1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019
VII. NEUROSIS
EL SER EN LA NEUROSIS
HÉCTOR GARBARINO / RAQUEL
VIDAL
¿Tenemos derecho a
suponer la supervivencia de lo originario junto a lo posterior, devenido desde
él?
Sin duda ninguna.
S. FREUD / El malestar
en la cultura
Caso A
El acceso a la instancia
del Ser por mediación de la mujer (5)
Transferencia: de la
madre edípica a la madre universo (1)
El conflicto neurótico se
expresa en un lenguaje que trata de la sexualidad y la agresividad, del goce y
el sufrimiento, como efectos de una historia deseante con otros. En la
transferencia se observa la reactualización de los conflictos infantiles donde
predominan aquellos vinculados con la triangularidad edípica.
La historia transferencial
de este paciente parecía confirmar que la neurosis infantil era sutituida por
una neurosis de transferencia. Sorprendentemente, un sueño, que aparece como
sueño edípico paradigmático, va a poner en entredicho el significado neurótico
y promover en nuestra escucha otro tipo de significación.
Es después de ese sueño,
que empezamos a pensar en la instancia del Ser, y en otro tipo de
transferencia, diferente de la neurótica, que llamaremos transferencia con la
madre universo.
El sueño: “Vuelvo a
deshora a tu casa, que no es esta, sino la casa de M., una amiga del final de
mi adolescencia. Estás sola, el clima es íntimo, y yo te traigo algo bueno,
reparador. Estás comiendo, no sé qué… en unos potes o vasijas de barro o de
caparazón de molusco. Entonces hacés gestos con el vestido, medio abierto, y me
permitís ver tus pechos. Me das entrada, confianza, con un desparpajo femenino,
chocante y seductor. Yo reacciono tímido, medio disimulo, pero después no me
amilano y encaro. Ronca tu marido, y descubro tu tamaño, no tan grande como yo
creía… eras abrazable”. El sueño fue agradable, sí, agradable. Me llamó la
atención tu aparición tan diferente a todas tus apariciones… estabas cómplice,
erótica, y así nunca te vi, ni imaginé, ni soñé.
Le interpretamos en el
sentido del deseo edípico, la transgresión (deshora), la madre puta, el
incesto, el padre burlado. Responde a la interpretación en tono molesto y dice:
“Había una autenticidad en la escena, que aleja de putismo, de traición, Putez,
traición son añadiduras sociales… Siento una resistencia intensa a considerar
peyorativamente sentires que aparecen espontáneamente, dos seres que se aman,
no condeno los sentimientos, la moral es otra cosa”.
Sentí que con este sueño
subía un escalón…
Me vino la película, la foto de masculino-femenino, que me evoca un estado de espíritu, un sentir fermental interno, lo erótico, un amanecer. Tú extrañas en ese mundo la fantasía ideal”.
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