miércoles

JOSEPH CAMPBELL - EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (154) Psicoanálisis del mito

 2 / EL FIN DEL MACROCOSMOS (1)

 

Así como la forma creada del individuo debe disolverse, así también la forma del universo.

 

“Cuando se sepa que después del lapso de cien mil años el ciclo debe renovarse, los dioses llamados Loka byuas, habitantes de un cielo de placer sensual, deambularán por el mundo, con el cabello suelto flotando en el viento, llorando y limpiándose las lágrimas con las manos una y otra vez, y con ropas rojas y en gran desorden. Y harán el siguiente anuncio: ‘Señores, después del lapso de cien mil años el ciclo debe renovarse; este mundo será destruido; también ha de secarse el poderoso océano; y la gran tierra, Y Sumeru el monarca de las montañas han de ser destruidos y quemados -hasta el mundo de Brahma se ha de extender la destrucción. Por tanto, señores, cultivad la amistad; cultivad la compasión, el júbilo y la indiferencia, respetad a vuestras madres; respetad a vuestros padres; y honrad a vuestros mayores entre vuestros parientes.’

 

Esto se llama la Conmoción Cíclica.” (8)

 

La versión maya del fin del mundo está representada en una ilustración que cubre la última página del Códice de Dresden. (9) Este antiguo manuscrito registra los ciclos de los planetas y de ellos deduce cálculos de vastos ciclos cósmicos. Lo números serpiente que aparecen al terminar al texto (así llamados porque aparece entre ellos un símbolo en forma de serpiente) representan períodos del mundo de unos treinta y cuatro mil años -doce y medio millones de días- y estos están registrados una y otra vez. “Dentro de estos períodos casi inconcebibles todas las unidades pequeñas pueden tomarse como si llegaran finalmente a una conclusión más o menos exacta. ¿Qué importan unas pocas decenas de años de más o menos en esto, que es prácticamente una eternidad? Finalmente, en la última página del manuscrito se representa la Destrucción del Mundo, a la cual han abierto el camino los números más altos. Aquí vemos a la serpiente de la lluvia, que se extiende por el espacio y deja caer torrentes de agua. Grandes corrientes de agua brotan del sol y de la luna. La vieja diosa, la de las garras de tigre y el aspecto imponente, la malévola patrona de las inundaciones y de los aguaceros, vuelve la vasija de las aguas celestes. Los huesos cruzados, símbolo temible de la muerte, decoran su falda, y una serpiente enroscada adorna su cabeza. Debajo, con su lanza que apunta hacia la tierra y simboliza la destrucción universal, el dios negro se adelanta, con una lechuza chillando encima de su temible cabeza. Aquí está retratado gráficamente el último cataclismo que todo lo ha de abarcar.” (10)

 

Una de las más fuertes representaciones aparece en la Edda poética de los antiguos vikingos. Odín (Wotan), el jefe de los dioses, quiso saber cuál sería su maldición y la de su panteón, y la “Mujer sabia”, personificación de la Madre del Mundo, el Destino articulado, le contestó: (11)

 

Los hermanos lucharán uno contra el otro,

Y los hijos de las hermanas mancillarán el parentesco;

Caerá sobre la tierra una gran prostitución;

Tiempo de hachas, tiempo de espadas, de hendidos escudos;

Tiempo del invierno, tiempo de los lobos, aquí desaparece el mundo;

Nunca los hombres serán clementes.

 

Notas 

(7) Basado en la traducción de E. A. W. Budge: The Book of the Dead, The Papyrus of Ani, Scribe ans Treasurer of the Temples of Egypt, about 1450 B. C. (Nueva Yrk, 1913).

(8) Reproducido del libro de Henry Clarke Warren Buddhism in Translations, pp. 38-39.

(9) Sylvanus G. Morley, (An introduction to the Study of the Maya Hieroglyphics (57th Bulletin, Bureau os American Ethnology; Washington, 1915), lám. 3, frente a la pág. 32.

(10) Ibid., p. 32.

(11) Lo siguiente está basado en la Edda poética, “Voluspa”, 42 ss. (Los versos están citados de la traducción de Bellows, op. cit., pp. 19-20, 24) y la Edda en prosa, “Gylfaginning” LI (traducción de Brodeur, op. cit., pp. 77-81).

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