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EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (67) - JOSEPH CAMPBELL


4 / APOTEOSIS (6)

“Venid y volvamos a Yavé: Él desgarró, Él nos curará; Él hirió, Él nos vendará. Él nos dará vida a los dos días y al tercero nos levantará y viviremos ante Él. Conoceremos, nos esforzaremos por conocer a Yavé. Como aurora está aparejada su aparición, vendrá como la lluvia, como lluvia temprana que riega la tierra.” (118)

Este es el sentido de la primera maravilla del Bodhisattva: el carácter andrógino de la presencia. Por lo tanto, se unen las dos aventuras mitológicas aparentemente opuestas: el Encuentro con la Diosa y la reconciliación con el Padre. Pues en la primera, el iniciado aprende que el varón y la hembra son (como se expresa en el Brihadaranyaka Upanishad) “las dos mitades de un guisante partido.” (119) Y en la segunda, se descubre que el Padre es antecedente de la división del sexo: el pronombre “Él” era una forma de hablar, y el mito del estado de Hijo una línea guía que debe ser borrada. Y en ambos casos se descubre (o más bien, se recuerda) que el héroe en sí mismo es aquello que ha venido a encontrar.

La segunda maravilla del mito del Bodhisattva es su aniquilación de la distinción entre la vida y la liberación de la vida, que está simbolizada (como hemos observado) en la renunciación del Bodhisattva al Nirvana. En pocas palabras, el Nirvana significa: “La Extinción del Fuego Triple del Deseo, de la Hostilidad y del Engaño.” (120). Como el lector recordará, en la leyenda de la Tentación debajo del Árbol Bo (supra, pp. 36-37) el antagonista del Futuro Buddha era Kama-Mara, literalmente “Deseo-Hostilidad” o “Amor y Muerte”, el mago del Engaño. Era una personificación del Fuego Triple y de las dificultades de la última prueba, el último guardián del umbral que debe atravesar el héroe universal en su suprema aventura al Nirvana. Después de haberse sometido dentro de sí mismo hasta llegar al punto crítico del último el Fuego Triple, que es la fuerza que mueve el universo, el Salvador miró reflejadas, como en un espejo a su alrededor, las últimas fantasías proyectadas de su primitiva voluntad física de vivir como otros seres humanos: la voluntad de vivir de acuerdo con los motivos normales de deseo y de hostilidad, en un ambiente engañoso de causas, fines y medios fenoménicos. Él fue asaltado, pues, por la última furia de la carne despreciada, en este momento del que todo dependía; de una sola brasa podría levantarse de nuevo todo el incendio completo.

Esta leyenda tan celebrada ofrece un ejemplo excelente de la estrecha relación mantenida en oriente entre el mito, la psicología y la metafísica. Las vívidas personificaciones preparan al intelecto para la doctrina de la interdependencia de los mundos interno y externo. No cabe duda de que la atención del lector ha sido atraída por cierta semejanza entre esta antigua doctrina mitológica de la dinámica de la psique y las enseñanzas de la moderna escuela freudiana. De acuerdo con esta última, el deseo de vivir (eros o libido, correspondiente al kama budista, “deseo”) y el deseo de la muerte (thánatos o destrudo, que es idéntico al mara budista, “hostilidad o muerte”) son las dos tendencias que no sólo mueven al individuo desde su interior sino que animan para él el mundo que lo rodea. (121) Es más, los engaños basados en el inconsciente, de los que se levantan los deseos y hostilidades, están en ambos sistemas disipados por el análisis psicológico (sánscrito, viveka) e iluminación (sánsacrito, vidyâ). Sin embargo, las nietas de las dos enseñanzas, la tradicional y la moderna, no coinciden exactamente.


Notas

(118) Oseas, 6:1-3.
(119) Brihadaranyaka Upanishad, 1, 4, 3. Cf. Infra, p. 253.
(120) El verbo nirvâ (sánacrito) es, literalmente, ‘extinguir de un soplo’, no en forma transitiva, sino como el fuego se apaga… Privado de combustible, el fuego de la vida se ‘pacifica’, se extingue; cuando la mente ha sido dominada, se obtiene ‘la paz del Nirvana’, la ‘despiración en Dios’. …Y la paz se alcanza cuando dejamos de nutrir nuestros fuegos; de esa paz se dice bien en otra tradición que ‘está más allá del entendimiento’” (Ananda K. Coomaraswamy, Hinduis and Buddhism, Nueva York, The Philosophical Library, sin fecha, p. 63). La palabra “despiración” se ha formado por una latinización literal del sánscrito nirvana; nir =”fuera, aparte, hacia afuera, fuera de, lejos de”; vana=”soplado”; nirvana=”apagado, extinguido”.
(121) Sigmund Freud, Más allá del principio del placer (Obras completas, ed. Cit., pp. 1111-1139. Ver también Karl Menninger, Love against Hate, p. 262.

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