miércoles

HACIA UN TEATRO POBRE (24) - JERZY GROTOWSKI

  

 EL TEATRO ES UN ENCUENTRO

 

NAIN KATTAN Y JERZY GROTOWSKI (2)

 

(*) En junio de 1967, durante la Feria Mundial de 1967 en Canadá, Jerzy Grotowski asistió a un simposio internacional de teatro que tuvo lugar en Montreal. Durante su estadía allí concedió la siguiente entrevista a Nain Kattan que la publicó en Arts et Letres, Le Devoir (julio de 1967).

 

¿Cuál es la tarea del teatro frente a la literatura?

 

El meollo del teatro es el encuentro. El hombre que realiza un acto de autorrevelación, el que establece contacto consigo mismo, es decir, una extrema confrontación, sincera, disciplinada, precisa y total, no meramente una confrontación con sus pensamientos sino una confrontación que envuelva su ser íntegro, desde sus instintos y su aspecto inconsciente hasta su estado más lúcido.

 

El teatro es también un encuentro entre la gente creativa, soy yo, como director, quien se enfrenta al actor, y la autorrevelación del actor me permite una revelación de mí mismo. Los actores y yo nos enfrentamos al texto, no es posible expresar lo objetivo en el texto y, de hecho, sólo aquellos textos realmente malos nos dan una sola posibilidad de interpretación. Las obras maestras representan una especie de rompecabezas para nosotros. Tomemos Hamlet: sí, numerosísimos libros han sido dedicados a este personaje. Cada profesor nos dirá que ha descubierto un Hamlet objetivo. Nos sugieren Hamlets revolucionarios, Hamlets rebeldes o impotentes, o Hamlets alienados, etc, pero no existe un Hamlet objetivo. La obra es demasiado grande para eso; la fuerza de las grandes obras consiste realmente en su efecto catalítico: abren puertas para nosotros, ponen en marcha la maquinaria de nuestra autovigilancia. Mi encuentro con el texto se parece a mi encuentro con el actor y al suyo conmigo. Para ambos, para el director y para el actor, el texto es una especie de escalpelo que nos permite abrirnos a nosotros mismos, trascendernos, encontrar lo que está escondido dentro de nosotros y realizar el acto de encuentro con los demás; en otras palabras, trascender nuestra soledad. En el teatro, si usted quiere, el texto tiene la misma función que el mito tuvo para el poeta de los tiempos antiguos. El autor de Prometeo encontró en el mito de Prometeo tanto un acto de desafío como un surgimiento, quizá, aun, la fuente de su propia creación. Pero su Prometeo fue el producto de su experiencia personal. Es lo que se puede decir acerca de eso, el resto no tiene importancia. Repito, si se puede actuar el texto en su totalidad, se puede cambiar su estructura total o hacer una especie de collage. Se puede, por otra parte, hacer adaptaciones e interpolaciones. En ningún caso se trata de creación teatral sino de literatura. Brecht ha dado ejemplo de adaptaciones de otros autores y lo mismo hizo Shakespeare. En cuanto a mí, no deseo ni hacer una interpretación literaria ni un tratamiento literario porque ambos están más allá de mi competencia, porque mi campo es el de la creación teatral. Para mí, creador de teatro, lo importante no son las palabras sino lo que hacemos con ellas, lo que reanima a las palabras inanimadas del texto, lo que las transforma en “la Palabra”. Iré más lejos: el teatro es un acto engendrado por reacciones humanas e impulsos, por contactos entre la gente. Es a la vez un acto espiritual y biológico. Pero seamos completamente claros, no quiero decir que debamos hacerle el amor al público, eso nos convertiría en una especie de artículo de venta.

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