jueves

HOMBRE SOLO ADORANDO (45) - HUGO GIOVANETTI VIOLA

 (Gorjeo de la entretela)

 

Chilla mi pecho.

Pero mi oboe de oro

no tiene techo.

Por amor respiramos.

Y hacia el cielo cantamos.

 

 

(Pequeños asesinatos)

 

El que te niega

la palabra por gusto

nunca te pega.

Su silencio te ata.

Y en realidad te mata.

 

 

(La poca fe)

 

Los pensadores

que no saben amarnos

son impostores.

¿Desde cuándo hay patrañas

que mueven las montañas?

 

 

(Los estigmas de Dylan Thomas)

 

El señorío

de la muerte no existe

porque hay un río

de resplandores rojos

que nos reina en los ojos.

 

 

(Demolición del paraíso)

 

Era mi casa

un resplandor de flores

y aquella brasa.

Alguien maldijo el vuelo

y se terminó el cielo.

 

 

(Lo dijo Engels)

 

Fue un matrimonio

partido por la espada

del patrimonio.

Te roban lo que eras

y esperan que te mueras.

 

 

(Lo dijo Nietzsche)

 

Mejor no ladres

contra el circo que llaman

Día de las Madres.

Si tenés valentía

mordé a la Hipocresía.

 

 

(Solo entre las arpías)

 

Madres de lodo

aullaba Federico

y eso fue todo.

Veía mil cucarachas

que se sentían muchachas.

 

 

(El revés de la trama)

 

Pobre del niño

que ama para ganar un

pobre cariño.

No sabrá si fue amado

o si fue manoseado.

 

 

(La última falange estirada ciegamente hacia Dios)

 

para María José

 

Esa paciencia

que toca el infinito.

Y la conciencia

de que sólo es humano

el que ama cualquier mano.

 

 

(La mujer de mi padre)

 

Desamparado

quedó el rostro celeste

que te fue dado.

Me pedías alegría.

Y yo te di poesía.

 

 

(Despedida de Alonso Quijano)

 

Hoy me divierte

morir entre los cuerdos

y nadie advierte

que estamos todos locos.

Caballeros hay pocos.

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