La editorial
Audisea acaba de anunciar la publicación de una nueva edición del Infierno de Dante Alighieri, con traducción y
notas de Alejandro Crotto y con dibujos de Julián de la Mota.
La nota introductoria del libro (con
algunas consideraciones sobre la traducción) y el canto tercero y sus notas:
ESTE LIBRO
Sobre el Infierno de Dante Alighieri nada tengo para decir más importante que el sabido consejo de animarse a entrar. Lo que esta versión quiere es redescubrir y recordarnos que el Infierno (que tantas veces está como sepultado debajo de su fama) es, antes que nada, un poema. O sea, un texto que se dirige a la inteligencia y la imaginación, sí, pero para trascenderlas despertando en quienes lo recorren un punto de íntimo gozo y verdad.
En italiano, ese poema está escrito en tercetos endecasilábicos de rima consonante encadenada; para decirlo de otro modo: en estrofas de tres versos de once sílabas, donde el primer verso rima consonantemente con el último, y el del medio marca la rima que aparecerá en el primer verso y el tercero de la siguiente estrofa, cuyo verso segundo a su vez indicará la rima del comienzo y final de la estrofa siguiente… Puesto así parece complicado, pero en realidad es bastante sencillo; por ejemplo, el canto xx, 3-15:
Io era già disposto tutto quanto
endecasílabo
a riguardar ne lo scoperto fondo,
endecasílabo B
che si bagnava d’angoscioso pianto; endecasílabo A consonante
e vidi gente per lo vallon
tondo
endecasílabo B
consonante
venir, tacendo e lagrimando, al passo endecasílabo C
che fanno le letane in questo mondo. endecasílabo B consonante
Come ’l viso mi scese in lor più basso, endecasílabo C consonante
mirabilmente apparve esser travolto
endecasílabo D
ciascun tra ’l
mento e ’l principio del casso,
endecasílabo C consonante
ché da le reni era tornato ’l
volto,
endecasílabo
D consonante
e in dietro venir li
convenia,
endecasílabo E
e perché ’l veder dinanzi era lor tolto.
endecasílabo D consonante
Forse per forza già di parlasia endecasílabo E
consonante
si travolse così alcun del tutto;
endecasílabo F
ma io nol vidi, né credo che sia. endecasílabo E consonante
El efecto, comenzada la lectura, es fascinante: es como si la progresión narrativa estuviera inscripta en la forma y sucediera desde allí. Al mismo tiempo, Dante escribe con una verdad tal que las rimas marcan el pulso de lo que nos está contando sin entorpecer nunca su desarrollo. Este cruce entre el claro hilo narrativo y la consumación formal (donde sentimos físicamente la apertura de la poesía) es uno de los aspectos medulares del poema. Otro, que también es un cruce, es el que se da entre el asombroso despliegue de la imaginación poética y un tono calladamente íntimo, con el que Dante nos acerca a él.
El desafío era traducir esa fascinación, traducir el latido que anima el viaje, e imaginé entonces una forma que recreara la dimensión generadora del ritmo rimado y a la vez me permitiera ser fiel al hilo narrativo: traduje los endecasílabos italianos en diferentes versos (en su mayor parte se trata de endecasílabos, pero también hay eneasílabos, versos de pies acentuales –sobre todo anapestos–, tridecasílabos, alejandrinos y heptasílabos, ya sea solos o combinados con pentasílabos) y mantuve la rima encadenada usando, además de rimas consonantes, rimas asonantes y rimas oblicuas. Las rimas consonantes son las rimas donde coinciden vocales y consonantes a partir de la última vocal acentuada, como entre “vida” y “perdida” (también las que agregan una letra sin alterar esa identidad, como por ejemplo “sentidas”). Las rimas asonantes son las rimas en donde son iguales las vocales desde la última vocal acentuada, pero pueden variar las consonantes, por ejemplo entre “congelado” y “caballo”, o “siempre” y “festejen”, o “río” y “camino”. Las rimas oblicuas son las que surgen al variar la vocal acentuada en una rima consonante, como por ejemplo entre “pronto” y “tanto”, o “leche” y “noches”, o “sol” y “piel”.
En algunos casos busqué otro tipo de rima de variación vocálica, como rimar “sombra” con “hombre”, o “males” con “palos”. Me permití también que el tercer elemento de una tríada rimara con el segundo aunque ya no con el primero; por ejemplo, que en el cierre de un terceto, “momento” rimara oblicuamente con “punto”, que había rimado asonantemente con “justo”.
Por último, varié levemente la disposición tipográfica de los versos y el corte estrófico, para ganar fluidez y subrayar la rima.
Queda así:
Estaba ya dispuesto y preparado endecasílabo
para mirar el descubierto fondo endecasílabo B
que se bañaba de angustioso llanto, endecasílabo A asonante
y sombras vi en lo hondo heptasílabo B consonante
que iban llorando y
en silencio, lentas, endecasílabo C
como las procesiones de este mundo. endecasílabo B oblicua
Y cuando me incliné
a mirar más cerca, endecasílabo
C asonante
retorcidas las vi monstruosamente endecasílabo D
entre el pecho y la pera: heptasílabo C asonante
hacia la espalda apuntaba la frente, endecasílabo D consonante
y entonces caminaban para atrás endecasílabo E
por no poder mirar hacia adelante. endecasílabo D oblicua
A alguien la parálisis tal vez endecasílabo E oblicua
haya dejado así torcido todo, endecasílabo F
pero no creo, ni lo vi jamás. endecasílabo E consonante
Si todo salió bien, los detalles técnicos pasarán enseguida a un segundo plano: lo que hace que Dante sea Dante empieza cuando la forma se desvanece en su cumplimiento, abriéndonos su poesía. Nada me importó más, como dije, que traducir esa apertura. Quienes entren vivirán algo que no se olvida.
Comparto, después de cada canto, algunas notas con datos y comentarios. En general, provienen de las ediciones del Inferno de Natalino Sapegno y Anna Maria Chiavacci Leonardi, excelentes, por cierto, para quienes quieran después seguir más a fondo con la aventura en italiano.
Este libro no existiría sin las inspiradas clases de Claudia Fernández Speier y el entusiasmo de Lucas Brockenshire y Julián de la Mota: a los tres mi mejor agradecimiento.
ALEJANDRO CROTTO
BUENOS AIRES, 14 DE SEPTIEMBRE DE 2020
CANTO
III
“POR MÍ SE LLEGA A LA CIUDAD DOLIENTE,
POR MÍ SE LLEGA AL ETERNO DOLOR,
POR MÍ SE LLEGA A LA PERDIDA GENTE.
LA JUSTICIA INSPIRÓ A MI CREADOR,
FUI POR PODER DE DIOS AQUÍ EMPLAZADA,
POR SU SABIDURÍA Y POR SU
AMOR.
ANTES DE MÍ NO HUBO COSA CREADA
SINO LO ETERNO, Y SIEMPRE DURARÉ.
TODA
ESPERANZA DÉJENLA EN LA ENTRADA”.
Estas palabras color negro vi
escritas en lo alto de una puerta:
“¡Es
duro lo que dicen!”, exclamé.
Y respondió mi guía,
alerta:
“Ahora hay que dejar todo temor,
toda vacilación quede aquí muerta;
hemos llegado hasta el lugar
donde verás el dolor de la gente
que ya ha perdido el bien mayor”.
Y entonces me miró de
frente
y me
tomó, animándome, la mano,
y así entramos al mundo
sufriente.
Allí suspiros, alaridos, llantos,
cruzaban por el aire sin estrellas,
y
comencé a llorar al escucharlos.
Palabras de dolor en muchas lenguas,
furibundas blasfemias, insultos,
aullidos,
cachetadas muy violentas
hacían todos juntos un tumulto
que se arremolinaba como arena
en
ese aire eternamente oscuro.
Y yo, espantado ante esa
escena
le pregunté: “¿Qué es esto que oigo ahora,
¿a quiénes el dolor así encadena?”.
“ Lo que oyes son las quejas pavorosas”,
me respondió, “de las almas de aquellos
que vivieron sin infamia ni honra.
Se suman a los ángeles funestos
que solo se ocuparon de sí mismos
y a Dios ni fieles ni rebeldes fueron;
por no mancharse los rechaza el
paraíso,
y se les cierra el infierno profundo:
los
condenados se gloriarían de eso”.
Yo pregunté: “¿Qué los cala
tan hondo
que así los hace aullar tan
fuerte?”.
Me respondió: “Te lo diré abreviando:
no
tienen la esperanza de la muerte
y su vida sombría es tan indigna
que envidian cualquier otra suerte.
El mundo los olvida a toda prisa,
la piedad y
la justicia los desprecian,
no pienses más
en ellos: mira y pasa”.
Y
vi que los guiaba una bandera
que corría veloz por todos lados
como si a detenerse nunca fuera.
Detrás tal multitud de condenados
se veía, que nunca imaginé
que así la muerte destruyera a tantos.
Y a algunos al mirar
reconocí,
y entre ellos el alma vi de aquel
que por cobarde renunció,
y
supe que ese era el grupo cruel
de aquellos condenados
despreciados por Dios y Lucifer.
A estos, que no vivieron, vi desnudos;
y sin respiro los atosigaban
miles de avispas y de tábanos:
la sangre de sus caras que sangraban,
mezclándose
a sus lágrimas caía
y a unos gusanos
a sus pies alimentaba.
Y después vi más lejos, a la orilla
de un río grande, mucha gente;
dije entonces: “Maestro, desearía
saber quiénes son esos que parecen
ansiosos
por cruzar rápidamente,
según
alcanzo a ver en la luz tenue”.
Me
dijo: “Habré de responderte,
en cuanto detengamos nuestros pasos
en la ribera cruel del Aqueronte”.
Mi mirada bajé, avergonzado
de
haber hablado cuando no debía
y
hasta llegar al río me quedé callado.
Y entonces vimos que venía
hacia nosotros
en su barca un viejo
de pelo
blanco: “¡Ay, almas pervertidas!”,
gritaba, “¡no verán jamás el cielo;
ahora a cruzarlas vengo yo
hacia la oscuridad de fuego y hielo!
Y tú, que aunque estás vivo estás aquí,
apártate de
estos que están muertos”.
Y al ver que me quedaba allí, siguió:
“¡Tú por
otro camino y otro puerto
algún día a tu playa llegarás!
Ha
de llevarte un barco más ligero”.
Dijo el guía: “Carón, tu rabia calla ya;
así se quiso allá donde se puede
lo que se quiere,
y no preguntes más”.
Y la barbuda boca en la corriente
de aquel barquero atroz se quedó
muda,
sus ojos como brasas refulgentes.
Las otras almas, quietas y desnudas,
vi
que temblaban y empalidecían
tras
escuchar esas palabras duras;
a Dios, padres y madres maldecían,
su
tiempo y su lugar, y la simiente
de la cual cada una descendía.
Llorando fueron junto a la corriente
terrible
de ese río turbulento
que espera a todo aquel que a Dios no teme.
Carón, diablo feroz, ojos ardiendo,
los arrea gritándoles y empuja
golpeando al que se atrasa con su
remo.
Y como en el otoño caen las hojas
una
por una, y la rama al final
de todo su follaje se despoja,
así los hijos malvados de Adán
se lanzan de la orilla, uno a uno,
como el halcón cuando oye su señal.
Después se alejan por el río oscuro
y
antes de que terminen de cruzar
este lado ya está de nuevo lleno.
“Hijo,
quien muere en pecado mortal”,
comenzó amable a responderme el
guía,
“debe después aquí comparecer;
y ahora ansían cruzar a la otra orilla
porque el temor se
les hace ansiedad
al presentir la justicia divina.
Los
buenos por aquí no han de cruzar:
de las palabras de Carón y
de su enojo
el sentido bien puedes deducir”.
Después de que
esto dijo
tembló la cruel llanura, y tanto
que siento al recordarlo
escalofríos.
Y enseguida una ráfaga de viento
cruzó, y un rojo rayo tan intenso
que mis
sentidos yo perdí de pronto:
caí como vencido por el sueño.
NOTAS CANTO
III
LA JUSTICIA INSPIRÓ
A MI CREADOR, / FUI POR PODER DE DIOS AQUÍ EMPLAZADA / POR SU SABIDURÍA Y POR
SU AMOR: La creación del infierno es un acto justo,
que emana del poder, la sabiduría y el amor del Dios trinitario. Es una
creación amorosa de Dios porque preserva la libertad angélica y humana de
elegir una existencia sin Él.
el aire sin
estrellas: La palabra estrellas es
fundamental en la Comedia de Dante. Con ella terminan el Infierno, el Purgatorio y
el Paraíso. A lo largo de todo el Infierno, aun cuando aparezcan panoramas amplios, será
omnipresente la sensación de encierro.
en ese aire
eternamente oscuro: La oscuridad es otro elemento central
del Infierno. Oscuridad y muchas veces resplandores
rojizos, por ejemplo más adelante en este canto en la caracterización de los
ojos de Carón, y después en el rayo del final.
¿Qué es esto que
oigo ahora?: Con sutiles variaciones (por ejemplo, en este mismo
canto se arrepentirá Dante de haber preguntado precipitadamente y se obligará a
mostrarse más circunspecto), todo el viaje por el infierno estará signado por
esta dinámica: Dante (y con él, el lector) mira y pregunta, y Virgilio (que
como se verá ya ha viajado una vez hasta el fondo del infierno) explica.
de las almas de
aquellos / que vivieron sin infamia ni honra: El
primer grupo de condenados está destinado a morar en esta suerte de
anteinfierno. Por la falta de tradición literaria y teológica de este espacio,
es una buena muestra de la libertad con la que escribe Dante.
los condenados se
gloriarían de eso: O sea, los condenados del infierno obtendrían
algún tipo de contento al ver que se encuentran con ellos (y por lo tanto han
recibido en cierto sentido un mismo castigo) los ángeles que fueron solo
indiferentes ante la rebelión de Lucifer.
no pienses más en
ellos: mira y pasa: El tono de pronto sentencioso, preciso y
tajante, irrefutable, es una de las virtudes típicas de la poesía de Dante.
También después, un poco más adelante en este canto, en diálogo con Carón: “Así
se quiso allá donde se puede / lo que se quiere, y no preguntes más”.
Y vi que los guiaba
una bandera / que corría veloz por todos lados / como si a detenerse nunca
fuera: Primera muestra de la ley por la cual la
forma del castigo está relacionada con el pecado que ha causado la condenación
(más adelante, un condenado la definirá como “contrapaso”). Aquí, quienes no
tuvieron ninguna bandera, o sea ninguna causa, buena o mala, que guiara su
accionar, están condenados a perseguir esta bandera fugitiva y vana.
y entre ellos el
alma vi de aquel / que por cobarde renunció: Es el primer
condenado que se individualiza, si bien no se lo nombra. Algunos comentadores
suponen que Dante se refiere a Poncio Pilato, que por negarse a tomar partido
decidido por la liberación de Cristo terminó ordenando su crucifixión; pero la
gran mayoría coincide en que se trata del papa Celestino v, un hombre simple,
que había sido ermitaño, de gran fama de santidad (fue canonizado en 1313, poco
después de escrito este episodio), que fue designado papa en julio de 1294 y
que, sobrepasado por las responsabilidades del cargo, renunció al poco tiempo.
El desagrado de Dante se debe a que esa renuncia habilitó la llegada al papado
de Bonifacio VIII, a quien consideraba un pésimo papa y el responsable último
de su exilio. Son muchos, como se verá, los papas en el infierno.
la sangre de sus
caras que sangraban, / mezclándose a sus lágrimas caía / y a unos gusanos a sus
pies alimentaba: Buen ejemplo de la eficaz construcción en
Dante de imágenes del horror; se repetirán a lo largo de todo el recorrido.
Maestro, desearía /
saber quiénes son esos que parecen / ansiosos por cruzar rápidamente: También
típicas de Dante son sus verosímiles caracterizaciones psicológicas; en este
caso, imaginar que la desesperada ansiedad de los condenados se traduce en el
deseo de precipitarse a su sentencia.
en la ribera cruel
del Aqueronte: Es el río que marcaba en la mitología clásica
el inicio del mundo infernal. Con la laguna Estigia, el Flegetonte y el Cocito,
signará la geografía hídrica del infierno. Dante retoma en su caracterización
del río Aqueronte y de su barquero varios elementos de la Eneida, marcando así desde el inicio la filiación de su
poema con las grandes obras de la antigüedad clásica.
Mi mirada bajé,
avergonzado: Esta actitud humilde de Dante hacia sus
guías, que se mantendrá a lo largo de todo el recorrido (no solo infernal, sino
también purgatorial y celestial), es uno de los elementos que facilitan que nos
identifiquemos con él; siempre es consciente de su necesidad de ser guiado a lo
largo del viaje.
Y entonces vimos
que venía / hacia nosotros en su barca un viejo / de pelo blanco: Es
Caronte, o Carón, el barquero que, como en la Eneida, cruza a los
muertos al infierno. El nombre de Carón proviene del griego y significa “brillo
intenso”, elemento que Dante rescata en su caracterización.
¡Tú por otro camino
y otro puerto / algún día a tu playa llegarás! / Ha de llevarte un barco más
ligero: Estas bruscas palabras de Carón presagian el
futuro destino bienaventurado de Dante, como le hace notar enseguida Virgilio.
Y la barbuda boca
en la corriente / de aquel barquero atroz se quedó muda, / sus ojos como brasas
refulgentes: Muy típica de Dante es la habilidad, que
también se celebra en los maestros del haiku, de yuxtaponer eficazmente dos
imágenes contrarias. La oscura corriente, amplia y grandiosa, como marco para
el brillo concentrado en los ojos del barquero.
este lado ya está
de nuevo lleno: Nueva mención al hecho de que son muchos los
condenados al infierno (un poco antes: “que así la muerte destruyera a
tantos”).
Hijo, quien muere
en pecado mortal: la formulación italiana es más dura: “quienes
murieron en la ira de Dios”, de raigambre bíblica y que reaparecerá a lo largo
del descenso. Subrayo en la traducción el valor inmediato de esas palabras para
los contemporáneos de Dante; Virgilio se refiere a quienes se condenan por
haber muerto alejados de Dios, o sea en pecado mortal.
comenzó amable a responderme
el guía: Virgilio retoma gentilmente la pregunta que
unos versos atrás le había hecho Dante al ver la multitud amontonada en la
ribera del Aqueronte. Mitiga así con amabilidad la vergüenza que Dante sentía
por haber preguntado de forma precipitada. El creciente afecto entre Virgilio y
Dante es uno de los hilos primordiales con que se entretejen el Infierno y el Purgatorio.
que mis sentidos yo perdí de pronto: // caí como vencido por el sueño: Para los comentadores antiguos, este teatral desmayo no causa ningún problema en términos de adecuación verosímil. Se lo considera un recurso válido para mantener velado el misterio de cómo alguien vivo puede entrar al reino de los muertos.
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