jueves

ALBERT HOFMANN - LSD: CÓMO DESCUBRÍ EL ÁCIDO Y QUÉ PASÓ DESPUÉS EN EL MUNDO (53)

 

 Los parientes mejicanos del LSD (8)

 

La “enredadera mágica” ololiuqui (4)

 

Después del descubrimiento de los efectos psíquicos del LSD había probado también la amida del ácido lisérgico mediante un autoensayo y comprobé que, aunque sólo en una dosis diez a veinte veces mayor que el LSD, también genera un estado onírico. Este estado se caracterizaba por un sentimiento de vacío espiritual y de irrealidad y sinsentido del mundo exterior, una mayor sensibilidad auditiva y un cansancio físico no desagradable que terminaba en sueño. El psiquiatra Dr. H. Solms confirmó este cuadro de acción de LA 111, como se llamaba la amida del ácido lisérgico en su forma de preparado experimental, mediante una investigación sistemática.

 

Al presentar en otoño de 1960 los hallazgos de nuestras investigaciones del ololiuqui en el congreso de sustancias naturales de la Unión Internacional para Química Pura y Aplicada (IUPAC), mis colegas profesionales reaccionaron con escepticismo. En las discusiones que siguieron a mi exposición se expresó la sospecha de que en mi laboratorio, en el que tanto se trabajaba con derivados del ácido lisérgico, se podrían haber contaminado involuntariamente los extractos del ololiuqui con trazas de estos compuestos.

 

Las dudas provenían de la presencia de alcaloides del cornezuelo de centeno, que hasta entonces se conocían sólo como sustancias contenidas en setas inferiores, en plantas superiores de la familia de las convolvuláceas, se contradecía con la experiencia, según la cual determinadas sustancias son típicas de una familia de plantas determinada y están restringidas a esta. Efectivamente, la presencia de un grupo de sustancias características, en este caso, los alcaloides del cornezuelo de centeno, en dos secciones del reino vegetal muy distantes en cuanto a su desarrollo, es una excepción muy rara.

 

Sin embargo, nuestros resultados fueron confirmados cuando diversos laboratorios en los Estados Unidos, Alemania y Holanda verificaron nuestras investigaciones de las semillas del ololiuqui. El escepticismo llegó tan lejos que se consideró la posibilidad de que las semillas podrían estar infectadas con setas que producían alcaloides, aunque luego esta hipótesis se dejó de lado tras los primeros experimentos.

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