El compositor (2)
Tucci cita la anotación de
letras y números que encontró en una de esas mañanas de hallazgos, con el
estribillo del tango “Volver”. Reflexiona que, obviamente el código acordado
con el cantor no era sino un modo de poder identificar o recuperar más tarde de
creada, la melodía, y agrega que por este procedimiento nacieron “Lejana tierra
mía”, “Arrabal amargo” del filme “Tango Bar” y “Apunte delantero buey” de “Cazadores
de estrellas.”
Tucci se extiende con
información muy interesante sobre los detalles que discutía con el cantor al
plasmar en la verdadera notación musical sus melodías, armonizándolas y
orquestándolas tal como suenan en la banda sonora de las películas. Por
ejemplo, en el tango “Sus ojos se cerraron” narra cómo a partir de los dos primeros
versos de Le Pera, que incluye “y el mundo sigue andando”, Gardel crea la
melodía y deseaba que su curva en la palabra “andando” hasta un si bemol. Tucci
trata de convencerlo con la ayuda del letrista que era mejor el si natural que
Gardel acepta finalmente, a regañadientes, para que la armonía alcanzara
mejores resultados.
El otro acontecimiento
que narra tiene que ver con la creación del tango “Por una cabeza”, que
pertenece a la última película que filmó Gardel: “Tango Bar”. Dice Tucci:
“Suena el teléfono a las
tres de la mañana. Medio dormido levanto el receptor y oigo la voz de Gardel
que me dice con evidente satisfacción: -Che, viejo, acabo de encontrar una
melodía macanuda para el tango ‘Por una cabeza’.
“Y procedió a cantármelo ipso
facto. No sé si sería porque todavía no me había despertado del todo, que al
oír por teléfono el fruto de su inspiración, ni la melodía ni la letra me
hicieron mucha impresión; y así se lo dije. Algo amoscado, Gardel me contestó
con su fina ironía: -Mirá, Beethoven, vos te quedás con tus corcheas y semifusas
pero no te metas conmigo en asuntos de matungos”.
Hasta aquí la cita de
Tucci que es reveladora de varios aspectos. En primer lugar a un noctámbulo
como Gardel no le debe haber preocupado, quizá siquiera advirtió la hora.
Luego, el modo coloquial rioplatense de su manera de expresarse, previsible,
por supuesto. Y, una vez más, el carácter espontáneo de su talento como creador
musical, que asociado a su arte vocal se entiende perfectamente que compusiera
apoyándose en los textos para que la cadencia gramatical y el rumbo semántico
de las palabras operara sobre los resortes de su genialidad de melodista.
Según parece el primer
tango que compuso Gardel fue “Mano a mano”, sobre la magistral letra de
Celedonio Flores, según se establece en “Cien tangos fundamentales” (1998) de
Oscar de Priore e Irene Amuchástegui. Fue compuesto por el dúo Gardel-Razzano aunque
también se afirma que allí José Ricardo habría sido parte o autor real de la
melodía. Gardel ya había grabado “Margot” del mismo poeta, antes de abordar
posiblemente a fines de 1922 “Mano a mano”. En la fuente citada se abunda sobre
los antecedentes que inspiraron a Flores, lo cual de ser ciertos, agregan al
hermoso texto un valor biográfico y documental, ya que sería el amor por una
mujer que llevó hasta su muerte el antor: Nunciatta.
La música posee dos temas
que se alternan en el sostén de las cinco estrofas que tiene el texto. Como
fórmula musical no es para nada habitual en la forma tradicional del tango que
suele recurrir a una melodía inicial, seguida por otra, seguida por la
reiteración de la inicial, que cierra el tango. Es decir, la fórmula tan
socorrida en la música que se describe como A-B-A.
Desde el punto de vista
de la melodía que acompaña al texto, sorprende la flexibilidad con la cual lo
sigue. Por ejemplo, el primer tema se divide en motivos que juegan sobre una
misma fórmula rítmica que sostiene con regularidad la letra: “rechiflao en mi
tristeza”, pausa, “hoy te evoco y veo que has sido” pausa “en mi pibre vida
paria” pausa “sólo una buena mujer”. El segundo tema se ciñe a la estrofa que
dice: “se dio el juego de remanye cuando vos pobre percanta / gambeteabas la
pobreza en la casa de pensión”. Modula para las palabras siguientes que cambian
por supuesto el tono como cambia la suerte del protagonista: “hoy sos toda una
bacana”, etc. Y de la alternancia de estos dos temas con las estrofas del texto
surge un tango memorable.
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