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EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (66) - JOSEPH CAMPBELL


4 / APOTEOSIS (5)

Los siguientes versos tibetanos, por ejemplo, del poeta y santo Milarepa, fueron compuesto en los tiempos en que el Papa Urbano II predicaba la Primera Cruzada:

Dentro de la Ciudad Ilusoria de los Seis Planos del Mundo
El factor principal es el pecado y la oscuridad nacida de las malas obras;
El Ser sigue los dictados de sus gustos y de sus repugnancias,
Y nunca halla el tiempo de conocer la Igualdad:
Huye, oh hijo mío, de los gustos y de las repugnancias.  (113)

Di conocéis el vacío de todas las cosas, la Compasión
se producirá en vuestros corazones;
Si perdéis toda diferencia entre vosotros y vuestros semejantes,
estaréis preparados para servir a otros;
Y cuando al servirlos tengáis éxito, entonces me habréis encontrado.
Y si me encontráis, habréis llegado al estado de Buddha.” (114)

La paz está en el corazón de todos porque Avalokiteshvara-Kwannon, el poderoso Bodhisattva, el Amor sin límites, incluye, considera y habita en todos los seres sensibles sin excepción. Considera la perfección de las delicadas alas de un insecto, rota por el paso del tiempo, y él mismo es al mismo tiempo su perfección y su desintegración. La perenne agonía del hombre, sus torturas, sus equivocaciones, mezcladas en la red de su propio delirio; sus frustraciones, aun cuando tiene dentro de sí mismo, escondido y absolutamente inutilizado el secreto de su libertad: también esto lo mira él, y es él mismo. Los ángeles serenos están por encima del hombre; por debajo, los demonios y los que mueren infelices; a todos ellos los atrae el Bodhisattva con los rayos de sus manos enjoyadas, y ellos son él y él es ellos. Los atados y entorpecidos centros de la conciencia, doblados en millones de dobleces, en cada uno de los planos de la existencia (y no sólo de este universo presente, limitado por la Vía Láctea, sino más allá, en el reino del espacio), galaxia detrás de galaxia, mundo detrás de mundo de universos que nacen de la eterna fuente del vacío, que vienen a la vida y como una burbuja se desvanecen: una y otra vez: una multitud de vidas: todas sufren: todas ligadas en el tenue y apretado círculo de sí mismas, odiando, matando, engañando y deseando la paz después de la victoria: todos estos son los hijos, las enloquecidas figuras del transitorio pero inagotable, largo sueño universal del que Todo lo Mira, cuya esencia es la esencia del Vacío: “El señor que mira desde arriba con Piedad.”

Pero el nombre significa también: “El Señor que muestra su Interior”. (115) Todos somos reflejos de la imagen del Bodhisattva. El que sufre de nosotros es ese ser divino. Nosotros y el padre protector somos uno solo. Esta es la visión interior que redime. Ese padre protector es cada hombre que encontramos. Así, debe saberse que aunque este cuerpo ignorante, limitado, que trata de defenderse, puede sentirse amenazado por algún otro -el enemigo-, ese también es Dios. El ogro nos destruye, pero el héroe, el candidato idóneo, pasa por la iniciación “como un hombre”; y he aquí que era el padre: nosotros en Él y Él en nosotros. (116) La madre querida y protectora de nuestro cuerpo no podría defendernos del Gran Padre Serpiente; el cuerpo mortal y tangible que ella nos da fue entregado al poder terrible de él. Pero la muerte no era el fin. La nueva vida, el nuevo nacimiento, el nuevo conocimiento de la existencia (de manera que no vivimos sólo en este cuerpo físico, sino en todos los cuerpos, en todos los cuerpos físicos del mundo, como el Bodhisattva) nos fueron entregados. El mismo padre ha sido el vientre, la madre, de un segundo nacimiento. (117)

Este es el significado de la imagen del dios bisexual. Es el misterio del tema de la iniciación. Se nos aparta de la madre, se nos mastica en fragmentos y se nos asimila al cuerpo universalmente aniquilador del mundo del ogro para quien todos los seres y las formas preciosas son los elementos de un festín, pero entonces, milagrosamente renacidos, llegamos a ser más de lo que éramos. Si el Dios es un arquetipo racial, tribal, nacional o sectario, somos los guerreros de su causa; pero si es el señor del universo mismo, seguimos adelante como quien sabe que todos los hombres son sus hermanos. Y en cualquier caso, las imágenes infantiles de los padres y las ideas sobre el “bien y el “mal”, se han superado. Ya no deseamos ni tememos, somos lo que se ha deseado y se ha temido. Todos los dioses, Bodhisattvas y Buddhas están implícitos en nosotros, como en el halo del poderoso portador del loto del mundo.


Notas

(114) “Himno de los preceptos Yoga de Milarepa”, ibid., p. 273. La “vacuidad de todas las cosas” (sánscrito: shunyata, “vacío”) se refiere, por una parte, a la naturaleza ilusoria del mundo fenoménico y por otra a la impropiedad de atribuir las cualidades que podemos conocer por nuestra experiencia del mundo fenoménico a lo Imperecedero.

En el esplendor Celestial del Vado
no existe sombra de cosa o de concepto,
pero penetra todo objeto de conocimiento;
obediencia al Vado Inmutable.

(115) Avalokita (sánscrito) = “mirar hacia abajo” pero también “visto”; ishvara=”Señor”; por lo tanto, los dos significan “El Señor que mira hacia abajo (con piedad)” y “El Señor Visto (por dentro)” (a e i se combinan en sánscrito en e; de aquí Avalokiteshvara). Véase W. Y. Evans-Wentz, Tibetan Yoga and Secret Doctrine (Oxford University Press, 1935), o. 233, nota 2.

(116) La misma idea se expresa frecuentemente en los Upanishads; a saber: “Este ser se da a ese ser, ese ser se da a este ser. Así ellos se obtienen mutuamente. En esta forma él llega al mundo de más allá, en esa forma experimenta este mundo” (Aitareya Aranyaka, 2, 3, 7). También es sabido a los místicos del Islam: “Por treinta años el Dios trascendente fue mi espejo, ahora soy mi propio espejo. Digo que yo soy mi propio espejo: esto es, aquello que era ya no soy; el Dios trascendente es su propio espejo. Digo que yo soy mi propio espejo, porque es Dios quien habla con mi lengua y yo he desaparecido” (Bayazid, como aparece citado en El legado del Islam, T. W. Arnold y A. Guillaume, editores, Oxford Press, 1931, p. 216 -hay traducción esp.-)

(117) “Llegué de Bayazid como una serpiente sale de su piel. Miré entonces. Vi que el amante, el amado y el amor son una sola cosa, porque en el mundo de la unidad todo puede ser uno” (Bayazid, loc. Cit.)

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