jueves

ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (117) - M. BAJTIN

 EL PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA: LA NOVELA DE EDUCACIÓN (4)

 

El cuarto tipo de la novela de desarrollo es la novela didáctitco-pedagógica. Lo fundamenta alguna idea pedagógica planteada de una manera más o menos abierta. Este tipo de novela muestra un proceso educativo en el sentido propio de la palabra. Abarca obras como Ciropedia de Jenofonte, Telémaco de Fénelon, Emilio de Rousseau. Pero los elementos del mismo tipo de novela aparecen en otras novelas de desarrollo, particularmente en Goethe, en Rabelais.

 

El quinto y último tipo de la novela de desarrollo es el más importante. En él, el desarrollo humano se concibe en una relación indisoluble con el devenir histórico. La transformación del hombre se realiza dentro del tiempo histórico real, con su carácter de necesidad, completo, con su futuro y también con su aspecto cronotópico. En los cuatro tipos arriba mencionados, el desarrollo del hombre transcurría sobre el fondo de un mundo inmóvil, acabado y más o menos sólido. Si en aquel mundo sucedía algún cambio, era un cambio secundario que no afectaba sus fundamentos principales. El hombre allí avanzaba desarrollándose, cambiando dentro de los límites de una sola época. El mundo existente y estable en su existencia exigía que el hombre se adaptara a él en cierta medida, que conociera las leyes de la vida y se sometiera a ellas. El hombre se iba desarrollando, el mundo no; el mundo, por el contrario, era un inmóvil punto de referencia para el hombre en proceso de desarrollo. La transformación del hombre era, por decirlo así, su asunto particular, y los frutos de este desarrollo eran también de orden biográfico particular; en el mundo todo solía permanecer en su lugar. La concepción misma del mundo como experiencia fue muy productiva para la novela de educación porque permitía ver el mundo desde un punto de vista que anteriormente no había sido tocado por la novela, lo cual llevó a una reevaluación radical de los elementos del argumento novelesco y abrió la novela a los nuevos y realísticamente productivos puntos de vista acerca del mundo. Pero el mundo como experiencia y escuela por lo general seguía siendo algo inmóvil y dado: el mundo cambiaba tan sólo para el estudiante en el proceso de aprendizaje (en la mayoría de los casos, al final el mundo resultaba ser más pobre y seco de lo que parecía desde un principio).

 

Pero en las novelas como Gargantúa y Pantagruel, Simplicissimus y Wilhem Meister, el desarrollo del hombre tiene un carácter diferente. El desarrollo no viene a ser su asunto particular. El hombre se transforma junto con el mundo, refleja en sí el desarrollo histórico del mundo. El hombre no se ubica dentro de una época, sino sobre el límite entre dos épocas, en el punto de transición entre ambas. La transición se da dentro del hombre y a través del hombre. El héroe se ve obligado a ser un nuevo tipo de hombre, antes inexistente. Se trata precisamente del desarrollo de un hombre; la fuerza organizadora del futuro es aquí, por lo tanto, muy grande (se trata de un futuro histórico, no de un futuro biográfico privado). Se están cambiando precisamente los fundamentos del mundo, y el hombre es forzado a transformarse junto con ellos. Esta claro que en una novela semejante aparecerán en toda su dimensión, los problemas de la realidad y de la necesidad y el de la iniciativa creadora. La imagen del hombre en el proceso de desarrollo empieza a superar su carácter privado (desde luego, sólo hasta ciertos límites) y trasciende hacia una esfera totalmente distinta, hacia el espacio de la existencia histórica. Este es el último tipo de la novela de desarrollo, el tipo realista.

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