2 / EL FIN DEL MACROCOSMOS (1)
Así como la forma creada del individuo
debe disolverse, así también la forma del universo.
“Cuando se sepa que después del lapso
de cien mil años el ciclo debe renovarse, los dioses llamados Loka byuas,
habitantes de un cielo de placer sensual, deambularán por el mundo, con el
cabello suelto flotando en el viento, llorando y limpiándose las lágrimas con
las manos una y otra vez, y con ropas rojas y en gran desorden. Y harán el
siguiente anuncio: ‘Señores, después del lapso de cien mil años el ciclo debe
renovarse; este mundo será destruido; también ha de secarse el poderoso océano;
y la gran tierra, Y Sumeru el monarca de las montañas han de ser destruidos y quemados
-hasta el mundo de Brahma se ha de extender la destrucción. Por tanto, señores,
cultivad la amistad; cultivad la compasión, el júbilo y la indiferencia,
respetad a vuestras madres; respetad a vuestros padres; y honrad a vuestros
mayores entre vuestros parientes.’
Esto se llama la Conmoción Cíclica.”
(8)
La versión maya del fin del mundo está
representada en una ilustración que cubre la última página del Códice de Dresden.
(9) Este antiguo manuscrito registra los ciclos de los planetas y de ellos
deduce cálculos de vastos ciclos cósmicos. Lo números serpiente que aparecen al
terminar al texto (así llamados porque aparece entre ellos un símbolo en forma
de serpiente) representan períodos del mundo de unos treinta y cuatro mil años
-doce y medio millones de días- y estos están registrados una y otra vez. “Dentro
de estos períodos casi inconcebibles todas las unidades pequeñas pueden tomarse
como si llegaran finalmente a una conclusión más o menos exacta. ¿Qué importan
unas pocas decenas de años de más o menos en esto, que es prácticamente una
eternidad? Finalmente, en la última página del manuscrito se representa la
Destrucción del Mundo, a la cual han abierto el camino los números más altos.
Aquí vemos a la serpiente de la lluvia, que se extiende por el espacio y deja caer
torrentes de agua. Grandes corrientes de agua brotan del sol y de la luna. La
vieja diosa, la de las garras de tigre y el aspecto imponente, la malévola
patrona de las inundaciones y de los aguaceros, vuelve la vasija de las aguas
celestes. Los huesos cruzados, símbolo temible de la muerte, decoran su falda,
y una serpiente enroscada adorna su cabeza. Debajo, con su lanza que apunta
hacia la tierra y simboliza la destrucción universal, el dios negro se
adelanta, con una lechuza chillando encima de su temible cabeza. Aquí está
retratado gráficamente el último cataclismo que todo lo ha de abarcar.” (10)
Una de las más fuertes representaciones
aparece en la Edda poética de los antiguos vikingos. Odín (Wotan), el
jefe de los dioses, quiso saber cuál sería su maldición y la de su panteón, y
la “Mujer sabia”, personificación de la Madre del Mundo, el Destino articulado,
le contestó: (11)
Los hermanos lucharán uno contra el otro,
Y los hijos de las hermanas mancillarán
el parentesco;
Caerá sobre la tierra una gran prostitución;
Tiempo de hachas, tiempo de espadas, de
hendidos escudos;
Tiempo del invierno, tiempo de los
lobos, aquí desaparece el mundo;
Nunca los hombres serán clementes.
Notas
(7) Basado en
la traducción de E. A. W. Budge: The Book of the Dead, The Papyrus of Ani,
Scribe ans Treasurer of the Temples of Egypt, about 1450 B. C. (Nueva Yrk,
1913).
(8) Reproducido del libro de Henry
Clarke Warren Buddhism in Translations, pp. 38-39.
(9) Sylvanus G.
Morley, (An introduction to the Study of the Maya Hieroglyphics (57th
Bulletin, Bureau os American Ethnology; Washington, 1915), lám. 3, frente a la
pág. 32.
(10) Ibid.,
p. 32.
(11) Lo siguiente está basado en la Edda poética, “Voluspa”, 42 ss. (Los versos están citados de la traducción de Bellows, op. cit., pp. 19-20, 24) y la Edda en prosa, “Gylfaginning” LI (traducción de Brodeur, op. cit., pp. 77-81).
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