(Milonga del viento negro)
para Dino
Está cantado
que hay hombres que
resisten
hasta un tornado
para seguir pariendo.
Van a morir
creyendo.
(Mejor desnudo que
muerto)
Morir despacio
y con el amor
puesto
en el espacio.
Tu calma es tu
calvario.
Tu cuerpo es tu
sudario.
(Nuestro primer
tocadiscos)
La música infinita
que conocí de niño
no era bonita
pero irisaba el
fondo
del infierno más
hondo.
(Advertencias de la
hora del lobo)
Hay madrugadas
en que caen
pesadillas
como pedradas.
Hay que tratar de
leerlas.
Piden que no te
pierdas.
(Carnicerías
familiares)
Quien te destrata
por odios mal curados
también te mata.
¡Con qué horribles
maneras
no quieren que los
quieras!
(El trineo de mis
hijos)
para Miki y Nacho
Cada semana
jugábamos riéndonos
en la gran cama.
La sábana era leve
como un manto de
nieve.
(Beatrice, Dulcinea
y Bénédicte)
Soy aquel hombre
que batalla
pensando
sólo en tu nombre.
De tu hermosura
vengo.
Es todo lo que
tengo.
(El relámpago del
reino)
Hay una espada
que parte los
amores
y no es por nada.
Su filo cae del
cielo.
Su luz viene de
vuelo.
(Noche muy blanca)
Es tan extraño
confesarle a la
luna
cómo te extraño.
El amor no lastima.
Y el dolor me
ilumina.
(Cumpleaños de
Amalia)
Cinco deditos
que se alzan como
velas
y los benditos
resplandores
remotos:
lo eterno entre nosotros.
(El acorralamiento
de San Juan de la Cruz)
En nueve meses
de celda con
gusanos
fluían a veces
tus versos
milagrosos.
¡Los poetas y sus
pozos!
(Barrio de tango)
Calles mojadas
por las miradas
rotas
y mal amadas.
Y la noche llorando.
Y el corazón callando.
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