lunes

CHARLES BUKOWSKI - JAMÓN Y CENTENO (LA SENDA DEL PERDEDOR) - 86

 53 (1)

 

Yo solía volver a casa bajando la colina de Westview. Nunca llevaba libros en la mano. Los exámenes los salvé adivinando las respuestas en la clase. Y había obtenido la calificación “C” sin encerrarme jamás a estudiar. Un día me topé con una gran tela de araña mientras bajaba por la colina y la empecé a romper para sacármela de arriba. Y de golpe vi una enorme araña negra y la aplasté, a la hija de puta. Había aprendido a odiarlas. Seguramente, cuando fuera el infierno me iba a devorar una araña.

 

En aquel barrio me pasé entreverado con las telarañas, los cuervos siempre me atacaban y vivía con mi padre. Todo era eternamente triste, sombrío y maldito. A veces hacía un calor espantoso durante semanas o llovía cinco o seis días seguidos y el agua inundaba los jardines y hasta se metía en las casas. Al que inventó el sistema drenaje le habían pagado bien por no saber nada.

 

A mí me iba cada vez peor en todo, como empezó a pasar desde que nací. La única diferencia era que ahora podía tomar de vez en cuando, aunque siempre me quedaba con ganas de seguir tomando. Aquello era lo único que hacía que un hombre no se sintiera desplazado a inútil. Todo lo demás era luchar y luchar, abriéndose paso a tajos. Y no me interesaba nada. Voy a tener que aguantar toda la vida entre esta gente de mierda, pensé. ¡Dios mío! Todos tenían un agujero en el culo y órganos sexuales y bocas y sobacos. Se sentaban a decir pavadas y eran tan estúpidos como la cagada de un caballo. Las muchachas eran lindas vistas desde lejos, cuando el sol se les filtraba entre el pelo y la ropa. Pero cuando las escuchabas hablar y descubrías los cerebritos que tenían, te daban ganas de excavar una trinchera en una colina para esconderte allí con una ametralladora. Yo nunca iba a ser capaz de ser feliz, casarme y tener hijos. Y además era incapaz de conseguir un trabajo de lavaplatos, carajo.

 

A lo mejor podía dedicarme a robar bancos. Algo realmente emocionante. Algo con relumbre y pasión. La vida te da nada más que una oportunidad. ¿Y la vas a desperdiciar limpiando ventanas?

 

Prendí un cigarrillo y seguí bajando por la colina. ¿Sería la única persona capaz de preocuparme por un futuro sin salida?

 

Entonces me encontré cara a cara con otra gran araña negra y la aplasté con el cigarrillo. El bicho se enloqueció tanto que se agitaron hasta las ramitas del arbusto donde tenía armada la tela, y terminó cayéndose en la vereda. Todas eran unas asesinas y unas cobardes, pensé mientras la terminaba de aplastar con el zapato. Después de todo fue un día útil, pensé. Había matado dos arañas y trastrocado el equilibrio de la naturaleza, aunque después los mosquitos y las moscas pudieran devorarnos mejor.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+