martes

SAN JUAN DE LA CRUZ - LLAMA DE AMOR VIVA (21)



¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado.
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, vida en muerte la has trocado.

DECLARACIÓN (1)

1 / En esta canción da a entender el alma cómo las tres personas de la Santísima Trinidad, Padre, e Hijo y Espíritu Santo, con los que hacen ella esta divina obra de unión. Así la mano y el cauterio y el toque, en sustancia, son una misma cosa; y póneles estos nombres, por cuanto por el efecto que hace cada una les conviene. El cauterio es el Espíritu Santo, la mano es el Padre, el toque es el Hijo. Y así engrandece el alma al Padre, Hijo y Espíritu Santo, encareciendo tres grandes mercedes y bienes que en ella hacen, por haberle trocado su muerte en vida, transformándola en sí. La primera es llaga regalada, y esta atribuye al Espíritu Santo; y por eso le llama cauterio. La segunda es gusto de vida eterna, y esta atribuye al Hijo; y por eso le llama toque delicado. La tercera es haberla transformado en sí, que es la deuda con que queda bien pagada el alma, y esta atribuyese al Padre; y por eso se llama mano blanda. Y aunque aquí nombra las tres, por causa de las propiedades de los efectos, sólo con uno habla, diciendo: en vida la has trocado, porque todos ellos obran en uno, y así todo lo atribuye a uno, y todo a todos. Síguese el verso:

¡Oh cauterio suave!

2 / Este cauterio, como habemos dicho, es aquí el Espíritu Santo, porque, como Moisés en el Deuteronomio, nuestro Señor Dios es fuego consumidor (4,24), es a saber, fuego de amor; el cual, como sea de infinita fuerza, inestimablemente puede consumir y transformar en sí el alma que tocare. Pero a cada una abrasa y absorbe como la halla dispuesta, a una más y a otra menos; y esto cuando él quiere y cómo y cuánto quiere. Y, como él sea infinito fuego de amor, cuando él quiere tocar al alma algo apretadamente, es el ardor de ella en tan sumo grado de amor que le parece a ella que está ardiendo sobre todos los ardores del mundo. Que por eso en esta junta llama ella al Espíritu Santo cauterio, porque así como en el cauterio está el fuego más intenso y vehemente y hace mayor efecto que en los demás ignitos, así el acto de esta unión, por ser de inflamado fuego de amor más que todos los otros; y por eso le llama cauterio respecto de ellos. Y, por cuanto este divino fuego, en este caso, tiene transformada el alma en sí, no solamente siente cauterio, mas toda ella está hecha un cauterio de vehemente fuego.

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