Y LO FESTEJAMOS CON AGLOMERACIONES!!!!
Hugo Giovanetti Viola
El 24 de agosto de 2005 volvíamos del Mercado de la Abundancia en el auto
de Álvaro Moure Clouzet haciendo planes para fundar un sitio multimediático
virtual capaz de transformarse en una especie de Torreón de los Panoramas, y ni
siquiera nos dábamos cuenta de que la turbonada volteaba eucaliptos en las
veredas como si fueran bolos porque sentíamos que nos había llegado la hora de
alborotar irreversiblemente a la culturita tontovideana.
Aquella determinación, por otra parte, no se parecía en nada a las masturbaciones
lisérgico-utopistas que enloquecen por un tiempito a los veinteañeros sedientos
de glorieta (Guillermo Fernández dixit): ya habíamos traqueteado mucho y
bien hubiésemos podido volver a los extramuros de la Punta Gorda que nos vio
crecer coreando el estribillo del tango de Gorrindo y Grela:
Aprendí todo lo bueno aprendí todo lo malo / sé del beso
que se compra sé del beso que se da / del amigo que es amigo siempre y cuando
le convenga / y sé que con mucha plata uno vale mucho más. / Aprendí que en
esta vida hay que llorar si otros lloran / y si la murga se ríe uno se debe
reír / no pensar ni equivocado para qué si igual se vive / y además corrés el
riesgo que te bauticen gil.
Ya éramos veteranos y empezaba otro milenio donde la revolución tecnológica
nos ofrecía la chance, para hablarlo en Juan Cunha y Carl G. Jung al mismo
tiempo, de soñar con realidades adaptadas a la época que nos tocó sufrir.
Y entre la relampagueante ferocidad de aquella noche se nos pulverizaron de
repente los egos y las nostalgias y terminamos proyectando una toma del Palacio
de Invierno del consumismo salvaje tan quijotesca y tan a largo plazo, que
recién con la llegada de la pandemia del coronavirus pudimos ver al mundo
entero obligado a intercomunicarse con las herramientas digitales utilizadas
por elMontevideano Laboratorio de Artes a partir del 24 de agosto de 2005.
Y quiero dejar bien claro que a mí en aquel momento me era casi imposible
entender el andamiaje teórico que sustentaba la propuesta de Moure Clouzet, pero
supe, de entrada, que el camino era ese.
San Agustín: Creer lo que no vemos para merecer ver aquello que creemos.
Había que revertir, entonces, el terrible estribillo de Francisco Gorrindo
y correr el riesgo de militar con generosidad incondicional, repartiendo
masivamente (y apostólicamente: con astucia y paciencia) el tesoro arquetípico
de la grandeza humana.
Y que ladren los que ladran.
Indio Solari: Pero hoy hoy hoy / tu belleza empieza a abrirse paso nene
/ en esta vieja cultura frita.
O: Si no hay amor que no haya nada entonces / alma mía / no vas a
regatear.
Y lo verdaderamente maravilloso es poder danzar hoy nuestro vals de los quince con los millones de lectores que seguimos aglomerando en el coágulo terráqueo sin que nadie pueda imponernos ningún protocolo.
-No es loco, sino atrevido -le explicó Sancho al Hidalgo del Verde Gabán.
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