jueves

San Juan de la Cruz (200)

 DECLARACIÓN

 

75 / Diráseme: “Pues, luego síguese que, cuando el alma apetece a Dios, no le apetece sobrenaturalmente, y así aquel apetito no será meritorio delante de Dios. Respondo que verdad es que no es aquel apetito, cuando el alma apetece a Dios, siempre sobrenatural, sino cuando Dios le infunde, muy poco o nada se merece. Y así, cuando tú, de tuyo, quieres tener apetito de Dios, no es más que apetito natural, ni será más hasta que Dios le quiera informar, sonrenaturalmente diciendo. De donde, cuando tú, de tuyo, quieres apegar el apetito a las cosas espirituales y te quieres asir al sabor de ellas, ejercítase el apetito tuyo natural, y entonces cataratas pones en el ojo y no dejas de ser animal; y así no podrás entender ni juzgar de lo espiritual, que es sobre todo sentido y apetito natural. Y si tienes más dudas, no sé qué te diga, sino que lo vuelvas a leer; quizá lo entenderás, que dicha está la sustancia de la verdad y no se sufre aquí en este alargarse más.

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