jueves

ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES (89) - HÉCTOR GARBARINO

 

 1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996 

1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

  

Discusión (2)

 

Irene Maggi: No es casual que el día de su cumpleaños usted trae a discusión a la Asociación un trabajo tan creativo. Es algo que todos festejamos mucho. Voy a ser totalmente simple.

 

Leyendo el trabajo primera preguntas: ¿neurosis? ¿desde la neurosis podemos dar cuenta de la instancia del Ser? Tal como está definido, y como viene siendo definido desde muchos trabajos, el estado de fusión con el cosmos que es ajeno a toda posibilidad de historización, estado potencial e inaugural del psiquismo, ¿no nos aleja de la neurosis? Pienso si en este paciente lo que le falló fue justamente la neurosis. Primera pregunta.

 

La segunda, es el tipo de transferencia. El rechazo a la interpretación la toman o la entienden desde la desmentida, es decir que se ubica al analista fuera de la transferencia neurótica y se instala en una unión con la madre universo. ¿Se puede conceptualizar, esto es una pregunta que le hago a los autores, la desmentida desde este lugar?

 

H. G. : En primer lugar, la pregunta de si se trata de un paciente neurótico. Nosotros creemos que sí. El estilo de este paciente era neurótico. Sus relaciones eran estables, sus mecanismos de defensa no eran primitivos. Dentro de su angustia, de su culpa, tenía un equilibrio interior bastante satisfactorio. Una aproximación a la realidad que nos hacía pensar en una neurosis. Claro, yo entiendo la objeción de Irene; tiene su valor y me parece adecuada. Yo diría que este paciente, por descarte, no es un fronterizo, no es un psicótico, no es un perverso, no es una persona aproximadamente normal. Lo que sí entendemos es que es una neurosis peculiar. Porque la neurosis siempre fue definida desde Freud como la sustitución conflictiva entre el yo y el ello, entre el yo y la sexualidad. Este paciente presenta otros conflictos, ahí tiene razón Irene. A mí me parece que presenta un doble conflicto, por un lado un conflicto con el super-yo, las exigencias morales que hacían que él siempre se autoacusara de esa doble vida, conflicto pues entre las exigencias morales y el deseo del narcisismo del Ser, el deseo de instalarse con su amante en otro mundo diferente al mundo de la realidad cotidiana. Uno de los conflictos estaba allí, y el otro conflicto, que surge de este, es el conflicto entre el narcisismo yoico y el narcisismo del Ser. El narcisismo yoico queda satisfecho con su esposa, que la ha querido, tenía hijos con ella, constituyó una familia, su autoestima, en ese sentido y la de cualquiera de nosotros, nos parecía similar. Pero el conflicto se hacía con el narcisismo que llamamos el narcisismo del Ser, el paciente necesitaba de esta mujer como mediadora para que lo instalara en otro registro, en otras dimensiones. No podía abandonar ni una situación ni la otra, entonces alternativamente estaba entre una y otra mujer, tenía la suerte de que ambas toleraban bastante bien la situación. Tenía razón usted que esta no es una neurosis corriente, podríamos llamarla neurosis del Ser, como un tipo especial de neurosis, sérica, si usted quiere.

 

El otro problema es el de la desmentida. La desmentida fue una cosa que se nos ocurrió porque nos sorprendió enormemente el rechazo de la interpretación edípica. Si había u n sueño edípico es este, sin embargo fue sorprendente la reacción del paciente, tan hostil y tan negativa, de tristeza por no ser comprendido. Entonces la desmentida, como me decía Raquel en este caso no era un fin, sino un medio. Venía a ser un medio para conectarse con la madre universo. Al paciente lo que le interesaba es que a través de esa mujer edípica que aparece en el sueño, claramente edípica que lo excitaba sexualmente, que lo provocaba, se escondía otra situación completamente diferente. Por ello el paciente sostenía que ese no era el verdadero significado del sueño. Nos pareció entonces, que en realidad no se trataba para el paciente de un vínculo entre sujeto y objeto, en un espacio tridimensional, en el espacio donde nosotros vivimos, sino que aquí debía instalarse en otro espacio, un espacio bidimensional donde se desarrolla el narcisismo del yo-Ser y donde se siente en continuidad con la terapeuta, incluido en ella y formando parte de ella. Lo cual parecía abonar la asociación sobre la androgenia de que habló el paciente. Es sorprendente, el paciente era más teórico que nosotros. ¿Cómo se le ocurrió esto de la androgenia, que lo que había en el sueño era una situación andrógena? Lo femenino que veía allí era de él también, él estaba incluido y formando parte de la mujer que estaba en el sueño. Pensamos que, efectivamente podía ser aparente desmentida, pero en el fondo esta mujer edípica lo conducía directamente a la madre cósmica.

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