jueves

ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (115) - M. BAJTIN

 EL PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA: LA NOVELA DE EDUCACIÓN (2)

 

Ante todo, hay que aislar rigurosamente el aspecto del crecimiento esencial del hombre. La enorme mayoría de las novelas (y de sus variedades) conoce tan sólo la imagen preestablecida del héroe. Todo el movimiento de la novela, todos los acontecimientos representados en ella y todas las aventuras trasladan al héroe en el espacio, lo mueven en la escala de la jerarquía social: de mendigo, se convierte en hombre rico, de vagabundo en noble; el héroe bien se aleja, bien se acerca a su objetivo: la novia, el triunfo, la riqueza, etc. Los acontecimientos truecan su destino, cambian su posición en la vida y en la sociedad, pero el héroe mismo permanece sin cambios, igual a sí mismo.

 

En la mayoría de las variedades del género novelístico, el argumento, la composición y toda la estructura interna de la novela postulan esta invariabilidad, la firmeza en la imagen del protagonista, lo estático de su unicidad. El héroe es una constante en la fórmula de la novela; todas las demás magnitudes -la ambientación, la posición social, la fortuna, en fin, todos los momentos de la vida y del destino del héroe- pueden ser variables.

 

El contenido mismo de esta constante (que es el héroe preestablecido e invariable) y los propios indicios de su unicidad, constancia y autoidentidad pueden ser muy variados: comenzando por la identidad del nombre vacío del protagonista (en algunas novelas de aventuras) y terminando por un carácter complejo, cuyos aspectos aislados se revelan gradualmente, a lo largo de toda la novela. Puede ser diferente el principio esencial que rige la selección de rasgos, y diferente el principio de su relación mutua y de su unificación en la totalidad de la imagen del héroe. También pueden ser diversos los modos de manifestación estructural de esta imagen.

 

Pero, como todas estas diferencias en la constitución de la propia imagen del héroe, no hay movimiento de generación. El protagonista viene a ser un punto inamovible y fijo alrededor del cual se lleva a cabo toda clase de movimientos en la novela. La constancia y la inmovilidad interna del protagonista es el punto de partida del movimiento de la novela. El análisis de los argumentos novelescos demuestra que estos implican a un héroe preconcebido e invariable, que establecen la unidad estática del protagonista. El movimiento del destino y de la vida de este héroe preestablecido es lo que constituye el contenido del argumento; mientras que el carácter mismo del hombre, su cambio y su desarrollo no llegan a ser argumento. Este es el tipo predominante de la novela.

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