EL TEATRO ES UN ENCUENTRO
NAIN KATTAN Y JERZY
GROTOWSKI (3)
(*) En junio de 1967,
durante la Feria Mundial de 1967 en Canadá, Jerzy Grotowski asistió a un
simposio internacional de teatro que tuvo lugar en Montreal. Durante su estadía
allí concedió la siguiente entrevista a Nain Kattan que la publicó en Arts
et Letres, Le Devoir (julio de 1967).
Sin embargo, para montar
obras de teatro es necesario escoger textos y autores. ¿Cuál es su
procedimiento? ¿Cómo escoge una obra en lugar de otra, o du dramaturgo en lugar
de otro?
El encuentro surge de una
fascinación. Implica una lucha y también algo profundamente similar que provoca
una identidad entre aquellos que toman parte y el encuentro. Cada productor
debe buscar encuentros que convengan a su propia naturaleza. Para mí esto
quiere decir los grandes poetas románticos de Polonia, pero también significa
Marlowe y Calderón. Mostraré con suficiente claridad que me interesan mucho los
textos que pertenecen a una gran tradición. Para mí son como las voces de mis
ancestros y esas voces nos llegan desde las fuentes de nuestra cultura europea.
Esas obras me fascinan porque nos dan la posibilidad de una confrontación
sincera: una confrontación brusca y brutal entre las experiencias y creencias
de la vida de generaciones previas, por una parte, y por la otra la de nuestras
propias experiencias y de nuestros propios prejuicios.
¿Existe en su opinión una
relación entre la obra dramática y la época en la que se produjo?
Sí, evidentemente existe
una relación entre el contexto histórico de la obra escrita y la época y el
texto mismo. Pero no es el contexto el que decide nuestra inclinación y nuestra
voluntad de confrontarnos con esas obras. Es el contexto de mis experiencias
actuales lo que decide mi elección. Tomemos un ejemplo: Homero, ¿por qué
estudiamos ahora la Ilíada y la Odisea? ¿Para estar familiarizados
con la cultura y la vida social del pueblo de esa época? Quizá sí, pero ese es
un trabajo para profesores. En la perspectiva del arte esas obras están siempre
vivas. Los personajes de la Odisea son todavía actuales porque hay peregrinos
todavía. Nosotros somos también peregrinos. Su peregrinaje es diferente al
nuestro y es por ello por lo que arrojan una luz sobre nuestra propia
condición.
No hay que hacer demasiadas especulaciones en el campo del arte. El arte no es la fuente de la ciencia, es la experiencia que surge cuando nos abrimos hacia los otros, la que nos confronta con ellos a fin de entendernos a nosotros mismos: no con el sentido científico de recrear el contexto de una época en la historia, sino con un sentido elemental y humano. Y dentro de la larga procesión de madres que sufren no es el contexto histórico de Niobe lo que nos interesa. Por supuesto el pasado está presente en la medida en que podamos oír y entender su voz. La voz de Niobe puede parecernos ahora un poco extraña, es indudable que suene diferente de la voz de la madre que llora sobre sus niños en Auschwitz y la diferencia determina el contexto histórico. Está escondido, y si tratamos de separarlo, de subrayarlo o acentuarlo, lo perdemos todo porque la experiencia artística es abierta y directa.
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