"La blasfemia es un efecto artístico, porque depende de una
convicción filosófica. La blasfemia depende de la creencia, y se desvanece con
ella. Si alguien lo duda, que se siente y trate de provocarse ideas blasfemas
sobre Thor."
"Cuando todo lo que respecta a un pueblo se vuelve débil e
ineficaz, se empieza a hablar de eficacia. Lo mismo sucede cuando el cuerpo de
un hombre zozobra; entonces ese hombre, por primera vez, empieza a hablar de
salud. Los organismos vigorosos no hablan de sus procesos sino de sus metas. No
puede haber mejor prueba de la eficacia física de un hombre que cuando habla
alegremente de un viaje al fin del mundo. Y no puede haber mejor prueba de la
eficacia práctica de una nación que cuando habla constantemente de un viaje al
fin del mundo, un viaje al Día del Juicio y a la Nueva Jerusalén. No hay mayor
señal de absoluta salud material que la tendencia a perseguir alocados ideales;
es durante la primera exuberancia de la niñez cuando pedimos la luna. Ninguno
de los hombres fuertes de las eras fuertes habría comprendido el significado de
«trabajar para la eficacia». Hildebrand no habría dicho que trabajaba para la
eficacia, sino para la Iglesia católica. Danton no habría dicho que trabajaba
para la eficacia, sino para la libertad, la igualdad y la fraternidad. Incluso
si el ideal de esos hombres era, simplemente, echar escaleras abajo a otros
hombres de un puntapié, pensaban en las metas, como hombres, y no en los procesos,
como paralíticos. No decían: «Elevando con eficacia mi pierna derecha, usando,
como constatará, los músculos del muslo y la pantorrilla, que se hallan en
perfecto estado, yo…». Ellos sentían las cosas de otro modo. Se hallaban tan
impregnados de la hermosa visión del hombre a los pies de una escalera, que en
ese éxtasis el resto seguía como un destello. En la práctica, el hábito de
generalizar e idealizar no significaba en absoluto sucumbir a una debilidad
mundana. La época de las grandes teorías era época de grandes resultados".
"Nuestros políticos modernos se abrogan la licencia colosal de un
césar y un superhombre, defienden que son demasiado prácticos para ser puros, y
demasiado patrióticos para ser morales; pero el resultado de todo ello es que
un mediocre llega a ministro de Economía. Nuestros nuevos filósofos artísticos
exigen la misma licencia moral, una libertad para destrozar cielo y tierra con
su energía; pero el resultado de todo ello es que un mediocre llega a poeta
laureado. No digo que no existan hombres más fuertes que estos, pero ¿diría
alguien que existen hombres más fuertes que aquellos de la antigüedad,
dominados por su filosofía y comprometidos con su religión? Puede discutirse si
el compromiso es mejor que la libertad. Pero a cualquiera le resultaría difícil
negar que su compromiso dio más frutos que nuestra libertad."
"Las teorías generales se condenan en todas partes (…) El propio ateísmo nos resulta demasiado teológico hoy día. La revolución misma es demasiado sistemática; la libertad misma, demasiado restrictiva. No deseamos generalizaciones. (…) Importa la opinión de un hombre sobre los tranvías, sobre Botticelli. Pero su opinión sobre el todo no importa. Puede mirar a su alrededor y explorar un millón de objetos, pero no debe, bajo ningún concepto, dar con ese objeto extraño, el universo, pues si lo hace tendrá una religión, y se perderá. Todo importa, excepto el todo."
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