1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB:
elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019
VI. AUTISMO
DEL GRITO Y EL LLANTO
INICIALES AL LENGUAJE HABLADO (*)
(Hipótesis para estos
recorridos en Inés) (4)
MARÍA AURORA ANDRADE
De la formación de la
imagen especular al espacio habitual
Las oscilaciones del
conflicto en Inés, le promueven vivencias muy contradictorias cuando realiza
exploraciones ante el espejo, en un momento en que se esboza en ella la
posibilidad de distanciar la imagen de sí. En esta niña, cuyo conflicto es
interdimensional, si el espejo le muestra la tercera dimensión se siente muy
complacida. De estas situaciones dan cuenta los siguientes fragmentos clínicos:
Inés termina de comer un
alfajor y se dirige al espejo. Usa el envoltorio como vaso para introducir las
miguitas en su boca. Hace muchos esfuerzos para poder verse, porque al llevarse
el continente a la boca, su cabeza va, naturalmente, hacia atrás. Para
resolverlo se da media vuelta y se observa de perfil repitiendo la acción. Lo cual
la obliga a mover los ojos en el sentido adecuado a su fin. Lo consigue y
sonríe muy satisfecha…
Explora la profundidad de
la sala a partir del espejo. Confronta detenidamente la imagen de la biblioteca
con la ubicación de la misma en el espacio. Continúa haciéndolo con distintos
objetos a la vez más alejados. Cada comprobación que realiza cuidadosamente le
genera mucho placer…
Se contempla de frente y
de perfil. Luego se dirige al hueco que hay entre la biblioteca y la pared y
desde allí, contenta, dice “chau…”.
Mientras se mira en el
espejo murmura: “Mao-Mao…”
T. -Creo que tú decís “Mao”,
“malo”, al espejo, porque te muestra tu imagen plana. El espejo es plano, tú
no. Tu tenés volumen (paso mi mano por el espejo y luego la abrazo, mientras le
hablo).
Hacia el final de la
sesión vuelve al espejo y prácticamente se pega a él levantando los brazos. “Ií…”.
T. -El espejo es plano,
Inés no. Tú tenés volumen.
Ella da un paso atrás y
baila. Mueve sus brazos con alegría. Sonríe.
T. -Disfrutás mucho tu
cuerpo. Te separás del plano. Te sentís contenta y bailás. Qué bien!...
Pero ella sólo se instala
por momentos en esta satisfacción por la morfología de su cuerpo. Las
exploraciones en el espejo en el momento que va comprendiendo que la imagen es
ella, que no hay otra y que no existe dos veces, le crean también mucha
angustia. Su imagen plana y la pérdida de la tercera dimensión le provocó una
crisis importante durante una sesión. La ansiedad fue disparada por la rotura
de una bolsa de grajeas que ella comía frente al espejo, que fueron
desparramándose por el piso ruidosamente. A partir del pánico, que le generó el
vaciamiento de su bolsita-cuerpo, por la pérdida de volumen, irrumpió en ella
una furia muy grande.
Destrozó una flor que me
había dado al comienzo de la sesión, aunque rescató el tallo y lo guardó en un
recipiente, en medio de su ansiedad. La contuve cuando estaba por tirar un frasco
frente al espejo entre risas discordantes.
La contuve corporalmente con
mi abrazo y le fui mostrando su temor a vaciarse como la bolsita y a sentirse
plana como se veía en el espejo (2). Le dije que reía porque no podía llorar y
que podía estar tranquila porque en su cuerpo no había pasado nada.
Todavía preocupada volvió
al espejo y lo tocaba con su abdomen que empujaba hacia afuera mientras decía: “Mao-mao”.
T. -¿Ves Inés? Respiraste
bien hondo y el aire llegó muy adentro de tu cuerpo. Por eso “sacás la barriga”.
Tenés vida y tu cuerpo volumen. Tú sentís que el espejo es malo porque te muestra
tu imagen plana, pero tú tenés volumen. (Vuelvo a pasar mi mano por el espejo y
a rodearla después con mis brazos).
Ella juntó muchos lápices
y me los dio para que yo marcara en el almanaque la próxima sesión. Esta vez “muchos
lápices-sesiones-sostén”. Me dio un beso cuando se lo dije, y agregó “Chau”…
Al irse, su necesidad de
sostén, en este tránsito en el que está tan vulnerable, me pareció simbolizada
en el panorama del consultorio: en la pared el espejo inclinado y en la mesa,
entre los pétalos rotos y esparcidos, el recipiente conteniendo el tallo-sostén
de la flor-cuerpo niña que ella había podido rescatar, en medio de la angustia de
“no ser”.
Yo me sentía muy cansada
y con necesidad de respirar muy hondo, como Inés.
Notas
(2) Hoy diríamos mejor su temor a experimentar la angustia de no-Ser.
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