PLANTEO DEL ASUNTO (9)
Dramático (6)
Retrato
Posiblemente de ahí se
pasó al retrato en segunda o tercera persona que ocupa innumerables tangos.
Estos pueden, en casos, coincidir con la fórmula anterior, como en Ventarrón:
Por tu fama
por tu estampa,
sos el malementado del hampa,
sos el más taura
de
todos los tauras.
Sos el mismo Ventarrón.
Quién te iguala
por tu rango
en las canyengues
quebradas del tango
y
en la conquista
de
los corazones,
si
se da la ocasión.
Pero a ese elogio sigue
la mención, o el vaticinio, de fracasos presentes o futuros. En general, cuando
estos retratos son de hombres ‘del ambiente’ el elogio escasea; la tendencia es
al escarnio o a la crítica.
Se multiplican los
modelos y también las maneras de encararlos; el retrato se hace en broma o en
serio, con simpatía o desdén, reprochando, moralizando, alabando.
A menudo es el retrato de
un tipo; los personajes que esquematizó el sainete tomándolos de la no muy
extensa pero variada galería que presentaba la realidad fueron ocupados también
por el tango. Muchas de las figuras que sus letras diseñan son prototípicas: Maniquí,
El quinielero, La maleva, La reina del tango:
Flor
de noche que al sordo fragor
del champán descorchado triunfás,
reina
loca que un juego de amor
lentamente, bailando,
trenzás.
Tu compás es el ritmo sensual
que en la alfombra retuerce el gotán
y tu
pinta elegante y teatral
se
muestra orgullosa
junto
a tu bacán.
No obstante, casi siempre
se añade el detalle personal que individualiza al personaje; ya no se trata del
tipo sino del individuo representativo de una condición, un destino, una forma
de vida, como sucede en Milonguita, Nunca tuvo novio, Mala entraña:
Te
criastes entre malevos,
malandrines
y matones,
entre gente de avería
desarrollastes tu acción;
por tu estampa en el suburbio
florecieron
los balcones
y
lograstes la conquista
de
sensibles corazones
por
tu prestigio sentado
de
buen mozo y de matón.
Mezcla
rara de magnate
nacido
entre el sabalaje,
vos
sos la calle Florida
que
se vino al arrabal;
compadrito
de mi barrio
que
sólo cambió de traje,
siempre
pienso si te veo
tirándote
a personaje
que
sos un misto jaulero
con
berretín de zorzal.
Malandrín
de la carpeta,
te
timbeastes de un biabazo
el
caudal con que tu vieja
pudo
vivir todo un mes;
impasible
ante las fichas
en
las noches de escolazo
o
en el circo de Palermo
cuando
a taco y a lonjazo
ves
perder por un pescuezo
la
moneda que tenés.
Y
por eso entre el chusmaje
hoy
la vas de indiferente
insensible
a los halagos
de
la vida y el sufrir;
se
murió tu pobre madre
y
en el mármol de tu frente
ni
una sombra ni una arruga
que
deschavara elocuente
que
tu vieja no fue un perro
y
que vos sabés mentir.
Pero
al final todo cambia
en
esta vida rastrera
y
se arruga el más derecho
si
lo tiran a doblar;
vos
que sos más estirado
que
tejido de fiambrera
quiera
Dios que no te cache
la
mala racha fulera,
que
si no como un alambre
te
voy a ver arrollar.
En algunas letras de este
tipo ya se prepara el paso siguiente: para caracterizar al personaje se cuenta
su vida. Antes de llegar a esto, encontramos algunos retratos más
individualizados, más incanjeables, como los de la mujer de Trovas o la
de Malena.
Sólo excepcionalmente el
autor se dedica al mero detalle físico de su personaje; en primer término le
interesa sus debilidades y virtudes, sus maneras de actuar y de vivir. Eso está
vinculado a cierta tendencia moralizante. En La maleva, en Esta noche
me emborracho hay descripción física pero lo que se dice del cuerpo, de la
ropa, etc. está poniendo en evidencia una forma de vida y una actitud moral. Ya
mencionamos el escarnio o la crítica en el retrato de malevos, y habíamos visto
la reflexión o el consejo al final de cualquier narración. No es, pues, una característica
exclusiva del retrato, pero es frecuente que este se vea rematado por algún
modo de advertencia, de admonición, como vimos en Mala entraña.
Hay más; esos finales moralizante son la forma más usual de relacionarse los retratos con un tema con el que están muy ligados: el del paso de los años, la decadencia, la pérdida de la juventud y de sus bienes.
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