Traducción del francés: Hugo Giovanetti Viola
1ª edición: Editorial Proyección / Uruguay / 1993, en colaboración con la Universidad
de Poitiers.
1ª edición virtual: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2020, con el
apoyo de la Universidad de Poitiers.
EL INDIVIDUO Y EL GRUPO
II – MODALIDADES DEL
GRUPO (I)
Introvertidos,
solitarios, y atraídos en general por los lugares cerrados -en especial por las
piezas de hotel sórdidamente amuebladas-, los personajes de Juan Carlos Onetti
no dejan de preservar cierta sensibilidad gregaria. Tanto los relatos juveniles
como las obras de madurez son muy elocuentes al respecto. La necesidad de
cierta forma de cohesión se hacer sentir fuertemente -a pesar de un
individualismo por momentos proclamado en exceso- a partir de Los niños en
el bosque, subsistiendo en El pozo, Tierra de nadie e incluso La
vida breve. Pero el sentido del grupo varía sensiblemente en función del
contexto ficcional, no siendo ajenos a dichas modulaciones los dos polos
geográficos y fantásticos de la obra onettiana: basta con comprobar las
diferencias que separan al grupo “sanmariano” de su homólogo “bonaerense”.
Examinemos, para comenzar
las características del primero. Santa María forma, como ya lo hemos señalado
al comienzo, un mundo de relativa homogeneidad. Enraizada en un medio natural
favorable al establecimiento del hombre, en el centro de “tierras fértiles”
(13), como no los recuerdo el ditirámbico artículo del principal periódico
local, El Liberal, la ciudad-pueblo es ostensiblemente consciente de sus
cualidades. En relación con “la complicada extensión del mundo” (14), además,
Santa María parece permanecer al margen de ciertas vicisitudes, como lo señala
irónicamente Orsini, el empresario de un alicaído ex-campeón de lucha en gira
por América Latina:
-Está mejor que nunca.
Acaso, algún kilo de más. Pero justamente para eso estamos haciendo esta
tournée sudamericana. El año que viene, en el Palais de Glace, vuelve a
conquistar el título. Nadie puede ganarle, ni europeo ni americano. ¿Y cómo
íbamos a saltearnos Santa María en esta gira que es el prólogo de un campeonato
mundial? Santa María. Qué costa, qué playa, qué aire, qué cultura (15)
Fortificada por el
equilibrio que le aporta la presencia de elementos naturales complementarios
-especialmente el agua y la tierra-, esta población de segundo orden
desempeñará un papel de contrapeso, en las ficciones onettianas, ante los
desestabilizadores empujes de la gran urbe. Claro que el universo “sanmariano”
está lejos de ser idílico, y sus pobladores -más allá de alguna que otra
excepción- necesitarán reunirse para poder superar sus debilidades y sobrellevar
u olvidar la soledad. La formación de los tres agrupamientos principales -que
cumplen una función específica bien precisa en la estructura “sanmariana”-
responderá, sin embargo, más a una lógica de orden social que a las necesidades
afectivas individuales.
El grupo más importante,
por su unidad y su peso social, es evidentemente el que se glorifica a sí mismo
con la denominación de “notables”. Ellos aparecerán en todas las obras del
ciclo “sanmariano”, retratados con trazos casi idénticos. Además de Para una
tumba sin nombre, donde su presencia no es nada desdeñable. Intervendrán estruendosamente
en Juntacadáveres, representados por el padre Bergner y su petulante
sobrino Marcos; en El álbum, serán personificados por el fugaz pero significativo
padre de Jorge Malabia; en La novia robada, formarán un segundo plano
imprescindible para la ficción, y en El astillero se manifestarán a
través del singular personaje de Petrus. Pero la obra más reveladora y cruelmente
polémica al respecto es, indiscutiblemente, Para una tumba sin nombre, donde
la real significación de esta casta privilegiada nos será revelada mediante
todo el sarcasmo y la frialdad posibles.
Notas
(13) El álbum, en Cuentos
completos, p. 87.
(14) Jacob y el otro, Ibíd.,
p. 129.
(15) Ibíd., p. 129.
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