jueves

ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (124) - M. BAJTIN

 TIEMPO Y ESPACIO EN LAS NOVELAS DE GOETHE (6)

 

En cuanto al tiempo de la vida cotidiana en Goethe, recordemos con qué amor y precisión analiza y representa el tiempo cotidiano de los italianos en su Viaje a Italia:

 

En el país donde uno disfruta del día, pero aun más goza de la noche, el término de la tarde es siempre significativo. Entonces cesa el trabajo, entonces los paseantes regresan, el padre quiere ver en casa a su hija, el día se acabó; pero ¿sabemos nosotros, los cimerios, qué cosa es el día? Entre eternas brumas y niebla, nos son indiferentes el día y la noche: y de veras, ¿acaso es mucho el tiempo que nos toca para pasear y disfrutar del aire libre? Mientras que cuando aquí llega la noche, el día, que se conforma por la mañana y la tarde, ya pasó definitivamente, ya se vivieron veinticuatro horas; comienza la nueva cuenta del tiempo, las campanas tocan, se lee la oración nocturna, la criada entra en la habitación con la lámpara encendida y dice: -Felicissima notte! Este momento varía según las estaciones del año, y una persona que vive aquí una vida plena no puede equivocarse, porque cada bien de su existencia no se mide por una determinada hora, sino por la parte del día. Si este pueblo se viera obligado a usar las cuentas del tiempo de los alemanes, se sentiría confundido, porque su propio círculo del tiempo está relacionado de una manera más estrecha con la naturaleza circundante. Una hora o una hora y media antes de la llegada de la noche empieza a salir la nobleza… (XI, pp. 58-60).

 

Luego Goethe desarrolla minuciosamente su modo de traducir el tiempo orgánico italiano al tiempo alemán, es decir, tiempo común, y anexa un dibujo donde con la ayuda de círculos concéntricos se ofrece la correlación visual de los tiempos (XI, p. 59).

 

Este tiempo orgánico italiano (el cálculo del tiempo comienza a partir del momento de la puesta del sol, que corresponde, por supuesto, en diferentes épocas del año a diferentes horas), que está ligado indisolublemente a la vida cotidiana de los italianos, en lo sucesivo más de una vez atrae la atención de Goethe. Todas sus descripciones de la cotidianidad italiana están compenetradas de la sensación del tiempo diario medido por los placeres y por el trabajo de la vida humana. Este mismo sentimiento aparece en la famosa descripción del carnaval de Roma (XI, pp. 510-542).

 

Sobre el fondo de estos tiempos de la naturaleza, de la vida cotidiana, que en una u otra medida son aun tiempos cíclicos, para Goethe se manifiestan, entrelazándose con los últimos, los indicios del tiempo histórico, que son las huellas de las manos y de la inteligencia del hombre que transforma la naturaleza, así como el reflejo contrario de la actividad del hombre y de todo lo que él crea hacia sus propias costumbres y puntos de vista. Goethe ante todo busca y encuentra un movimiento visible del tiempo histórico, inseparable del ambiente natural (Localität) y de todo el conjunto de objetos creados por el hombre y relacionados con el ambiente natural. Aquí también Goethe revela una excepcional agudeza de la visión y su carácter concreto.

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