¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas
del sentido
que estaba oscuro y
ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a
su Querido!
DECLARACIÓN
26
/ En el tiempo, pues, de este desposorio y espera del matrimonio de las
unciones del Espíritu Santo, cuando con más altos ungüentos de disposiciones
para la unión de Dios, suelen ser las ansias de las cavernas del alma extremadas
y delicadas. Porque como aquellos ungüentos son ya más próximamente dispositivos
para la unión de Dios -porque son más allegados a Dios, y por eso saborean al
alma y la engolosinan más delicadamente de Dios-, es el deseo más delicado y
profundo, porque el deseo de Dios es disposición para unirse con Dios.
27 / ¡Oh,
qué buen lugar era este para avisar a las almas que Dios llega a estas
delicadas unciones, que miren lo que hacen y en cuyas manos se ponen, por que
no vuelvan atrás!, sino que es fuera del propósito a que vamos hablando. Mas es
tanta la mancilla y lástima que cae en mi corazón ver volver las almas atrás,
no solamente no dejándose ungir de manera que pase la unción adelante, sino aun
perdiendo los efectos de la unción, que no tengo de dejar de avisarlas aquí
acerca de esto lo que deben hacer para evitar tanto daño, aunque nos detengamos
un poco en volver al propósito (que yo volveré luego a él), aunque todo hace a
la inteligencia de la propiedad de estas cavernas. Y por ser muy necesario, no
sólo para estas almas que van tan prósperas, sino también para todas las demás
que andan en busca de su Amado, lo quiero decir.
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