8 / LA PARTIDA DEL HÉROE (2)
Los aztecas hablaban de la serpiente
emplumada, Quetzalcóatl, monarca de la antigua ciudad de Tollan en la edad de
oro de su prosperidad. Era maestro de las artes, inventor del calendario y les
había dado el maíz. Él y su gente fueron derrotados al terminar su época por la
magia más poderosa de la raza invasora, la de los aztecas. Tezcatlipoca, el
héroe guerrero de la gente joven y de su era, arrasó la ciudad de Tollan; y la
serpiente emplumada, rey de la edad de oro, quemó sus habitaciones, enterró sus
tesoros en las montañas, convirtió sus plantas de cacao en mezquites y ordenó a
los pájaros multicolores, sus sirvientes, que huyeran delante de él, y partió
con gran congoja. Cuando llegó a la ciudad llamada Cuautitlán, donde había un
árbol alto y grande, se acercó al árbol, se sentó debajo de él y se miró en un
espejo que le trajeron. “Soy viejo”, dijo, y el lugar fue llamado Cuautitlán,
el viejo”. En otro lugar del camino se detuvo a descansar y al mirar en
dirección a Tollan, lloró y sus lágrimas atravesaron una roca. Dejó en ese
lugar la marca de las palmas de sus manos y de su cuerpo. Más tarde se encontró
con un grupo de nigromantes que lo retaron y le prohibieron que avanzara hasta
que les hubiera dejado el arte de trabajar la plata, la madera y las plumas y
el arte de la pintura. Cuando cruzó las montañas, todos sus sirvientes, que eran
enanos y jorobados, murieron de frío. En otro lugar se encontró con su antagonista,
Tezcatlipoca, que lo derrotó en el juego de pelota. En otro lugar apuntó con su
flecha a un gran árbol de póchotl; como la flecha también era un árbol
de póchotl completo, cuando la disparó y atravesó el árbol, los dos
formaron una cruz. Así pasó, dejando muchas señales y nombres de lugares detrás
de él, hasta que al llegar al mar, partió en una balsa de serpientes. (38)
De acuerdo con otra tradición, al
llegar a la playa se inmoló a sí mismo en una pira funeraria, y de sus cenizas
se levantaron pájaros de plumas multicolores. Su alma se convirtió en la
Estrella de la Mañana. (39)
Notas
(38) Bernardino de Sahagún Historia
General de las Cosas de Nueva España (México, 1839), Lib. III, caps.
XII-XIV (condensado). Esta obra ha sido reimpresa por Pedro Robredo (México,
1938), vol. I, pp. 278-282.
(39) Thomas A. Joyce, Mexican Archaeology (Londres, 1914), p. 46.
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