miércoles

JOSEPH CAMPBELL - EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (154) Psicoanálisis del mito

 1 / EL FIN DEL MICROCOSMOS (3)

 

Una visión profunda y terrible de la jornada está en el Libro de los Muertos de los egipcios. El hombre o la mujer que han muerto son identificados con Osiris y llamados por ese nombre. Los textos se abren con textos de alabanza a Re y Osiris y luego proceden a los misterios de la separación del espíritu del mundo. En el “Capítulo en que se da una boca a Osiris N.” (6) leemos la frase: “Salgo del huevo en la tierra escondida.” Este es el anuncio de la idea de la muerte como un renacimiento. Después, en el “Capítulo en que se abre la boca de Osiris N.” el espíritu que despierta reza: “Que el dios Ptah abra mi boca, y que el dios de mi ciudad suelte las ataduras, hasta las ataduras que están sobre mi boca. El “Capítulo para que Osiris N. posea la memoria en el Mundo Subterráneo” lleva el proceso del renacimiento dos etapas más adelante. Entonces empiezan los capítulos de los peligros que el viajero solitario tiene que arrostrar y superar en su camino hacia el trono del temible juez.

 

El Libro de los Muertos era enterrado con la momia como un libro guía para los peligros del difícil camino, y se recitaban capítulos en el momento del entierro. En una de las etapas de la preparación de la momia, el corazón del muerto era abierto en dos y un escarabajo de basalto montado en oro, símbolo del sol, se le colocaba dentro con la plegaria: “Mi corazón, mi madre, mi corazón, mi madre, mi corazón de las transformaciones.” Esto queda prescrito en el “Capítulo para no permitir que el corazón de Osiris N. le sea arrancado en el Mundo Subterráneo.” Después leemos en el “Capítulo para echar al cocodrilo”: “Regresa, oh cocodrilo que vives en el norte… Las cosas creadas están el hueco de mi mano y aquellas que no han llegado al ser están en mi cuerpo. Estoy vestido y he sido provisto con tus palabras mágicas, oh Re, las cuales están en el cielo por encima de mí, y en la tierra, por debajo de mí…” Al “Capítulo para rechazar a las serpientes” sigue el “Capítulo para rechazar a Apshait”. Y el alma grita al último demonio: “Parte de mí tú que tienes labios que roen.” En el “Capítulo para echar a las dos diosas Merti” el alma declara sus objetivos, y se protege confesando ser el hijo del padre: “…Reluzco en el bote de Sektet, soy Horus el hijo de Osiris, y he venido a ver a mi padre Osiris.” El “Capítulo para vivir de aire en el Mundo Subterráneo”, y el “Capítulo para volver la serpiente Rerek al Mundo Subterráneo”, llevan al héroe más adelante en su camino y luego viene la gran proclama, en el “Capítulo que hace a un lado los asesinatos que se cometen en el Mundo Subterráneo”: “Mi cabello es el cabello de Un. Mi rostro es el rostro de Disk. Mis ojos son los ojos de Hathor. Mis orejas son las orejas de Apuat. Mi nariz es la nariz de Khenti-khas. Mis labios son los labios de Anpu, Mis dientes son los dientes de Serget. Mi cuello es el cuello de la divina diosa Isis. Mis manos son las manos de Ba-neb-Tattu. Mis brazos son los brazos de Neth, Señora de Sais. Mi espinazo es el espinazo de Suti. Mi falo es el falo de Osiris. Mis lomos son los lomos de los se Kher-aba. Mi pecho es el pecho del poderoso Señor del Terror… No hay miembro de mi cuerpo que no sea el miembro de algún Dios. Thoth escuda mi cuerpo y cada día que pasa soy Re. Nadie me arrastrará por los brazos, ni nadie tomará mis manos con violencia…”

 

Igual que en la muy posterior imagen budista del Bodhisattva, en cuyo nimbo están quinientos Buddhas transformados, cada cual atendido por quinientos Bodhisattvas, y cada uno de ellos, a su vez, por dioses innumerables, también aquí el alma llega a la plenitud de su estatura y de su poder asimilando las deidades que anteriormente se había pensado que estaban separadas de su cuerpo y fuera de él. Son proyecciones de su propio ser y cuando este vuelve a su verdadero estado, las reabsorbe.

 

En el “Capítulo para aspirar el aire y dominar el agua del Mundo Subterráneo”, el alma se proclama como guardián del huevo cósmico: “¡Oh, árbol sicomoro de la diosa Nut! Concédeme el agua y el aire que viven en ti. Abrazo el trono que está en Hermópolis y cuido y guardo el hueco del Gran Cacareador. Crece, crezco; vive, vivo; respira el aire, lo respiro yo; yo, Osiris N. triunfador.”

 

Sigue el “Capítulo para no permitir que se arranque al hombre su alma en el Mundo Subterráneo” y el “Capítulo para beber el agua del Mundo Subterráneo y para no ser quemado por el fuego”, y entonces se llega a la gran culminación, el “Capítulo para llegar de día al Mundo Subterráneo”, en que el alma y el ser universal se conocen como uno solo: “Yo soy Ayer, Hoy y Mañana, tengo el poder de nacer por segunda vez: soy la divina alma escondida que crea a los dioses y que da comidas de sepulcro a los ciudadanos del Mundo Subterráneo de Amentet y del Cielo. Soy el timón del este, el poseedor de dos rostros divinos donde se ven sus rayos. Soy el señor de los hombres que se levantan; el señor que sale de la oscuridad y cuyas formas de existencia son las de la casa donde están los muertos. ¡Salud, par de halcones que estáis trepados en vuestros lugares de descanso, que atendéis a las cosas que él dice, que guiáis el ataúd al lugar secreto, que acompañáis a Re y lo seguís al lugar más alto del santuario que están en las alturas celestes! Oh, señor del santuario que está en el medio de la tierra. Él es yo y yo soy él, y Ptah ha cubierto su cielo de cristales…”

 

De allí en adelante, el alma puede recorrer el universo a voluntad, como se muestra en el “Capítulo en que se levantan los pies y se sale a la tierra”, el “Capítulo para viajar a Heliópolis y recibir allí un trono”, el “Capítulo del hombre que se transforma en la forma que le agrada”, el “Capítulo para entrar a la Gran Casa” y el “Capítulo para llegar a la presencia de los Divinos Soberanos Príncipes de Osiris”. Los capítulos de la llamada Confesión Negativa declaran la pureza moral del hombre que ha sido redimido: “no he hecho iniquidades… No he robado con violencia… No he hecho violencia a ningún hombre… No he cometido robo… No he matado ni hombre ni mujer…” El libro concluye con alabanzas a los dioses y después vienen el “Capítulo para vivir cerca de Re”, el “Capítulo para hacer que un hombre regrese para ver su casa en la tierra”, el Capítulo para que el alma se haga Perfecta”, y el “Capítulo para navegar en la gran barca del Sol de Re”. (7)

 

Notas 

(6) N. es el nombre del difunto, por ejemplo, Osiris Aufankh, Osiris Ani.

(7) Basado en la traducción de E. A. W. Budge: The Book of the Dead, The Papyrus of Ani, Scribe and Treasurer of the Temples of Egypt, about 1450 B. C. (Nueva York, 1913).

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