EL AMOR (1)
Al decir del amor, se
supone todo aquello que le es inherente y tributario: la traición, el hastío,
el olvido, los consiguientes rencores, súplicas, arrepentimientos, odios,
venganzas, crímenes diversos; algunas veces, la felicidad.
Las relaciones entre el
hombre y la mujer han sido siempre alimento favorito de la literatura. Es claro
que cobran mayor interés poético y dramático cuando son conflictuales. Por eso
tanto en la literatura como en los tangos el amor feliz no es una motivación muy
atendida. Hay letras de tango dedicadas a él, pero en comparación son escasas: Noviecita
mía, Cuando el corazón, Mi piba, Prisionero, Es posible que el vals, más
sentimental, más liviano, menos dramático, cante más amores felices: Añoranzas,
Ensueño, Luna de arrabal. De las que se puede atribuir al tango habría que
deducir aun aquellas que cantan un amor feliz pasado, lo que está hablando de
caducidad y les pone una carga de melancolía. Es el caso de En voz baja.
Entre
la arboleda
de
las viejas quintas
y
en el miserable
cine
de arrabal
yo
besé tus manos
y
de amor temblando
nos
fuimos amando
casi
sin hablar.
La tercera estrofa, que
citamos en segundo término, pone en tiempo presente la culminación de esa
dicha, pero el resto de la historia está contado en riguroso, lejano pasado.
El gran proveedor de argumentos es, pues, el fracaso amoroso incluidas sus contadas variantes. Vamos a ver solamente aquellas que han hecho tradición en el tango, que se han multiplicado en letras a veces comerciales pero a menudo creadoras y que por un nuevo matiz, su mejor expresividad, su calidad, su música, han vuelto a decirlo como por vez primera. Lo que podría ser el tema, el amor, rara vez se trata generalizando o abstrayéndolo. Lo que repasaremos de modo bastante esquemático son los motivos que se centran en él, y sus variantes.
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