UN
HOMBRE LLAMADO MARÍA
El segundo nombre del tío
Tovar era Marushka, que significa María.
¿Cómo llegó a pasar eso,
un hombre con nombre de niña, María?
En nuestra tierra era común
que la gente no tuviera un segundo nombre.
Pero Tovar adoptó este
nombre especial porque estuvo cerca de la Madre Santísima.
De una forma muy inusual.
Dice que tomó ese nombre
de chica en agradecimiento.
Prometió que usaría este
nombre femenino con orgullo, por el resto de su vida…
Hace mucho, durante una
guerra terrible, que entrecruzó y diezmó a su pueblito, Tovar huyó para esconderse
en el bosque. Los nazis iban en motocicletas y en autos abiertos, y tomaban por
asalto las aldeas campesinas junto a los viejos caminos de terracería, cada
aldea con unas cuarenta familias.
Los aldeanos no tenían
automóviles, y a sus caballos se les ponían blancos los ojos al escuchar los
roncos gruñidos de los motores militares. Los ancianos sostenían las riendas de
sus caballos, intentando calmarlos mientras gesticulaban en silencio a los
jóvenes para que corrieran al bosque a salvar sus vidas…
A las niñas, en un
esfuerzo a menudo inútil por protegerlas de ser violadas, y a los niños porque
los nazis habían venido para llevárselos, y nunca volver a ser vistos de nuevo.
Los nazis ya habían
robado a muchos niños de otros pueblos, forzándolos a luchar de su lado, o si
no, los mataban de un tiro en ese momento.
Tovar estaba en el
granero en la cima del risco cuando los aldeanos escucharon los motores rugir
hacia ellos. Algunos nazis habían ido unas semanas antes a su aldea “en medio
de la nada” a matar sus vacas y borregos para alimentar a sus propios soldados,
así que los niños de la aldea, los mayores y los enfermos ahora morían de hambre
poco a poco.
Mi tío se escapó por la
colina detrás del granero con una cobija para caballos encima de sus hombros
delgados; él la había tejido con gruesa lana roja y negra y blanca que su madre
había peinado, hilado y teñido.
Mi tío se escondió en el
bosque. Esperó y esperó, pues era de día y no se atrevía a cruzar ningún camino
de terracería.
De repente se escuchó el
gran quejido de un motor. Dice mi tío que de repente se sintió mareado, como la
vez que fue al mercado y pasó un circo viajero con un hombre tan fuerte que
podía hacer a los niños girar en círculos por largo tiempo a cambio de un
centavo.
Mientras el corazón le
latía con fuerza, vio cómo dos soldados nazis detuvieron su auto para hacer sus
necesidades en el bosque.
Dice que todos sabemos
antes de morir cuándo empezamos a hacerlo, pues de repente ya no sentía las
piernas y las manos. Quizás ya me dispararon, pensó mi tío, y todavía no se ve
la sangre.
Comenzó a rezar y rezar a
Nuestra Señora con tanta fuerza, dice, que era como si “hiciera señales de humo”
para que Ella pudiera verlo y viniera a ayudarlo.
Su oración de “pequeñas
palabras” era algo así:
Ayúdame,
Marushka,
Ayúdame.
Ayúdame.
Ayúdame,
por favor.
Por
favor, por favor, por favor Señora Mrushka…
¡Ayúdame!
Entonces un soldado, con
el pene en la mano y señalando con la otra, miró directamente a Tovar,
diciendo: “Mira que hermosas rosas silvestres hay ahí”. El tío estaba seguro de
que entonces moriría, pues sólo estaba él, flacucho, atrás de un tronco, lleno
de miedo, con su cobija para caballos roja y negra y blanca encima.
Mi tío estaba tan
agachado, que su nariz tocaba el suelo. El otro soldado se sacudió el pene,
abrió sus piernas, dobló sus rodillas un poco, y después se lo volvió a
guardar. Se abotonó, diciendo: “Ahora no tenemos tiempo para rosas”.
Y los soldados se fueron
manejando completamente armados. En medio de una ligera nieve decembrina. En
pleno invierno de 1944.
Entre las tribus magiar y
suaba, y algunos gitanos también… su nombre es Tovar Marushka. Entre nuestros
parientes méxico-españoles su nombre sería Tovaro María. En Estados Unidos, su
nombre es Tovar Mary.
Siempre será así, pues el
tío era un viejo creyente, y allá en su tierra era un deber sagrado nombrar a
un niño con el nombre de la partera que no sólo era quien trajo al infante a la
vida de vuelta de las Puertas de la Muerte sino quienquiera que igualmente
hiciera de aquel niño uno de los afortunados, uno de los que nacieron dos
veces. La Señora Marushka fue la partera que hizo que Tovar renaciera. En esos
tiempos, decía Tovar, muchos jóvenes tomaron el nombre de María cuando tuvieron
edad para hacerlo, pues se dieron cuenta que un hombre tenía músculos y fuerza,
pero la Madre Santísima podía a veces otorgarles el manto de la invisibilidad.
Así, por su gracia, al
aprender de Ella el cuidado de los demás y su amor por la humanidad habían
renacido.
Van por el mundo llevando
el nombre de su Parte: Mary, María, Marushka.
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