadosos con las
denominaciones.
También le agradezco mucho la bonita fotografía de la enredadera azul. Parece ser la misma que cultivo año tras año en mi jardín. No sabía que posee poderes específicos; pero eso seguramente ocurre con todas las plantas. En la mayoría de ellas no conocemos la clave. Además, debe de haber un punto central, a partir del cual se vuelven significativas no sólo el quimismo, la estructura, el color, sino todas las propiedades…
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