viernes

ALBERT HOFMANN - LSD: CÓMO DESCUBRÍ EL ÁCIDO Y QUÉ PASÓ DESPUÉS EN EL MUNDO (43)

 

 Los parientes mejicanos del LSD (1)

 

Hacia fines de 1956 una noticia de un diario me despertó un especial interés. Unos investigadores norteamericanos habían encontrado entre los indios del sur de Méjico unas setas que se comen durante ceremonias religiosas y generan un estado embriaguez acompañado de alucinaciones.

 

La seta sagrada teonanacatl (1)

 

No se conocía entonces ninguna otra droga que provocara alucinaciones, como el LSD, salvo el cactus de la mescalina, que también existía en Méjico. Por eso me habría gustado contactarme con estos investigadores, para llegar a conocer esas setas en mayor detalle. Pero en aquel breve artículo periodístico faltaban nombres y direcciones, de modo que me fue imposible obtener más información. De todos modos seguí pensando en las setas misteriosas, cuya investigación química hubiera sido una tarea seductora,

 

Estaba de por medio el LSD, como se comprobó luego, cuando al año siguiente estas setas hallaron el camino a mi laboratorio sin que yo interviniera.

 

Por mediación del Dr. J. Durant, el entonces director de la filial de Sandoz en París, llegó a la dirección de investigaciones farmacológicas de Basilea, la pregunta del profesor Bleim, director del Laboratoire de Cryptogamie del Museum National d’Histoire Naturelle de París, de si teníamos interés en llevar a cabo el estudio químico de las setas alucinógenas mejicanas. Con gran alegría me declaré dispuesto a emprender esta tarea en mi sección, es decir, en los laboratorios de investigación de sustancias naturales. Así quedaba establecida la conexión con los emocionantes estudios de las setas mágicas mejicanas, cuyos aspectos etnomicológicos y botánicos se habían ya examinado científicamente en su mayor parte.

 

La existencia de estas setas mágicas constituyó durante mucho tiempo un enigma. La historia de su redescubrimiento se describe en Mushrooms, Russia and History (*) (Pantheon Books, Nueva York, 1957), la obra clásica de la etnomicología en dos volúmenes muy bien presentados. Es una versión de primera mano, pues sus autores, el matrimonio de investigadores Valentina Pavlovna y R. Gordon Wasson tuvieron una participación decisiva en este redescubrimiento. La siguiente exposición de la historia de estas setas está extraída de la publicación de los Wasson.

 

Los primeros testimonios escritos sobre el empleo de setas embriagadoras en ocasiones festivas o en el marco de ceremonias religiosas y prácticas de curaciones mágicas se encuentra ya entre los cronistas y naturalistas españoles del siglo XVI, que llegaron al país poco después que Hernán Cortés conquistara Méjico. El testimonio más importante es el del franciscano Bernardino de Sahagún, quien, en su famosa Historia General de las Cosas de Nueva España, escrita entre 1529 y 1590, cita repetidas veces las setas mágicas y describe sus efectos y su empleo. Así describe, por ejemplo, cómo unos comerciantes celebraron la vuelta de un exitoso viaje de negocios con una fiesta de setas.

 

En la reunión festiva, mientras tocaban las flautas, comían setas. No ingerían otra comida; durante toda la noche sólo bebían chocolate. Comían las setas con miel. Cuando las setas comenzaron a dar efecto, se bailó y lloró… Unos veían en sus visiones, cómo morían en la guerra… otros, cómo los devoraban las fieras feroces… los terceros, que se enriquecían y podían comprarse esclavos… los cuartos, cómo cometían adulterios y luego eran lapidados y les rompían el cráneo… los quintos, cómo se ahogaban en el agua… los sextos, cómo encontraban la paz en la muerte… otros más allá, cómo se caían del tejado y morían… Todas estas cosas veían. Cuando disminuyó el efecto de las setas se reunieron y se narraron unos a otros lo que habían visto en sus visiones.

 

(*) Setas, Rusia y la Historia.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+