LSD en la experimentación animal y en la investigación biológica (2)
¿Cuán venenoso es el LSD? (1)
La toxicidad del LSD se averiguó con distintas especies animales. Una
medida para la toxicidad de una sustancia es la LD50, esto es, la dosis letal
media, es decir, la dosis a la que muere el 50 % de los animales tratados. En
general varía mucho según la especie animal, y así también ocurre con el LSD.
Para el ratón la LD50 es de 50-60 mg/kg i.v., es decir, 50-60 milésimas de
gramo por cada kilogramo de peso del animal, al inyectar la solución de LSD en
una vena. En la rata la LD50 desciende a 16,5 mg/kg y en el conejo a 0,3 mg/kg.
Un elefante al que se le dieron 0,297g de LSD murió después de pocos minutos.
Suponiendo que este animal pesaba 5.0000 kg, la dosis mortal resulta ser de
0,06 miligramos por kilogramo de peso. Como se trata de un caso particular,
este valor no es comparable, pero puede concluirse que el mayor animal
terrestre es relativamente muy sensible al LSD, pues la dosis letal para el
elefante debe de ser mil veces menor que la del ratón. La mayoría de los
animales con dosis letales de LSD muere de parálisis respiratoria.
Las dosis pequeñas que llevan a los animales a la muerte pueden crear la
impresión de que el LSD es una sustancia muy venenosa. Pero si se compara la
dosis mortal para los animales con la dosis activa en el hombre, que es de
0,003 a 0,001 miligramos por kilogramo de peso, resulta una excelente
tolerancia para el LSD. Sólo una sobredosis 300-600 veces mayor de LSD,
comparada con la dosis letal para el conejo, o unas 50.000-100.000 veces mayor
que la dosis tóxica para el ratón, tendrían consecuencias mortales en el hombre.
Estas comparaciones de tolerancia, sin embargo, hay que entenderlas sólo en
sentido dimensional, pues la amplitud terapéutica -así se designa la diferencia
entre la dosis activa y la mortal- debería determinarse en una misma especie.
Pero este proceder aquí no es posible, porque no se conoce la dosis de LSD que
es mortal para el hombre. Por lo que sé, aun no se han conocido muertes como
consecuencia directa de un envenenamiento por LSD. Sí se han presentado
numerosos casos de incidentes con desenlace mortal a continuación de
ingestiones de LSD, pero se trataba de desgracias, también de suicidios, que
deben atribuirse al estado de turbación producido por la embriaguez del LSD.
La,peligrosidad del LSD no reside en su toxicidad, sino en la imposibilidad de
prever sus efectos psíquicos.
Hace algunos años se publicaron en la bibliografía científica y también en
la prensa general unos informes según los cuales el LSD habría provocado daño a
los cromosomas, es decir, en la sustancia que determina los caracteres
hereditarios. Pero estos hallazgos se habían establecido únicamente en casos
individuales. Amplias investigaciones posteriores con un número grande,
estadísticamente significativo de casos demostraron, empero, que no existe una
relación entre las anomalías cromosomáticas y la medicación con LSD. Lo mismo
vale para los informes sobre malformaciones fetales, presuntamente generadas
por LSD. Es posible, en cambio, que en la experimentación animal unas dosis
excesivas de LSD, que están muy por encima de las que se aplican al ser humano,
generen malformaciones en los fetos. Pero esto se corresponde con condiciones
en las que también provocan tales daños las sustancias activas inocuas.
El examen de informes sobre malformaciones en el hombre ha evidenciado que tampoco aquí existe una relación entre el consumo de LSD y tales perjuicios. Si esa relación entre el consumo y efectos perniciosos existiera, tendría que haberse manifestado hace tiempo, puesto que han ingerido LSD ya varios millones de personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario