jueves

SELECCIÓN DE CUENTOS DE CABALLERÍA ROJA (12) - ISAAK BÁBEL


12 / PRISCHEPA


Me encamino a Léchniuv, don de se encuentra el estado mayor de nuestra división. Mi compañero de viaje es Prischepa, un joven cosaco de Kubán, pícaro impenitente, comunista expurgado del Partido, futuro merodeador, despreocupado sifilítico y un simpático mentiroso. Lleva el largo capote de los circasianos, hecho de un fino paño rojo y una capucha aterciopelada que le cae sobre la espalda. En el camino me ha contado su historia. Un relato que nunca olvidaré.

Hace un año, Prischepa desertó de los blancos. En represalia, sus padres fueron tomados de rehenes y asesinado después de interrogarlos. Los vecinos saquearon todos sus bienes. Cuando los blancos fueron expulsados de Kubán, Prischepa volvió a su pueblo natal.

Fue una mañana, antes de la salida del sol, cuando el aire se impregna de la ácida tufarada del sueño de los mujiks. Prischepa se apoderó de un carro militar y recorrió el pueblo en busca de los gramófonos robados, las cubas de kvas (8), y las toallas bordadas por su madre. Iba por la calle con un capote negro y un puñal curvo en el cinto; el carro iba rodando detrás de él. Prischepa recorría las casas de los vecinos y sus suelas dejaban una huella sangrienta en el camino. En las casas donde encontraba cosas de su madre o pipas de su padre, dejaba viejas apuñaladas, perros colgados sobre el pozo, íconos manchado de excrementos.

Los habitantes de la aldea, fumando sus pipas, seguían con una mirada turbia el camino de Prischepa. Los cosacos jóvenes se dispersaban por la estepa y llevaron la cuenta de las víctimas. La suma iba creciendo, sin embargo el pueblo callaba. Cuando Prischepa terminó su recorrido, volvió a la vacía casa de sus padres. Allí dispuso los muebles recuperados en el orden que recordaba de cuando niño y mandó a buscar vodka. Se encerró en la casa, estuvo bebiendo dos días y dos noches, cantó, lloró y golpeó la mesa con el sable. A la tercera noche, el pueblo vio humo sobre la casa de Prischepa. Chamuscado por las llamas, con la ropa hecha jirones, salió tambaleándose, sacó la vaca del establo, le puso el revólver en la boca y disparó. La tierra humeaba bajo sus pies; un anillo de fuego azulado salía por la chimenea y se desvanecía en el aire. Un ternero abandonado mugía en el establo. El incendio resplandecía como un domingo. Prischepa desató el caballo, saltó sobre la silla, arrojó al fuego un mechón de su pelo y se largó.

Notas

(8) Bebida fermentada a base de malta, muy refrescante en el verano.

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