(Belleza uruguaya)
Sobra belleza.
El reinado del alba
recién empieza.
No me hables de
ilusiones.
Calzate los cojones
(El alma en orsai)
La madrugada
duele como una
dulce
vida cortada.
Pero no desesperes.
Hay más amaneceres.
(Vigilia kafkiana)
Misión del arte
que te parte la
vida
de parte a parte.
Podré ser un
enfermo.
Pero nunca me
duermo.
(De vida o muerte)
Siempre camino
por lo alto del
peligro
y hasta me arrimo
a la boca del
fuego.
Jugarse no es un juego.
(Perfume)
Hasta que un día
tu jabón besó el tajo
que me dolía.
(La paz del pájaro
solitario)
Siempre hay dolores
pero el sabio no
pide
tiempos mejores.
Lo que nos peina el
vuelo
es la mano del
cielo.
(La otra mejilla)
No nos cuidamos.
Somos fieles al
beso
que predicamos.
Y no somos inmunes.
Pero tampoco
impunes.
(Discepolín)
Uno agradece
las espinas feroces
que no merece.
El corazón se
asoma.
Y la frente
perdona.
(Solo como la luna)
Hay que andar solo
para entender el mundo
sin protocolo.
Sancho huye con los otros.
Y Dios entra en nosotros.
(Madre violada)
para Amadeus
Te acariciaron
como a un oso de
circo.
Jamás te amaron
como a un Hijo del
fondo
del teclado más
hondo.
(Lástima grande)
La vejez sabe
que hay demasiados
locos
en esta nave.
Y que muchos
resisten.
Otros casi no
existen.
(Arte áureo)
Hay corazones
que nacen resoñando
sus devociones.
Si florecen
tranquilos
esculpen sus estilos.
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