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IRMA HOESLI - MOZART: LAS CARTAS DE UN GENIO DE LA MÚSICA (59)


LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO (2)

EL JUSTO MEDIO (3)


Con cuánta exaltación busca Beethoven reconciliarse con un amigo ofendido:

Mi Wegeler querido, anímate una vez y arrójate en los brazos de tu Beeethoven. Construye sobre las buenas cualidades que solías encontrar en él. Te prometo que el nuevo templo de la santa amistad que erigirás sobre ellas será fuerte, eterno. Ninguna casualidad ni tormenta podrá conmoverlo de sus sólidos cimientos -fuerte -eterna - ¡nuestra amistad! ¡Perdón, olvido, nueva vida para la amistad moribunda! (1)

Mozart, en cambio, piensa audaz y sensatamente en que tenía derecho de estar de mal humor:

¡Seguramente está usted enojado conmigo pues no me contesta! Si comparo sus demostraciones de amistad y mis pretensiones encuentro que usted tenía absoluta razón. Pero si comparo mis desgracias (sin tener yo la culpa) y nuevamente sus sentimientos encuentro, también, que merezco una disculpa. (2)

Casi con matemática simetría se han pasado las frases. Nunca hubiera llegado Mozart a los siguientes extremos:

¡No venga más a mi casa! ¡Es un perro falso y a los perros falsos los lleve el desollador!
                                                                                                                  
Beethoven.

Algunos días más tarde:

¡Consuelo de mi corazón!
Eres un tipo honrado y tienes razón, de eso me doy cuenta. Ven, pues, esta tarde a mi casa… (2)

En el curso de dos días Beethoven reparte odio y amor. Según sea su estado de ánimo ofende o hace feliz. Mozart, en cambio, siempre encuentra el justo medio dando muestras de un inefable sentido del tacto. Citaremos un solo ejemplo de la extraordinaria sensibilidad de Mozart. Le es penoso ser amonestado innecesariamente, pero domina el arte de exponer sin herir. Veremos en el siguiente párrafo con cuánta amabilidad sabe enfrentar tales situaciones:

Usted me escribe que ahora debo pensar en mi padre, descubrirle sinceramente mis pensamientos y poner mi confianza en él -¡qué desgraciado sería yo si necesitara que me lo recuerden!- Es muy útil para mí que me lo recordara, sólo que estoy contento -y usted también lo está- porque no lo necesito. (3)

Otra prueba de la cuidadosa moderación de Mozart es su riqueza de medios de expresión. Su estilo no es recargado ni pobre. Su redacción muestra equilibrado contenido, pero no es ambigua o sin compromiso. Mozart se expresa con precisión y justeza. Emplea todos los medios para no dejar lugar a dudas.

Su juicio bien definido cobre Clementi, el pianista a quien ovacionaba todo el mundo, vuelve dos y hasta tres veces casi con las mismas palabras en las cartas de Mozart:

Clementi toca bien, cuando se trata de la ejecución son la mano derecha -su fuerte son los pasajes en tercera-, por lo demás no tiene un kreutzer (*) de sentimiento ni de gusto, toca mecánicamente.


Notas

(1) Beethoven, a Fr. Wegeler, Viena, 1794-1796, pág. 11.
(2) A Puchberg, Viena, 17-VII-1789, II, 433.
(3) Beethoven a I. N. Hummel, Viena, ?-1778, pág. 12.
(4) Al abate Bullinger, París, 7-VIII-1778, II, 350.
(5) A su padre, Viena, 12-I-1782, II, 150.
(*) Kreutzer, moneda de poco valor. (N. del T.)

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