Sólo sabemos
que la tierra está triste
y que debemos
irnos al paraíso.
Porque la vida quiso.
(¿Querés triunfar?)
Ninguna puerta.
La poesía que se
vende
ya nace muerta.
Quien busca ser
famoso
cae en su su propio
pozo.
(Cuarto creciente)
para Antonio
Porchia
Sentirse dueño
del gajo que
ilumina
tu viejo sueño:
perfumar las
heridas
de las flores
caídas.
(La sonrisa de
Gregor)
Estar contento
con las migas del
día
no es un tormento.
La gloria es infinita
si se la necesita.
(Pánico del
bisonte)
Sobre mis piernas
relampagueó la
magia
de las cavernas.
Fui aquel monstruo
cazado.
Y además devorado.
(Me lo pidió mi
padre)
Ahora quisiera
entrar en el París
y en
la primavera
donde aprendí a
nacerme.
Donde tuve que
verme.
(Primer amor)
Sentir el cielo
cuando una mano
extiende
su terciopelo
y acariciás lo
eterno.
Lo demás es
infierno.
(La ilusión mal
nacida)
Ella quería
que yo adorara el
ala
que le dolía.
No pude ir a su
infancia.
Nos mató la
distancia.
(Tonada del viejo
amor)
No tengo nada.
Lo único que me
queda
es tu alma helada.
No te olvides de
verme.
Siempre vas a
dolerme.
(Niños mal amados)
Los besos fríos
transforman a los
tristes
en esos ríos
que van a dar a
mares
donde faltan
altares.
Todo lo santo
puede caer en el pozo
del desencanto.
Es cuestión de saberse
morir y no esconderse.
(Lo que no supo
ser)
Amor intacto.
Toqué tu corazón y
no tuve tacto
para esperar tus
besos.
Mis pecados son esos.
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