1ª edición: Editorial Proyección / Uruguay / 1993, en colaboración con la
Universidad de Poitiers.
1ª edición virtual: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2020, con el
apoyo de la Universidad de Poitiers.
Traducción del francés: Hugo Giovanetti Viola
HISTORIA Y FICCIÓN
V. UNA BÚSQUEDA INFRUCTUOSA:
AMERICANISMO Y HEROICIDAD (3)
Desde el comienzo, los
valores americanos implicados por la edificación del Chamamé ostentan su
vocación de fracaso. Y la contenida ternura que se cuela bajo la descripción
del viejo boliche de mostrador rudimentario, “hecho de tablones cóncavos
soportador por caballetes”, y el pintoresco viejo “aindiado y conversador, con
un cabo de cuchillo (…) asomado en la cintura, siempre en camisa y bombachas” (98),
representantes ambos de los valores ancestrales, no alcanza para ocultar la corrosión
creciente del establecimiento: la “barbarie” americana, mezquina e inofensiva,
a semejanza del mismo viejo, se vacía de su propia sustancia. Ella perderá en la
obra de Onetti el turbio encanto que, en las obras del siglo pasado, volvía tan
peligrosas y seductoras a la vez las fuerzas instintivas y brutales de la
campaña. Sarmiento o Echeverría -para citar sólo dos de los ejemplos más
representativos- no pudieron evitar, a pesar de pertenecer al partido unitario
y profesar una ideología totalmente opuesta a la de sus adversarios, contemplar
con un admirado asombro los mismos excesos de las tan vilipendiadas fuerzas
bárbaras. Tanto el Facundo Quiroga -el “caudillo” andino- de Sarmiento como la “chusma”
invasora de El matadero de Echeverría, aparecen igualmente dotados de
una vitalidad exuberante, temible y fascinante, en sendas descripciones plurívocas
y apasionadas. La crítica ha señalado, por otra parte, el profundo interés que
no pueden dejar de sentir Sarmiento y Echeverría (98 bis) por personajes y
situaciones que deberían legítimamente provocarles el rechazo y el asco.
No sucede lo mismo en la
obra de Juan Carlos Onetti que remodela a su manera, deliberadamente pesimista,
el viejo antagonismo Civilización/Barbarie. Desprovista de su halo mítico y de
su equivoco esplendor, la “barbarie” ya no pertenece a ningún lugar ni época.
Se extiende hasta el infinito y nos transporta a sórdidas realidades llamadas
subdesarrollo, militarización creciente de la sociedad, miseria de las clases
medias, resignación o desengaño. Nada puede atenuar su fealdad estéril, y menos
todavía esa fácil excusa demasiado a menudo manejada, acerca de la “juventud”
del continente latinoamericano. Porque la decepcionante América, según Juan
Carlos Onetti, se emparenta menos con la juventud que con la inmadurez:
Ahora el reloj picoteaba
el tiempo sin descanso. Diez y nueve y nueve, hora de Buenos Aires. Atrás de la
cortina y su moña roja estaba la ciudad. Tres millones de personas. Y sin
embargo, una vez al día, era forzoso oler un aire de provincias, lento y sin
madurez (99)
Notas
(98) Ibíd., La casilla –
V, p. 136.
(98 bis) Fernando
Alegría, Breve historia de la novela hispano-americana de Andrea, México,
1959: “El ambiente es brutalmente real. Un estilo directo, desnudo de todo afán
retórico. Echeverría dispone sus elementos: el solar de Matadero, la sangre,
las vísceras, la grasa, los matarifes, las negras, los niños, todos sucios y
enloquecidos, disputándose las entrañas de los animales; poco a poco se integra
esto en una visión sobrecogedora. Una locura salvaje se apodera del ambiente”.
(99) Tierra de nadie, VI, p. 34.
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