lunes

ALBERT HOFMANN - LSD: CÓMO DESCUBRÍ EL ÁCIDO Y QUÉ PASÓ DESPUÉS EN EL MUNDO (27)

 Peligros de los ensayos no médicos de LSD

 

Mientras que la aplicación profesional de LSD en psiquiatría no encierra prácticamente ningún riesgo, la ingestión de esta sustancia activa fuera del marco medicinal, sin una supervisión médica, es muy peligrosa. Estos peligros radican, por una parte, en circunstancias externas relacionadas con el consumo ilegal de drogas, y por otra, en la peculiaridad de los efectos psíquicos del LSD.

 

Los que abogan por un consumo no controlado, libre, de LSD y otros alucinógenos, fundamentan su postura en que este tipo de drogas no genera adicción, y en que con un consumo moderado hasta ahora no ha podido demostrarse que los alucinógenos hayan ocasionado perjuicios a la salud. Ambas afirmaciones son ciertas. Jamás ha podido observarse que ni siquiera con un consumo frecuente y prolongado de LSD se generara una verdadera manía, que se caracteriza porque al quitarse la sustancia aparecen perturbaciones psíquicas y a menudo también disfuncionamientos físicos graves. No se conocen aun daños orgánicos ni casos fatales como consecuencia directa de una intoxicación de LSD. Como se ha puntualizado en el capítulo “LSD en el ensayo con animales y en la investigación biológica”, el LSD es, en efecto, una sustancia relativamente poco tóxica en comparación con su efectividad psíquica extremadamente elevada.

 

Reacciones psicóticas (1)

 

Pero el LSD, al igual que los demás alucinógenos, ofrece otro tipo de peligros. Mientras que en los estupefacientes que crean toxicomanía, en los opiáceos, las anfetaminas, etc., los perjuicios psíquicos y físicos aparecen sólo con su uso crónico, el LSD es peligroso en cada ensayo singular, pues pueden aparecer delirios graves. Estos incidentes pueden evitarse en gran medida con una preparación interna y externa adecuada de los experimentos, pero no excluirse con seguridad. Las crisis de LSD semejan ataques psicóticos con carácter maníaco o depresivo.

 

En un estado maníaco, hiperactivo, el sentimiento de omnipotencia o de invulnerabilidad puede acarrear accidentes graves. Así ha sucedido cuando un embriagado se colocaba en su delirio delante de un automóvil en marcha por creerse invulnerable, o saltaba por la ventana pensando que podía volar. El número de tales accidentes de LSD no es tan grande como podría creerse por las noticias infladas por los medios de comunicación sensacionalistas. De todos modos, deben servir de advertencias serias.

 

En cambio no debe ser cierto un informe que circuló en 1966 por todo el mundo, sobre un crimen cometido presuntamente bajo la influencia de LSD. El asesino, un joven neoyorquino, había asesinado a su suegra, y al ser detenido inmediatamente después del homicidio declaró no saber nada de nada; desde hacía tres días se encontraría en un viaje de LSD. Pero aun con la dosis más elevada un delirio de LSD no dura más de doce horas, y la ingestión habitual lleva a la tolerancia, es decir que dosis ulteriores no son efectivas. Además, la embriaguez del LSD se caracteriza porque uno recuerda exactamente lo experimentado. Posiblemente el asesino esperaba que se le concedieran circunstancias atenuantes por enajenación mental.

 

El peligro de desencadenar una reacción psicótica es especialmente grande cuando se le suministra LSD a una persona sin su conocimiento. Eso lo mostró ya aquel incidente producido poco después del descubrimiento del LSD durante las primeras investigaciones de la nueva sustancia activa en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Zurich. Un médico joven, al que sus colegas le habían puesto, en son de broma, un poco de LSD en el café, quería nadar en pleno invierno, a veinte grados bajo cero, en el lago de Zurich. Hubo que impedírselo por la fuerza. Hasta entonces no se tenía conciencia de la gravedad de semejantes bromas.

 

Una naturaleza distinta la presentan los peligros cuando el delirio desencadenado por el LSD no es de carácter maníaco, sino depresivo. En estos casos, las visiones aterradoras, el miedo mortal o el miedo a estar o volverse loco pueden llevar a peligrosos colapsos psíquicos y al suicidio. Aquí, el viaje de LSD se convierte en horror trip (viaje horroroso).

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+