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Los parientes mejicanos del LSD (9)
La “enredadera mágica” ololiuqui (5)
Pese que sólo se habían publicado en revistas especializadas, estos
trabajos sobre las sustancias activas de las semillas del ololiuqui tuvieron
consecuencias inesperadas. Dos empresas mayoristas holandesas de semillas nos
comunicaron que sus ventas de semillas de ipomoea violácea, la
enredadera azul tan decorativa, se habían incrementado notablemente en los
últimos tiempos. Además, había aparecido una clientela desacostumbrada. Se
habían enterado de que la gran demanda estaba relacionada con investigaciones
de estas semillas en nuestros laboratorios, y deseaban una información más
detallada. Resultó que la nueva clientela provenía de círculos de hippies y otros
sectores interesados en drogas alucinógenas. Se creía haber encontrado en las semillas
del ololiuqui un sustituto del LSD, que era cada vez más difícilmente
asequible.
Pero el boom de las semillas duró relativamente poco tiempo,
aparentemente como consecuencias de las experiencias no muy buenas que se
hicieron con este estupefaciente nuevo y a la vez antiquísimo en el mundo de
las drogas. Las semillas del ololiuqui son, de todos modos, distintos de
los del LSD, al estar menos acentuado el componente eufórico y alucinógeno, y
dominar en general los sentimientos de un vacío espiritual y a menudo de
angustia y depresión. Es igualmente indeseable en un estupefaciente el efecto
de laxitud y cansancio. Todos estos motivos deben de haber contribuido a que
haya disminuido el interés por las semillas de las enredaderas en la escena de
las drogas.
Hasta ahora se han realizado sólo pocas investigaciones para determinar si
las sustancias activas del ololiuqui pueden encontrar una aplicación
útil en la medicina. A mi juicio habría que aclarar sobre todo, si el efecto fuertemente
sedante, narcótico, de determinadas sustancias del ololiuqui, o de
derivados químicos de las mismas, puede usarse con fines terapéuticos.
Con las investigaciones sobre el ololiuqui, mis trabajos en el terreno de las drogas alucinógenas quedaban redondeados de manera bonita. Formaban ahora un círculo, podría decirse, un círculo mágico: el punto de partida fueron las investigaciones sobre la fabricación de amidas del ácido lisérgico del tipo del alcaloide natural del cornezuelo de centeno, la ergobasina. De allí llevaron a la síntesis de la dietilamida del ácido lisérgico, el LSD. Los trabajos con la sustancia activa alucinógena LSD condujeron al análisis de las setas milagrosas alucinógenas teonanacatl, de las que se aislaron como principios activos la psilocybina y la psilocina. El ocuparme en la droga mágica mejicana teonanacatl me llevó al examen de una segunda droga mágica de Méjico, el ololiuqui. En el ololiuqui se reencontraron como sustancias activas alucinógenas unas amidas del ácido lisérgico y entre ellas la ergobasina, con lo cual se cerró el círculo mágico.
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