martes

HACIA UN TEATRO POBRE (10) - JERZY GROTOWSKI

  

 EL NUEVO TESTAMENTO DEL TEATRO 

 

EUGENIO BARBA Y JERZY GROTOWSKI (3)

  

El nombre de “Laboratorio Teatral” hace pensar en una investigación científica. ¿Es esta una asociación apropiada? (3)

 

Debido a que en general los directores se guían por motivos psicoanalíticos tan variados como los que mencionamos antes, las ideas de los directores sobre el teatro son tan variadas como es posible que lo sean. Su trabajo es una compensación de varios fenómenos; un hombre que no ha logrado realizar sus ideales políticos, por ejemplo, se convierte a menudo en director y le satisface el sentimiento de poder que tal posición le otorga. Más de una vez esto trae como consecuencia interpretaciones pervertidas y los directores que tienen una necesidad extrema de poder han representado obras que polemizan contra las autoridades. De aquí han surgido numerosas representaciones “rebeldes”.

 

Por supuesto que un director quisiera ser creativo. Aquel que, más o menos conscientemente, aboga por un teatro autónomo e independiente de la literatura a la que considera meramente como un pretexto. Pero, por otra parte, la gente capaz de realizar ese trabajo creativo es rara. Muchos se contentan oficialmente con una definición del teatro literaria o intelectual, o mantienen la teoría de Wagner de que el teatro debe ser una síntesis de todas las artes. ¡Fórmula verdaderamente útil! Le permite a uno respetar el texto, ese elemento básico, inviolable, y además no provoca conflicto con los medios literarios y filológicos. Debe anotarse, entre paréntesis, que todo dramaturgo -aun aquellos a los que podemos calificar como tales, sin caer en la mera cortesía- se siente obligado a defender el honor y los derechos de Mickiewicz, Shakespeare, etc., porque se considera simplemente su colega. En este sentido, la teoría de Wagner acerca de “el teatro como arte total” hace imperar la paix des braves en el campo literario.

 

Esta teoría justifica la explotación de los elementos plásticos de escenografía en la representación y le adjudica sus resultados. Lo mismo sucede con la música, ya sea original o el montaje. A esto se añade la aparición accidental de uno o más actores muy conocidos, y de la suma de estos elementos, aunque se hayan coordinado casualmente, surge una representación que satisface las ambiciones del director. Se le entroniza por encima de todas las demás artes que se han utilizado aunque en realidad se alimente de todas ellas sin comprometerse en el trabajo creativo que los demás hacen por él, si alguien puede ser considerado creativo en estas circunstancias.

 

Así, el número de definiciones de teatro es prácticamente ilimitado. Para escapar del círculo vicioso uno debe sin duda eliminar y no añadir. Esto es, uno debe preguntarse qué es lo que se hace indispensable en el teatro. Veamos.

 

¿Puede el texto existir sin trajes y sin decorados? Sí.

 

¿Puede existir sin música que acompañe al argumento? Sí.

 

¿Puede existir sin iluminación? Por supuesto.

 

¿Y sin texto? También, la historia del teatro lo confirma. En la evolución del arte teatral, el texto fue uno de los últimos elementos que se añadieron. Si colocamos a algunas personas en una escena con un escenario que ellas mismas hayan construido y las dejamos improvisar sus partes, como sucede en la Commedia dell’Arte, la representación será igualmente buena, aun si las palabras no se articulan y sólo se musitan.

 

Pero, ¿puede existir el teatro sin actores? No conozco ningún ejemplo de esto, quizá pudiera mencionarse el espectáculo de títeres. Pero aun así puede verse al actor detrás de las escenas, aunque se trate de otro tipo de teatro.

 

¿Puede el teatro existir sin el público? Por lo menos se necesita un espectador para lograr una representación. Así nos hemos quedado con el actor y el espectador. De esta manera podemos definir el teatro como lo que “sucede entre el espectador y el actor”. Todas las demás cosas son suplementarias, quizás necesarias, pero, sin embargo, suplementarias. No es una mera coincidencia el hecho de que nuestro Laboratorio Teatral se haya desarrollado empezando a ser un teatro rico en recursos en el que las artes plásticas, la iluminación y la música se exploraban constantemente, para convertirse en el teatro ascético de los años últimos: un teatro ascético en el que los actores y el público son todo lo que ha quedado, todos los otros elementos visuales, por ejemplo los plásticos, se construyen mediante el cuerpo del actor; los efectos acústicos y musicales mediante la voz. Esto no significa que no tomamos en cuenta la literatura, sino que no encontramos en ella la parte creativa del teatro, aunque las grandes obras puedan, sin duda, tener un efecto estimulante en su génesis. Puesto que nuestro teatro consta sólo de actores y de público, exigimos algo especial de ambos. Aunque no podemos educar al auditorio -no sistemáticamente al menos- podemos educar al actor.

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