miércoles

JOAQUÍN TORRES-GARCÍA: CONSTRUCTIVISMO, SEMIOLOGÍA Y MITOLOGÍA (3)


2. Metafísica: arquetipos y símbolos universales (2)

La realidad es la Idea, su “cifra” es el triángulo de las correspondencias ontológicas entre los tres mundos:

(1) Mundo intelectual: lo inmóvil, la posibilidad, (la Razón, la ley, la geometría, lo abstracto).

(2) Mundo emocional: la actividad, la manifestación, (el Alma, el deseo, la acción, la voluntad y la emoción).

(3) Mundo físico: lo organizado, lo materializado (el Cuerpo, lo material, lo concreto, la realización). (Torres, 1935: 1-3).

El Universo está compuesto por Ideas y Esencias, y la naturaleza por las figuraciones del “espíritu universal”, cuya materialización mediante la concreción estética en forma gráfica, le corresponde a un “artista mago” o diríamos, un místico, filósofo, magia que Torres compara con la de los artistas mayas, indios y negros, etc., semejanza que se basa en su interpretación de las Cosmologías del Arte Primitivo. (1935:102-104 y 1947: fasc. 2,9. (4) (Negritas nuestras).

Este arte de iniciación es mágico porque actualiza un “sistema” estético-mítico según un Orden y una Ley, entendiendo que la vida material es sólo uno de los tres aspectos de nuestra vida y del Todo, totalidad que no tiene ni principio ni fin, en un eterno movimiento y cambio de uno a otro aspecto de esta totalidad. El Todo está eternamente presente en el cual no existen las separaciones entre los tiempos y las cosas, todo es una cosa. Por esta razón metafísica, el arte concreto no debe narrar ni describir. (Torres, 1935:88-89). (Sea la obra tanto literaria, como musical o plástica). (Torres, 1935:51). Este universalismo extiende, que el hombre abstracto es parte del Cosmos que el individuo común existe por y en el hombre abstracto. (Torres, 1935:21-22).

Por esta razón, no se debe describir las figuraciones de la Naturaleza, sino que los modos de expresión del artista-mago son la geometría y el simbolismo, porque la geometría es el Lenguaje gráfico de la Razón y el símbolo expresa una idea gráfica que no representa otra cosa, como sucede con la imagen: “se representa a sí mismo”. Por ejemplo, el signo pez como símbolo de la tradición cristiana.

En Torres la idea y la forma son la misma cosa y por eso el “Arte es la ciencia de los signos de las cosas”, es un acto de verdad y alcanza tanto al fetiche realizado por un africano como el signo del creyente, Arte que expresa a la geométrica vida del Cosmos. (Torres, 1935:65-67 y 1947: fascículo 1, 14-19).

Su interpretación de la Tradición del hombre abstracto, supone que ha existido una tarea semejante de construcción simbólica, común al hombre pre-histórico, al azteca, al inca, al egipcio, el griego y hasta el hombre de la Edad Media. Según Torres, el hombre pre-histórico dibuja con un fin decorativo y religioso para un fin útil: señalar un camino, un suceso, una marca personal o de jerarquía; y propone una genealogía común, entre este arte simbólico, “germen de la escritura”, con “la expresión pictográfica”. (Torres, 1935:6-7).

En el buen arte primitivo simbólico, o “arte geométrico universal de los pueblos”, distingue: (1) la pintura figurativa no imitativa, el arte del individualismo profano, y (2) el arte geométrico de la tradición universal, o arte del hombre religioso; que son diferentes del arte decadente, el arte imitativo y decorativo. (Torres, 1944:727 y 1947: fasc. 1, 11-14).

Propone re-escribir el Canon occidental y por lo tanto una nueva clasificación para este arte de la Tradición abstracta que no recurre al fondo y la forma, al contenido, descripción, la alegoría y la metáfora; como el arte azteca, el incaico, el australiano, el arte negro de la Costa de Marfil y las pictografías de los indios de Norteamérica; y dejar de lado “muchas Historias del Arte que hacen perdurar un criterio equivocado”, aunque opina que, como lo “dice desde Montevideo poco aprovechará”. (Torres, 1944:752 y Torres, 1952:20).

Notas

(4) Torres se refiere a la “idea en el sentido platónico” que “existe como el arquetipo de toda cosa” y a su metafísica, y se disculpa de la carencia de “tecnicismo filosófico”. (Torres, 1947; fasc. 1, 36-41 y fasc., 5,50-51). En el Fedro, Platón distingue “entre el mundo cósmico del movimiento y el mundo inmutable de las Ideas que moran junto a la Verdad. Las ideas son arquetipos y representan el Ser de lo múltiple y lo cambiante. Debajo del Mundo de las Ideas y en el mundo Cósmico, existen el alma universal, los dioses y las almas humanas. (Fraile, 1971: 330-331).

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