EL NUEVO TESTAMENTO DEL TEATRO
EUGENIO BARBA Y JERZY
GROTOWSKI (13)
¿Cómo puede un teatro de
este tipo reflejar nuestro tiempo? Estoy pensando en el contenido y en el
análisis de los problemas actuales.
Responderé de acuerdo con
la experiencia de nuestro teatro. Aunque hayamos utilizado a menudo textos
clásicos, el nuestro es un teatro contemporáneo en el sentido en que confronta
nuestras más íntimas raíces con nuestra conducta corriente y con nuestros
estereotipos, y de esta manera nos muestra cómo somos “ahora” en perspectiva con
nuestro “ayer”, y este “ayer” con nuestro “ahora”. Aunque este teatro utilice
un lenguaje elemental de signos y sonidos -comprensibles más allá del valor
semántico de la palabra, hasta para una persona que no entiende el lenguaje en
el que la obra se representa-, ese teatro debe ser nacional porque está basado
en la introspección y en general en nuestro superego social que ha sido
moldeado dentro de un clima particular y nacional, convirtiéndose así en su
parte integrante.
Si deseamos enfrentarnos profundamente
a la lógica de nuestra mente y de nuestra conducta y alcanzar sus más íntimos
recovecos, su motor secreto, entonces el sistema completo de signos construidos
dentro de la representación debe apelar a nuestra experiencia, a la realidad
que nos ha sorprendido y que nos ha moldeado, a este lenguaje de gestos, de
murmullos, de sonidos y de entonaciones recogidos en la calle, en el trabajo,
en los cafés, en suma, a toda esa conducta humana que nos ha marcado.
Estamos hablando de la
profanación. ¿Qué significa si no una especie de brutalidad basada en la violenta
confrontación de nuestras declaraciones y nuestras acciones cotidianas, entre
la experiencia de los antepasados que viven dentro de nosotros y la búsqueda de
una forma confortable de vida, o nuestra concepción de la lucha por la supervivencia
frente a nuestros complejos individuales y los de la sociedad como un todo?
Se implica el hecho de
que toda representación clásica es como mirarse en un espejo, enfrentarnos a
nuestras ideas y tradiciones y no meramente la descripción de lo que los
hombres de épocas pasadas han pensado o sentido.
Toda representación construida sobre un tema contemporáneo es un encuentro de los rasgos superficiales de nuestro tiempo y sus raíces profundas y sus motivos ocultos. La representación es nacional porque es una búsqueda sincera y absoluta de nuestro ego histórico; es realista porque es un exceso de verdad; es social porque es un desafío al ser social, al espectador.
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