DEL LIBRO PROBLEMAS DE LA OBRA DE DOSTOIESVKI (3)
DEL
CAPÍTULO “EL DIÁLOGO EN DOSTOIEVSKI” (1)
Concluyamos con esto
nuestro análisis de los tipos de diálogo, a pesar de que estamos lejos de
haberlos agotado. Es más, cada tipo tiene numerosas variaciones que no hemos
tocado en absoluto. Pero el principio de estructuración siempre es el mismo.
Siempre está presente la intersección, consonancia o interrupción de las
réplicas del diálogo interno de los héroes. En todas partes existe un determinado
conjunto de ideas, pensamientos y palabras que se conduce a través de varias
voces separadas sonando en cada una de ellas de una manera diferente. El objeto
de la intención del autor no es en absoluto este conjunto de ideas en sí mismo,
como algo neutro e idéntico a sí mismo. No; el objeto de su intención es
precisamente la variación del tema en muchas y diversas voces, un polivocalismo
y heterovocalismo fundamental e insustituible del tema. A Dostoievski
le importa la misma disposición de las voces y su interacción.
Las ideas en sentido estricto,
es decir, los puntos de vista del protagonista como ideólogo, se introducen en
el diálogo con base en un mismo principio. Las opiniones ideológicas, como lo
hemos visto, están también dialogizadas internamente, y en un diálogo externo
se combinan siempre con las réplicas internas del otro, incluso allí donde
adoptan una forma terminada, extremadamente monológica de la expresión. Es así
el famoso diálogo de Iván con Aliosha en la cantina y la intercalada en la “leyenda
del gran inquisidor”. Un análisis más minucioso de este diálogo y de la leyenda
misma demostraría la profunda participación de todos los elementos de la visión
del mundo de Iván en su diálogo interno que lleva consigo mismo y en su
internamente polémica relación mutua con otros. La leyenda, con toda su armonía
externa, está llena, sin embargo, de interrupciones; y la misma estructura del
diálogo del gran inquisidor con Cristo y al mismo tiempo consigo mismo y,
finalmente, el mismo carácter inesperado y ambiguo de su desenlace -todo esto
habla de la interna desintegración dialógica de su núcleo ideológico. Un
análisis temático de la leyenda demuestra la existencia esencial de una forma
dialógica.
En Dostoievski, la idea
jamás se separa de la voz. Por eso es radicalmente errónea la afirmación de que
los diálogos de Dostoievski tienen carácter dialéctico. En tal caso, nos
veríamos obligados a reconocer que la idea auténtica de Dostoievski representa
una síntesis dialéctica de, por ejemplo, las tesis de Raskolnikov y las antítesis
de Sonia (en Crimen y castigo), de las tesis de Aliosha y de las
antítesis de Iván (en Los hermanos Karamazov), etc. Una semejante
comprensión es profundamente absurda. Es que Iván no discute con Aliosha, sino
consigo mismo ante todo, y Aliosha no discute con Iván como una voz íntegra y
única, sino que interviene en su diálogo interno, tratando de reforzar una de
sus réplicas. No puede tratarse de ninguna síntesis; sólo se trata del triunfo
de una u otra voz o de la combinación de voces allí donde estas están de
acuerdo. La última dación para Dostoievski no es la idea como conclusión
monológica, aunque dialéctica, sino el acontecimiento de la interacción de las
voces.
En eso el diálogo de Dostoievski se diferencia del diálogo de Platón. En este último, aunque él no aparece como diálogo totalmente monologizado, pedagógico, la multiplicidad de las voces se apaga en la idea. La idea es pensada por Platón no como acontecer, sino como ser. Participar en la idea significa participar en su ser. Pero todas las relaciones jerárquicas entre los hombres cognoscentes creadas por el diferente grado de su participación en la idea finalmente se apagan en la plenitud de la idea misma.
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