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JOSEPH CAMPBELL EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (84)


2 / LA HUÍDA MÁGICA (1)


Si el héroe en su triunfo gana la bendición de la diosa o del dios y luego es explícitamente comisionado a regresar al mundo con algún elixir para la restauración de la sociedad, el último estadio de su aventura está apoyado por todas las fuerzas de su patrono sobrenatural. Por otra parte, si el trofeo ha sido obtenido a pesar de la oposición de su guardián, o si el deseo del héroe de regresar al mundo ha sido resentido por los dioses o los demonios, el último estadio del círculo mitológico se convierte en una persecución agitada y a menudo cómica. Esta fuga puede complicarse con milagrosos obstáculos y evasiones mágicas.

Los galeses hablan, por ejemplo, del héroe Gwion Bach, quien se encontró en la Tierra bajo las Ondas. Específicamente, estaba en el fondo del lago Bala en Merionetshire, al norte de Gales. En el fondo de ese lago vivía un viejo gigante, Tegid el Calvo, con su esposa Caridwen. Esta última en uno de sus aspectos era la protectora del grano y de las cosechas abundantes y en otro la diosa de la poesía y de las letras. Poseía una enorme marmita y deseaba preparar en ella un filtro de ciencia y de inspiración. Con la ayuda de libros de nigromancia compuso un brebaje negro que luego colocó sobre el fuego para que se cocinara durante un año y al final de dicho período deberían obtenerse tres gotas benditas de la gracia de la inspiración.

Y ella le encargó a nuestro héroe, Gwion Bach, que revolviera el caldero y a un ciego, llamado Morda, que conservara vivo el fuego, “y les encargó que no permitieran que dejara de hervir por el espacio de un año y un día. Y ella misma, de acuerdo con los libros de los astrónomos y en horas planetarias, se ocupaba de recoger diariamente todas las hierbas dotadas de poderes mágicos. Y un día, hacia el final del año, cuando Caridwen estaba cortando plantas y haciendo hechizos, sucedió que tres gotas del licor encantado saltaron del caldero y cayeron sobre el dedo de Gwion Bach. Como estaban muy calientes, se llevó el dedo a la boca y desde el instante en que probó las milagrosas gotas, pudo prever todo lo que iba a suceder y percibió que su principal cuidado debería ser guardarse de las astucias de Caridwen, porque grandes eran sus habilidades. Lleno de terror, huyó hacia su país natal. El caldero se partió en dos, porque todo el líquido que contenía era venenoso con excepción de las tres notas encantadas; por eso los caballos de Gwyddno Garanhir fueron envenenados por el agua del arroyo por el cual corrió del líquido del caldero y la confluencia de ese arroyo fue llamada desde ese momento Veneno de los Caballos de Gwyddno.

Cuando regresó Caridwen, vio que se había perdido el trabajo de todo un año. Tomó un pedazo de madera y golpeó al ciego Morda en la cabeza hasta que uno de sus ojos saltó sobre su mejilla. Él le dijo: ‘Injustamente me habéis desfigurado, porque soy inocente. Vuestra pérdida no fue causada por mí.’ ‘Dices la verdad -dijo Caridwen-, fue Gwion Bach quien me robó.’

Y se lanzó en su persecución. Cuando él la vio se convirtió en liebre y huyó. Pero ella se convirtió en lebrel y estuvo a punto de alcanzarlo. Entonces él corrió hacia un río y se convirtió en paz. Y ella lo persiguió bajo el agua convertida en nutria hasta que él se vio obligado a convertirse en pájaro y volar. Y ella, bajo la forma de halcón lo siguió y no le dio descanso en el cielo. Y cuando estaba a punto de apresarlo y él sintió el temor de la muerte, descubrió un montón de trigo en un granero y se convirtió en uno de los granos. Entonces ella se transformó en una gallina negra de alta cresta, se dirigió al trigo, escarbó con sus patas, encontró el grano y se lo tragó. Y entonces, dice la historia, lo llevó en el vientre nueve meses y cuando lo parió no tuvo fuerza para matarlo, por su gran belleza. De manera que lo metió en una bolsa de cuero y lo tiró al mar; a la misericordia de Dios, un día Veintinueve de abril.” (3)

Notas

(3) “Taliesin”, traducido por Lady Charlotte Guest en The Mabinogion Everyuman’s Library, Nº 97, pp. 263-264). Taliesin, “Jefe de los Bardos de Occidente”, puede haber sido un personaje histórico real del siglo VI d. C., contemporáneo del jefe que convirtió en el “Rey Arturo” de los romances posteriores. La leyenda bardo y los poemas sobreviven en un manuscrito del siglo XIII, “El Libro de Taliesin”, que es uno de los “Cuatro Antiguos Libros de Gales”. Un mabinog (galés) es un aprendiz de bardo. El término mabinogi (instrucción juvenil) denota el material tradicional (mitos, leyendas, poemas, etc.) que se enseñaba al mabinog que era su deber aprender de memoria. Mabinogion, plural de maninogi, fue el nombre que dio Lady Charlotte Guest a su traducción (1838-49) de los once romances de los “Libros Antiguos”. El mundo poético de Gales, así como el de Irlanda y Escocia, desciende de un muy antiguo y abundante acervo de mitos paganos y célticos. Este fue transformado y vivificado por los misioneros y cronistas cristianos (siglo V y siguientes), quienes registraron las viejas historias y trataron trabajosamente de coordinarlas con la Biblia. Durante el siglo X, un brillante período de producción de romances, centrado sobre todo en Irlanda, convirtió la herencia en una importante fuerza contemporánea. Los bardos célticos fueron a las cortes de la Europa cristiana; y los temas célticos fueron repetidos por los juglares paganos escandinavos. Una gran parte de los cuentos de hadas europeos, tanto como los fundamentos de la tradición artúrica, se remonta a este primer gran período creador del romance occidental. (Ver Gertrude Schopperle, Tristan and Isolt, A Study of the Sources of the Romance, Londres y Frankfort del Meno, 1913).

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