LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO
EL JUSTO MEDIO (4)
Mozart no necesita muchas
palabras para acertar en lo esencial. Por más acerba que sea su crítica no se
deja arrastrar a comentarios malignos. Como músico acabado define en tres
palabras los componentes de una ejecución pianística: oficio, “sentimiento” y “gusto”.
El segundo juicio difiere
sólo en la palabra “sensibilidad” del primero. Pero aquí “sensibilidad” es
sinónimo de “sentimiento”:
Tiene mucha habilidad en
la mano derecha -sus pasajes principales son las terceras-, por lo demás no tiene
un kreutzer de sensibilidad ni gusto- un simple ejecutante mecánico. (1)
Algún tiempo más tarde Mozart
advierte a su hermana sobre las sonatas de Clementi. Por tercera vez vuelve su
juicio sobre el virtuoso:
Clementi, como todos los
italianos, es un charlatán. Escribe presto y aun prestísimo y allá breve en una
sonata y la ejecuta allegro en cuatro por cuatro. Lo sé porque se lo he
escuchado a él. Lo que hace bien son los pasajes en tercera, pero para
conseguirlo ha estado sudando día y noche en Londres; fuera de eso no tiene
nada, absolutamente nada, el menor sentido de la interpretación y gusto, ni
mucho menos de sensibilidad. (2)
La precisión, que no
permite decir ni demasiado ni poco, caracteriza profundamente al estilo de
Mozart. No nos llamaría la atención si se expresara con exageración en lo que
se refiere a la admirada y amada, y muy dotada Aloysia Weber. Sin embargo,
también aquí falta toda exageración ampulosa; Mozart se ciñe a la objetividad:
La copia de las arias
tampoco ha de costarme mucho, pues me las ha copiado un cierto señor… Weber.
Tiene una hija que canta muy bien y tiene una voz muy límpida y apenas 15 años.
Sólo le falta saber actuar, después podrá hacer la prima donna en cualquier
teatro. (3)
Encomia brevemente la
escuela y los dones naturales de la muchacha, pero empequeñece su mérito al
negarle desenvoltura dramática.
Entonces la señorita
Weber cantó tres arias. No comentaré su canto, en una palabra: ¡excelente! (4)
El canto, que tanto entusiasma
a Mozart, es elogiado al pasar y enseguida pasa a otros temas. Reina la discreción,
así como en la composición de sus óperas es principio. Evita todos los defectos
violentos y compone, para los momentos de mayor conmoción espiritual, la música
más contenida. Donde un Wagner se desencadenaría patético, Mozart ordena a
sotto voce.
Después que Aloysia ha
cantado una de sus arias comunica a su padre:
…quisiera que usted
hubiera oído mi nueva aria, de la que le hablé la vez pasada, cantada por ella.
Por ella sigo porque está hecha para ella. Un hombre, que como usted sabe lo
que es cantar con portamento, hubiera encontrado un placer completo en ello. (5)
Mozart no está simplemente
arrebatado. Conserva la distancia para escribir, como un conocedor a otro
conocedor. En forma parecida elogia otra vez, exclusivamente con términos
técnicos:
…desearía que usted también
la hubiera oído, tal como ella lo elabora (produziert) y cómo fue cantado, con
esa limpieza en el gusto, piano y forte. (6)
Notas
(1) A su padre, Viena,
16-I-1782, II, 151.
(2) A su padre, Viena,
7-VI-1782, II, 205.
(3) A su padre, Mannheim,
17-I-1778, I, 366.
(4) A su padre, Mannheim,
4-II-1778, I, 382.
(5) A su padre, Mannheim,
7-III-1778, I, 431.
(6) A su padre, París,
24-III-1778, I, 437.
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