1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019
Discusión (10)
H.G.: Es
cierto, Mercedes, tu has traído algo importante, y es todo el aporte de la física
contemporánea, las manifestaciones de Prigogine de que nuestra energía es
energía cósmica, los psicoanalistas no queremos saber nada. Yo creo justamente
que las energías narcisistas del Ser de las que hablamos, en sus orígenes, son
energías cósmicas que se nercisizan cuando se hacen humanas. Por eso me parece
muy bueno ese aporte, que no se había hablado hasta ahora. El hecho que tenga
una conciencia moral, que esté trayéndole culpa, me parece que no es un
obstáculo para pensarlo, él tenía también sus aspectos neuróticos, por eso es que
se parece bastante a una neurosis sin serlo, estrictamente. En cuanto a la
cura, es un problema difícil, lo que ha logrado Raquel me parece muy
importante, que se aliviara el sufrimiento de ese hombre, al hacer más
comprensible lo que lo unía a su amante. En cuanto al superyó también actúa, pero
no es sólo él, el paciente tiene su narcisismo yoico y su narcisismo del Ser
también, una cosa no quita a la otra.
Carmen Medicci: Un
agradecimiento a los dos, porque evidentemente esto suscita muchas discusiones,
quedando muchas de ellas pendientes. Esto me recuerda además las primeras
experiencias cuando usted hizo sus primeras presentaciones del Ser en la
psicosis, que promovió muchas dudas, y creo que al igual al hablar del Ser en
la neurosis también nos va a dejar con muchas dudas que hoy comenzamos a
dialogar. Esto como ustedes bien dijeron, es un inicio, no es común que los
pacientes puedan traer esto, es como un inicio de un proceso de investigación
que hoy con valentía se animaron a traer. Creo que lo que nos pasa en la
discusión se asemeja en algo a lo que dice el paciente, en la página nueve: “pensaba
en la teología de los estados incompletos, ninguna de mis dos vidas me
complace, por eso mantengo las dos”. Escuchando al paciente, nos estamos
escuchando a nosotros mismos. Hay momentos que nos acercamos a estados que como
no podemos explicarlos desde la palabra, tenemos vivencias, emociones o
sensaciones, pero nos falta el criterio de la razón, es como que sabemos que
están, pero la dificultad en poder encontrarse palabras nos hace inclusive
dudar de lo que está. Estamos como intentando el mismo ejercicio que él. En esa
línea yo me pregunto, y acá es un punto para pensarlo, incluso hay un
deslizamiento en el trabajo cuando ustedes dicen que hay cosas que trascienden
al individuo o al paciente: ¿por qué pensar que lo que el paciente trae lo trasciende
como individuo, si en definitiva son aspectos de él? Yo no veo que lo estén
trascendiendo a él, son otros aspectos de él en una estancia primerísima, pero
que forman parte de su historización, no lo entiendo que quede afuera, queda
adentro, pero de un adentro que todavía nos falta ponerle más palabras. Ese es
un punto para tratar de entender, porque me llamó la atención cómo ustedes
manejan eso.
Lo otro, yo comparto.
Mercedes, la línea esta: hay algo que como psicoanalistas nos sentimos más
avenidos con la sexualidad, ¿qué nos pasó con todo esto otro? En el trabajo me
quedaría preguntando otras cosas más: el peso de lo filogenético y lo ontogénco
en relación al cosmos, algo que todos debemos tener y traer, que me preguntaría
cómo incorporarlo también en esta línea; otra pregunta es de si podemos hablar
de unión con el cosmos o que cuando nacemos somos el cosmos, no lo veo como
unión ni como fusión, ninguno de los dos términos me termina de dar una
respuesta, sino que somos cosmos.
H.G: Unión
hace pensar en dos cosas que se unen, es una palabra que más bien puede confundir.
Ahora, en cuanto a lo de transindividual, a mí me parece que sí, en tanto que
individuos neuróticos esas experiencias no las tenemos, podemos sospecharlas,
pero hay que ver la dificultad que produce en todos nosotros aceptar estas situaciones.
A mí me parece que son evidentes, y a otras personas, por suerte también.
Transindividuales, Freud lo decía, lo aprendimos de él, nosotros somos los segregados
del universo, pero el “sentimiento océanico” era ajeno a él. Freud tenía una
estructura neurótica, fóbico-neurótica, y a él lo que le interesaba era definir
al neurótico, pero tuvo la honradez intelectual de reconocer que eso podía ser
cierto, pero que él no lo sentía, y es lo que nos pasa en general a nosotros,
sólo lo vivimos a través de los pacientes. Así que me parece que trasciende al
individuo. Es cierto, la dificultad de ponerla palabras a esto, como dice el
paciente es sin palabras. Hay que ponerle lenguaje a lo que originariamente no
tiene lenguaje. Esto es una dificultad evidente. ¿Pero por qué no poder expresarlo
de alguna manera?
Estos pacientes tienen un aparato psíquico abierto como para dejar ver las energías cósmicas, sentir que uno es el investido, porque el problema es que somos el centro del mundo. Entonces para estos pacientes, cuando están en esta situación, por el contrario, el centro de vuelve el universo, el cosmos. Estos son objetos, no sujetos, y son investidos con energía cósmica.
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