viernes

IDEA VILARIÑO - LAS LETRAS DE TANGO (16)

 PLANTEO DEL ASUNTO (2)

 

Narrativo (1)

 

Es mucho más frecuente lo narrativo. Buena parte de estas letras desarrolla una historia, cuenta una experiencia propia o ajena, pasada o presente, cómica o dolorosa. A menudo tampoco se trata de narración pura. Sólo en los casos ejemplares encontramos cada planteo en estado puro; las distinciones que se pueden hacer nunca son rígidas. Por ejemplo, de las cuatro estrofas de Consejo de oro las dos primeras se dedican exclusivamente a contar; en especial la segunda, ejemplo de esa narración rápida, tan propia del tango, que va cubriendo historia con cada verso:

 

Fui creciendo a la bartola

y en mis años juveniles

agarré por el camino

que mejor me pareció;

me codié con milongueras,

me atoré con copetines

y el mejor de mis amigos

cuando pudo me vendió.

De engrupido me hice el guapo;

me encerraron entre rejas

y de preso ni un amigo

me ha venido a visitar;

 sólo el rostro demacrado

y adorado de mi vieja

se aplastó contra las rejas

para poderme besar.

 

Y ahí concluye lo narrativo; en las dos estrofas que siguen se vierten la reflexión y el ‘consejo de oro’. Ya mencionamos aquellas letras en que se deja de narrar para intercalar un discurso, una carta, etcétera, en la segunda estrofa. Pero pese a estas y a todas las posibles y practicadas combinaciones, son innumerables los tangos que desde la primera a la última línea están contando, son un cuento; a veces, el esquema de una novela, a veces, una simple anécdota: El taita del arrabal, La brisa, Galleguita.

 

Es posible que la afición por contar, que en los autores más nuevos se va perdiendo, venga de la vieja milonga cantada. Las primeras milongas que grabó Gardel, algunas de ellas en décimas y todas de autores que venían desde antes del tango -Martino, Ricardo, Maroni-, se ocupan a menudo de contar:

 

Hace como una semana

que un pasiandero mistongo

me invitó para un bailongo

en el barrio de las ranas.

Las principales bacanas

De toda la población

se fueron a la función

propiamente enfaroladas

porque habían sido invitadas

con tarjetas de cartón.

 

La concisión, el poder de síntesis de que hablamos antes son la virtud más notable de algunas de estas narraciones, la que hace posible que en textos tan breves quepa la historia de una carrera, un amor, una vida, pudiendo incluir retratos de personajes, descripciones de lugar o de época, etcétera.

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