“EL CD PLAN DE ATAQUE DEBERÍA SER CONSIDERADO COMO
UNA OBRA PERSONAL DEL EXTRAORDINARIO MAESTRO ULISES FERRETTI MÁS QUE COMO UN
TRABAJO COLECTIVO”
por Amadeo Volpi
En 2014, durante una sesión del taller literario que dirige Hugo Giovanetti
Viola en el Cuartel Artiguista de la calle Lepanto, nos enteramos de que
elMontevideano Laboratorio de Artes acababa de subir a You Tube el CD de la
Banda Barroca Plan de ataque, un trabajo de 1998 que nunca circuló
comercialmente y que demoró 16 años en romper el habitual ninguneo
tontovideano.
Y la semana pasada, gracias a la intermediación del poeta de Cerro Colorado
Martín Salaberry, aparecieron en You Tube como items independientes el tema Plan
de ataque hacia dolores con el subtítulo de Canción de la cuarentena,
y enseguida los dos últimos cortes del fonograma, Confusión de miles de
pájaros y Talita Cumi, que también parecen referir con brillante tensión
a lo que está siendo considerado una especie de tercera guerra mundial
bacteriológica. Y cuando estos tres temas empezaron a circular por Messenger y
WhatsApp se multiplicaron las reacciones de asombro. Vera Sienra, por ejemplo,
no podía creer que Colomba Biasco, con quien trabajó durante años, cantara con
tanta fuerza y madurez siendo tan jovencita, aparte de quedar deslumbrada con
el elaboradísimo ensamblaje de una banda surgida de repente entre tanto entertaining
inocuo como el que nos embola a nivel global en esta trasnochada y pestosa
“transmordernidad”.
Entonces nos decidimos a realizarle esta complicada entrevista virtual al
veterano co-fundador de elMontevideano Laboratorio de Artes y lo desafiamos a
sacarse (por lo menos a medias) el barbijo para contar la verdadera historia de
la Banda Barroca.
¿Cómo fue el proceso de llegada a la grabación de Plan
de ataque?
Bueno, esa pregunta ya está
cuidadosamente contestada en la ficha técnica que figura en You Tube. ¿Qué te
parece si la reproducimos más o menos textualmente?: La idea de realizar
este trabajo surgió durante la elaboración de La indecente noche de
Yemanjá, espectáculo poético / musical / teatral organizado por el Taller
Literario Universo (que fundó Hugo Giovanetti Viola en 1991) y estrenado en el
Museo Torres-García, Arteatro y Amarcord en diciembre de 1994. En ese
espectáculo participaron el poeta Marcos Barcellos, la cantautora Colomba
Biasco, la escritora y actriz Andrea Moreira, la escritora Verónica Pérez, el
poeta y cantautor Diego Presa, el cantautor Raúl Rodríguez, el narrador Robert
Hirigoyen y el poeta y percusionista Marcos Umpiérrez. En 1995 se incorporan al
colectivo-taller la guitarrista Carla Antón, la bajista Verónica Antón y el
violinista Jorge Rodríguez, conformándose una banda dirigida musicalmente por
Ulises Ferretti. La Banda Barroca -integrada por Carla Antón (guitarra
eléctrica), Verónica Antón (bajo), Marcos Barcellos (batería y autoría),
Colomba Biasco (voz y autoría), Diego Presa (guitarra, voz y autoría), Jorge
Rodríguez (violín y coros), Raúl Rodríguez (guitarra, voz y autoría) y Marcos
Umpiérrez (percusión y coros)- comienza un ciclo de actuaciones en vivo que
abarca muy diferentes ámbitos, sobresaliendo la realización del espectáculo Plan
de ataque, llevado a cabo en la Sala Cero del Teatro El Galpón. Al mismo
tiempo, el grupo registra cinematográficamente el tema central del largometraje
uruguayo Montevideoproust, estrenado en 1997. Plan de ataque fue
registrado y mezclado entre 1996 y 1997 en el Estudio Naif, con la
participación de Ignacio Giovanetti como invitado especial. La producción
ejecutiva estuvo a cargo de Hugo Giovanetti Viola y la dirección musical a
cargo de Ulises Ferretti. Los técnicos de grabación fueron Roberto Furtado y
Gustavo Goldman, y la masterización fue realizada por Pablo Rosa en El estudio.
Diseño de carátula: Laura Etorena. Fotografía de tapa: Héctor Marrone. Esta es
la primera edición del fonograma, en el marco de las publicaciones realizadas
por elMontevideano Laboratorio de Artes, y contó con la participación de
Patricia Latorre y Martín Salaberry en la elaboración del video.
Todo eso suena muy prolijo, pero faltaría explicar por
qué el material gráfico (las tapas y la etiqueta interior del disco) de Plan
de ataque sigue empaquetado en tu biblioteca desde hace veintidós años.
Ah, es que para explicar eso haría falta relatar el proceso de derrumbe de
un colectivo del que no me quiero ni acordar.
¿Por qué?
Porque sería algo triste y te diría que hasta obsceno. ¿A quién le importa
exponer los calzoncillos sucios? Yo creo que alcanzaría con explicar que cuando
el disco estuvo pronto la banda ya no existía para defenderlo y un día hasta
dejé plantado a Mauricio Ubal (al que le ofrecí el trabajo para Ayuí) porque el
derrumbe me provocó un disgusto tan espantoso que me daba vergüenza hasta
contarlo.
Pero después mandaste a hacer el material gráfico y todo,
y cada integrante de la banda llegó a tener la posibilidad de distribuir
ejemplares del trabajo.
Es que había sobrado una plata de los préstamos de Fundasol (que se pagaron
cooperativamente) y decidí empaquetarlo para que circulara en forma
privada, por lo menos. Me acuerdo que a mi hijo Nacho le encantaba y lo
escuchaba muchísimo, pero no quiero ni averiguar cuántos ejemplares
distribuyeron los integrantes de la banda. Bueno, yo mismo me llegué a quedar
sin ningún original y recién en 2011, cuando Raúl Rodríguez me vino a visitar
al Cuartel me enteré que él nunca había dejado de escucharlo y difundirlo y le
pedí una copia. La patriada de subirlo tan prolijamente a You Tube se la debo a
Fito Salaberry, el poeta-monteador de Cerro Colorado.
¿Y por qué algunos ex-integrantes de la Barroca ni
siquiera la nombran en sus currículums?
Eso es un problema de ellos. Y a mí me importa un pito que la nombren o no.
¿Te enteraste de que a algunos de tu ex-talleristas todavía
les toman el pelo tildándolos de “giovanettiviolados”?
Sí. Y lo triste es que es gracioso. Pero te puedo asegurar que en este
infierno mucha gente necesita violar almas, conscientemente o no. A mí me
empezó a pasar en París, cuando tenía veintincinco años y me sentí “en misión
de adorar”. Y creo que es lo mejor que he hecho a lo largo de toda mi vida. Acordate
que Onetti afirmó, en Dejemos hablar al viento, que un hombre
con fe es más peligroso que una bestia con hambre. Él lo decía acusatoriamente
y sin embargo, gracias a Dios, es la pura verdad.
¿Y no pensás que Buceo Invisible, por ejemplo, que cuenta
con cinco integrantes surgidos en tus talleres, acusa una influencia de la
Banda Barroca?
No, en absoluto. Buceo Invisible es un grupo muy interesante y ha generado
algunos temas preciosos, pero pienso que la mayoritaria cerrazón horizontal de su
discurso armónico (más acá o más allá del insólito y despegado grano vocal de
Diego Presa y la calidad de muchos textos) no tiene nada que ver con el
radicalismo multifacético y contrastante (en el sentido del claroscuro dinámico
y colorístico que elude sistémicamente la monotonía) de la impronta que le
aportó a la Barroca su productor musical. Y pasados los años he llegado a la
conclusión de que el CD Plan de ataque debería ser considerado -exceptuando
la autoría de los textos y las melodizaciones, por supuesto- como una obra
personal del maestro Ulises Ferretti más que como un trabajo colectivo. Porque
para obtener una armonización tan inspirada de un combo de ocho músicos muy poco
experimentados hay que saber realmente una barbaridad. Aparte de que tomar la inquebrantable
determinación de volar en alteza de oscura fe (San Juan de la Cruz
dixit) exige un coraje inusual en el ambientún culturoso de la Republiqueta de
Salsipuedes.
En tu libro de confesiones El taller de la vida contás
en forma muy graciosa cómo fue tu encuentro con Ulises Ferretti. ¿No te parece
que sería oportuno reproducir partes del capítulo 9 de la tercera parte, el que
titulas La Banda Barroca?
Dale. Contarlo todo
de nuevo me da mucha pereza. Aunque antes habría que suprimir algunas partes donde se
exhibe la suciedad de los calzoncillos.
Bueno, si querés lo
publicamos tijereteado.
Dale. Te mando una
“remake”.
Okey. Quedó esto: “La
indecente noche de Yemanjá se había publicado en el
94, y fue el primer libro que presenté junto con los muchachos del taller, en
lugar de recurrir a escritores y músicos ya formados. Y nos entusiasmamos tanto
preparando un collage de textos y canciones, que se me ocurrió pedirle una mano
escénica al teatrista con el que co-guionamos el espectáculo Onettiana en el 92, y en un par de meses
montamos un espectáculo multimedia que presentamos en Arteatro, el Museo Torres
García y los pubs Utopía y Amarcord. Entre los escritores y compositores del
taller había guitarristas y percusionistas que además cantaban bien, y la
incorporación a último momento de una bajista y una vocalista redondeó un grupo
mágico y una noche me sentí igual que el personaje de la canción Monólogo de Silvio Rodríguez y les
propuse formar una banda y me comprometí a producirla. // Vi luz en las ventanas / y juventud cantando, murmura el viejo
actor cubano de la canción Monólogo de
Silvio Rodríguez asomado a una fiesta de los muchachos de la cuadra, y sin querer ya estaba / soñando. Y eso
me pasó a mí. // El grandioso Indio Solari había logrado imponer en el Río de
la Plata, trabajando desde las catacumbas con el rigor estético del mismísimo
Cholo del Aguacero y cagándosde en las millonadas que le empezó a ofrecer el macaco
de Tinelli para que se enchastrara en la farándula televisiva, a Patricio Rey y sus redonditos de ricota:
la única banda de rock argentina -a mi juicio- que alcanzó la altura del mejor tango. ¿Y nosotros por qué no? // El
nombre se lo pusimos junto con Diego Presa: la Banda Barroca. Porque el grupo
no despreciaba el rock en absoluto, pero lo que asomaba era un sincretismo
mucho más proliferante. Y enseguida organizamos unos recitales en un pub que
quedaba al lado del zoológico donde todavía intercalábamos lectura de poemas
hasta que un día Joaquín Rath, un ex-alumno de guitarra que estaba terminando
la Escuela Musical Universitaria, me dio la idea de pedirle una orientación
arreglística a uno de los músicos más finos de la generación del 70, Ulises Ferretti,
y nos encontramos bajo lluvia en el shopping de Tres Cruces y pumba: allí
estaba nuestro George Martin. // Yo venía de tomarme unas cuantas grapas
tempraneras en lo de Hugo Bervejillo, además, y me zampé una jarra de rosado
sin comer y me animé a decirle a Ulises que era evidente que tanto en el Taller
Literario Universo como en la Banda Barroca había Espiritu Santo sin saber que él también era católico, y el
hombre-muchacho de cola de caballo ya canosa y pupilas muy limpias descartó con
un solo pestañeo mi posible delirio bipolar y me propuso trabajar en un régimen
de taller semanal muy barato y durante unos meses la vieja casona-cueva que le
prestaban a Marcos Umpiérrez se transformó en una stairway to heaven. // Después empezaron las actuaciones, que no
fueron demasiadas pero incluyeron tres Sala Cero de El Galpón y la
participación en el largometraje Montevideoproust.
Y con dos préstamos solidarios de Fundasol financiados a escote se grabó Plan de ataque, EL MEJOR CD QUE JAMÁS
HAYA REGISTRADO UNA BANDA EN EL URUGUAY Y POR AÑOS LUZ DE VENTAJA, VALORACIÓN
QUE NO ESTOY DISPUESTO A DISCUTIR CON NADIE. // El amor empezó a quedarte chico, lloró el Indio Solari, y eso le
pasó a algunos integrantes de una banda que cuando salió el disco llevaba meses
de agusanamiento y no sé si en los últimos doce años lo habrán escuchado más de
doscientas personas. Pero existe. Cuidado: los barandales que llevan hasta el
sótano infernal de la sequedad posmoderna están llenos de huellas de dedos
quemados de tapar el sol. // Nuestro proyecto no fue una masturbación utópica. Y estoy seguro de que tarde o
temprano va a quedar demostrado de que con la Barroca reactivamos el arquetipo
celeste de la gran cultura popular.
Creo que esta síntesis
alcanza y sobra para entender hasta qué punto nos consustanciamos misioneramente
con Ferretti, ¿no?
Pero de ese texto se
desprende que siempre le tuviste una tremenda fe a Plan de ataque.
Ese texto es de 2005.
Después, como ya te conté, perdí hasta la única copia original que conservaba. Y
en 2011 apareció Raúl Rodríguez en el Cuartel y recuperé un ejemplar y al
reescucharlo me quedé asombrado de la exquisita gracia de profundidad que conservaba
intacta nuestro plan de ataque a la culturita frita. La arquitectura divina
es muy porfiada y tarde o temprano te da la chance de existir contra todo
ninguneo concebible. Entonces me animé a poner en órbita el disco de la
Barroca.
¿Perdón, pero esa
comparación que hacés de Ulises Ferretti con George Martin no suena un poco exagerada?
Puede ser que suene hasta
delirante pero lo cierto es que tendría que ser mucho más enfática, todavía. Porque
Ulises Ferretti, como músico y docente, fue superior al ilustre George Martin.
Y si no preguntales a los trillizos Ibarburu (entre las decenas de discípulos
“top” que formó en la Escuela Musical Universitaria) o a León Biriotti, que lo
eligió como asistente principal cuando escribió la sinfonía coral en homenaje al
polifocalismo de Manuel Espínola Gómez, que se llama Cuadros de otra
exposición. Ferretti es un gran compositor minimalista inscrito en la línea
de Philip Glass y fue contratado en muchos países para dictar seminarios
especializados (recuerdo que en Italia trabajó centrado en un tema de la
Barroca que arregló maravillosamente: Confusión de miles de pájaros, de
autoría de Diego Presa y Marcos Barcellos). Porque él no creía en la validez de
las etiquetas que separan a la “música culta” de la “música popular”. Durante
un tiempo se había ganado la vida trabajando como contrabajista tanguero, y amaba
casi todo tipo de música. Le interesaba apasionadamente el rock pos-Beatle y a
la vez formaba parte del hipervanguardista y sofisticado Núcleo Música Nueva,
que organizó un concierto en la Sala Zitarrosa para homenajearlo cuando murió
en 2014.
Y vos le dedicaste una especie
de despedida (por no decir una obituaria) en elMontevideano.
Ojo: esa nota no fue una
obituaria sino una plegaria, porque hacía años que habíamos perdido el contacto
postal con Ulises (él tuvo que irse a vivir a Porto Alegre cuando la envidia
del patoterismo eunuco lo dejó sin trabajo en el ámbito académico) y un día
Sebastián Ferretti publicó en Facebook la noticia de que su padre estaba
agonizando a consecuencia de una serie de infartos cerebrales, a la vez que
reclamaba una cadena de oraciones pidiendo por su vida, porque sólo una
reacción milagrosa podría hacerlo emerger del estado de coma. Lo que yo hice
fue dedicarle una paginita donde relataba una inolvidable experiencia vivida en
los tiempos de la Barroca. Me gustaría que apareciera el final de la nota,
aunque un poco retocado. Ya te lo mando.
Recibido. Esta es la
parte donde le terminás hablando al propio Ferretti: El último tema del CD
se llama “Talita Cumi" y su texto fue un cadáver exquisito que collageamos
con Diego Presa y Marcos Barcellos (caja de vino mediante) en un cuarto de mi
casa que yo llamaba “La trinchera estrellada”. La música es de Colomba Biasco y
lo único que voy a contar es que le planteaste a la banda una construcción a lo
Jethro Tull circular y polirrítmica (en el medio se pasa del compasillo al 6/8)
además de pedirle a Colomba que lo cantara pensando en cómo decía sus discursos
Fidel Castro. Fue un ensayo realmente memorable, y la muchacha terminó
clarinando fuera de registro y con notorias desafinaciones un tema que logra
isomorfizar el “desgarramiento lógico” que provocó aquel milagro logrado por
nuestro máximo maestro con la hijita de Jairo.
¿Te das cuenta? Y lo que
resulta realmente asombroso es que a Ulises le importaban muy poco los textos
de las canciones.
No entiendo. Acabás de
contar cómo isomorfizó la tensión de una historia que alude a un milagro de
Jesús.
Pero a él no le importaba
demasiado lo que podría definirse como el significante literario. A lo
sumo te pedía que le contaras a qué se refería el texto y chau. No precisaba
más. Era un caso rarísimo. Y sin embargo yo supe, con el tiempo, que a veces le
llevaba días resolver mentalmente un arreglo. Lo que él necesitaba era dejar
crecer la plantita interior con una frescura inédita, como pide
Felisberto en la Explicación falsa de mis cuentos. Y sin hostigar el
crecimiento de la fantasía redentora, como plantea Eladio Linacero en El
pozo.
¿Pero los integrantes de
la Barroca no intervenían en los arreglos? ¿Vos no intervenías?
Muy poco. Yo más bien me
aburría tomando vino en los interminables ensayos que les imponían un nivel de
exigencia tremendamente profesional a aquellos heroicos y sacrificados principiantes.
Ulises nos escuchaba sonriendo a todos pero al final se hacía lo que él quería.
Y yo creo que fue por eso que algunos muchachos terminaron odiándolo. Allí lo
que tallaba era el Espíritu Santo, igual que cuando trabajábamos los textos en
mi taller. No había agnosticismo estético.
¿Y al agnosticismo
estético cómo lo definirías?
A la racionalización
acomodaticia de una postura fariseica frente a lo sagrado. A querer
agradar y proponer zonas de confort inocuo para seducir a la gilada “revolucionaria”
o “new-age” y ponerse de moda, como hacía Benedetti o hace Jorge Drexler.
Por más habilidad técnica o carismática que se tenga. Esos son “megaegos” que se
venden, simplemente. Aunque el peor agnosticismo no es el de los
obsesionados por enlaurelarse con la “glorieta” (término muy gracioso que
inventó Guillermo Fernández), sino el de los “estéticamente correctos” que
posan de profundos y no tienen güevos para zambullirte del todo en el abismo
que les corresponde por miedo al establishment. Tontovideo jamás soportó a
los que practicaron el clavado de alto riesgo (desde Herrera y Reissig
hasta el Darno). Y el más irritante y traicionado de nuestros juglares
clavadistas purificadores se llamó Pepe Artigas.
¿Esa definición de “lo
sagrado” implica necesariamente un “posicionamiento religioso”?
De ninguna manera. Lo sagrado
es la verdadera vida. Y el artista que no respeta el crecimiento
interior metafísico y trascendente de su vita nova
inconsciente no existe. Sea nihilista o santurrón. El arte fabrica
otra dimensión del ser tan importante como una estrella, loco. Es una
cuestión de vida o muerte, pero después que aparece el resplandor inédito se
rompe la piñata. Y entonces brillamos todos. Por supuesto que llegar
a esa explosión o florecimiento creativo generalmente nos parece imposible.
Pero siempre va a surgir algún Torres García o alguna Olga Pierri o algún
Ulises Ferretti o algún Álvaro Moure Clouzet que nos guíe hacia la concreción
del reino de la belleza. Y salute al coronavirus cultural endémico.
Listo. Sale con fritas.
https://www.youtube.com/watch?v=dvYNWoGdiV8
No hay comentarios:
Publicar un comentario