(Desde un ómnibus)
La clarinada
del crepúsculo tiñe
mi hora soñada:
cuando adoro
saudades
y oro por
claridades.
(Cuando hablo de
Bénédicte)
Cuento lo nuestro
porque el amor
destruye
lo más siniestro
de un corazón sin
fondo.
Y Dios es lo más
hondo.
(Amores con
mordaza)
La no alabanza
enmascara lo
hermoso
de una balanza.
Si callamos lo
tierno
caemos en el
infierno.
(La última copa)
Al final brindo
por toda la sed
loca
y hasta me rindo
frente al dolor más
cuerdo.
Del horror no me
acuerdo.
(La mirada del
adiós)
para Juan Martín
No me despido
del pilar de tus
ojos
pero te pido
que siempre viajes
lejos
en los hondos
espejos.
(Crímenes
perfectos)
para Andrés
Calamaro
Cuántos amores
asesinados viven
entre las flores.
Pero ahora no hay
misterio.
Les queda un cementerio.
(Lo mejor del
mundo)
El verdadero
amor es el flechazo
locamente certero
que atraviesa dos
flores:
Dios y nuestros
dolores.
(Cuando hablamos de
amor)
Yo no sabía
ser feliz como un
perro
pero aquel día
apareció mi dueña
y vi lo que se sueña.
Hoy el poniente
canta en vez de sangrar y
la luz no miente.
Es la gran aventura
y no la muerte oscura.
(Vallejo bajo la
lluvia)
Le daban duro
porque nació poeta
y vivió puro.
Sufría más por un
verso
que por el
universo.
(Oración del
refugio)
Agradecemos
esta cena caldeada
que merecemos
si escuchamos al
Padre
aunque el maligno
ladre.
(Aquí abajo)
No hay paraíso.
Hubo moradas hondas
y alguien te quiso.
No pidas más del
mundo.
El reino es más profundo.
1 comentario:
Hermosos poemas. Conmovedores! Gracias.
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