TIEMPO Y ESPACIO EN LAS NOVELAS DE GOETHE (2)
La visión y la
representación del tiempo histórico se inician durante la época de la
Ilustración (esta época ha sido muy menospreciada en relación con el aspecto
mencionado). Durante la Ilustración se elaboran los indicios y categorías de
los tiempos cíclicos: el de la naturaleza, el de la vida cotidiana, así como el
tiempo idílico del trabajo campesino (por supuesto, el proceso había sido
preparado por el Renacimiento y por todo el siglo XVIII así como también sufrió
influencia de la tradición de la antigüedad clásica). Los temas de “estaciones
del año”, de “ciclos agrícolas”, de “edades del hombre” perduran a lo largo de
todo el siglo XVIII y tienen mucha importancia en su producción poética. Al
mismo tiempo estos temas no se mantuvieron de una manera restringida sino que
adquirieron una importancia estructurante y organizadora (en Thomson, Gessner y
otros poetas idílicos). La supuesto ahistoricidad de la Ilustración debe ser
replanteada radicalmente. En primer lugar, aquella historicidad del primer
tercio del siglo XIX que altaneramente atribuyó a la Ilustración una falta de
historicidad, fue preparada por los iluministas; en segundo lugar, el siglo
XVIII debe ser analizado no desde este punto de vista de la historicidad tardía
(que fue preparada, reiteramos, por el mismo XVIII), sino en comparación con
las épocas anteriores. De este modo, el siglo XVIII se manifestará como época
del gran despertar de la sensación del tiempo, ante todo, de la
sensación del tiempo en la naturaleza y en la vida humana. Hasta el último
tercio del siglo predominan los tiempos cíclicos, pero inclusive estas concepciones
del tiempo, con toda su limitación, remueven con su arado de temporalidad, el mundo
inamovible de las épocas anteriores. Y en este terreno labrado por las
concepciones cíclicas del tiempo empiezan a manifestarse los indicios de la
temporalidad histórica. Las contradicciones de la vida actual, perdiendo su
carácter absoluto, eterno, dado por Dios, ponen de relieve, en la vida actual,
una heterogeneidad histórico-temporal: los vestigios del pasado y los gérmenes,
las tendencias del futuro. Simultáneamente, el tema de las edades del hombre,
convirtiéndose en el tema de las generaciones, empieza a perder su carácter cíclico
y prepara las perspectivas históricas. Este proceso de preparación del terreno
para la manifestación del tiempo histórico en la creación literaria se
llevó a cabo de una manera más rápida, completa y profunda que en los puntos de
vista abstractamente filosóficos e histórico-ideológicos de los iluministas.
En Goethe, quien en este
sentido fue heredero directo y conclusión de la época de la Ilustración, la
visión artística del tiempo histórico, como ya hemos dicho, alcanza una de sus
cumbres (en algunos aspectos, como lo veremos, esta cumbre no ha sido
superada).
El problema del tiempo y del desarrollo histórico en la obra de Goethe (y sobre todo la imagen del hombre en el proceso de desarrollo) lo expondremos en toda su plenitud en la segunda parte del libro. Por lo pronto nos ocuparemos apenas de algunos aspectos y particularidades de la sensación del tiempo en Goethe para aclarar nuestras deliberaciones acerca del cronotopo y de la asimilación del tiempo en la literatura.
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